Así es el ambicioso proyecto “ecofriendly” que quiere cruzar el océano atlántico

El carguero que se encarga de llevar las palas de los aerogeneradores ya impresionó bastante, pero que bueno sería si además fuese el viento su fuente de energía. No es el caso del proyecto que están llevando a cabo algunas empresas en Suecia, pero sí se trata de un enorme carguero impulsado por energía eólica.

Se trata de un concepto de carguero con el que aspiran a poder llevar hasta 7.000 coches. Algo que per se es llamativo (aunque ya hay cargueros con altas capacidades), pero lo que más destaca es la idea de que sea un “barco cero emisiones”, con la eólica como su principal fuente de energía.

¿Velas por alas de avión?

Oceanbird, que así se llama el proyecto, es fruto del trabajo del equipo de investigación de la Marina Sueca en colaboración con Wallenius Marine, KTH y SSPA, estando co-financiado por la Administración de Transporte del país. Su intención: hacer posible la navegación más respetuosa con el medio ambiente en el transporte marino.

Para ello, el Oceanbird dispondría de torres de 80 metros para poder aprovechar el viento. En palabras del arquitecto naval Carl-Johan Söder, el barco podrá alcanzar la velocidad media de 10 nudos, según él la habitual al atravesar el Atlántico.

Con todo esto, esperan que Oceanbird sea capaz de cruzar el Atlántico en unos doce días, unos cuatro días más de lo que explican que suele tardar un carguero con motores alimentados con combustibles fósiles.

Las torres estarán construidas con acero y un material compuesto, de modo que al final se parecen mucho más a un ala de avión que a lo que sería una vela de velero tradicional. Según lo previsto, medirá unos 200 metros de largo y tendrá un casco un tanto especial, al incorporar aletas para compensar el movimiento de las torres.

Ecofriendly

Eso sí, no se trata de un carguero “cero emisiones“. Según la documentación podría reducir las emisiones en un 90%, aunque a la hora de atracar en un puerto se recurriría al combustible fósil.

Según Ulysse Dhomé, investigador en el KTH Royal Institute of Technology y parte del equipo implicado en el desarrollo del proyecto, se parte de la (evidente) base de que “el viento está ahí y no necesitamos producirlo“, pero explica que el Oceanbird es un verdadero reto en cuanto a diseño porque no hay precedentes. Además, en este caso la idea es que una combinación de sensores y algoritmos se encarguen del control de las torres eólicas.

Por el momento sólo han hecho pruebas en mar abierto con modelos a escala de siete metros, que continuarán este otoño hasta 2021. Esperan poder estrenar la versión definitiva en 2024, aunque se trata de un proyecto bastante ambicioso y son más bien pocos los detalles que tenemos de su funcionamiento.