Se derrumba el mercado de oficinas en Argentina y el mundo: el caso WeWork como víctima de un cambio de época
La crisis generada por la pandemia impactó con fuerza en los negocios llamados “tradicionales” pero, al mismo tiempo, les ofreció mayor crecimiento a las empresas de la llamada nueva economía.
Así, no sorprende que las acciones de Amazon hayan pasado de 1.700 dólares a casi u$s3.200 desde marzo, gracias al impulso del ecommerce en tiempos de aislamiento. En Latinoamérica, Mercado Libre también lo aprovechó: su papel pasó de u$s750 a rondar los u$s1.200.
Quizás el caso más paradigmático haya sido el de Zoom, una plataforma para reuniones en video que ya era utilizada en la prepandemia pero que explotó con el brote de coronavirus: sus acciones treparon de u$s109 a los u$s260 actuales.
Sin embargo, hubo una firma que no pudo aprovechar el viento de cola que benefició a las compañías digitales: se trata de WeWork, emblema del coworking, que tuvo un 2019 para el olvido y este año tampoco lo está transitando en un lecho de rosas.
De hecho, el gigante japonés Softbank había invertido u$s2.000 millones para aumentar su participación en un negocio que prometía explotar. En las buenas épocas, su capitalización de mercado se había elevado hasta los u$s47.000 millones. Sólo le restaba salir a cotizar en Wall Street.
Pero varios escándalos y polémicas, que incluyeron el despido de su CEO y fundador, Adam Neumann, derivaron en que esa valoración se desplomara y que SoftBank debiera salir a su rescate. En este marco, se precipitó a menos de u$s8.000 millones.
El teletrabajo obligado al que fueron sometidas empresas de todo el mundo no le facilitaron las cosas y el ahora unicornio “desplumado” debió desprenderse de activos estratégicos, como la escuela de código Flatiron School o la firma de software Teem.
También despidió más de 8.000 empleados, es decir, el 60% del total de su plantilla, para pasar a tener unos 5.600. Encima, no está pudiendo capitalizar el derrumbe del mercado de oficinas, que sólo en EE.UU. bajó casi 10% en cantidad de operaciones.
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¿Y en Argentina?
Tiempo atrás, el futuro se presentaba más que alentador. Tanto es así que su director en Argentina,Tomás Calusio, lo sintetizaba a iProUP en esta frase: “En 2017, cuando desembarcamos en el país, teníamos 2.200 miembros. En 2018 pasamos a 4.900. El crecimiento fue del 122%. Para 2019 estimamos llegar a 9.000 y creceremos más del 80%”
Hoy, en cambio, el panorama es desolador y nadie en la empresa habla de cifras. En el país venían funcionando más de 150 de estos espacios flexibles, de los cuales 90% son privados y el resto corresponde a organizaciones no lucrativas y gobiernos.
“El nuevo concepto de los ambientes laborales fue tomando fuerza en los últimos años en Argentina. El público emprendedor fue el primero en incorporarlos”, explican a iProUP desde Teamworks y agregan que, de a poco, las Pymes también se fueron sumando a estos espacios gracias a la reducción considerable en los costos.
Pero la llegada del coronavirus se los llevó puestos a los grandes jugadores del sector. Los coworkings vieron cómo se cortó su fuente de ingresos desde la raíz, principalmente ya que su negocio se basa en el arrendamiento de locaciones a individuos o a compañías.
“El coronavirus obligó a las empresas a reconfigurar el formato de trabajo presencial y a enviar a todos los colaboradores a sus hogares”, explica a iProUP Nicolás Coccolo, Gerente de Marketing Latam de Jobs en Bumeran.
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Cuándo se levantará la cuarentena aún es una incógnita. Lo que sí es seguro es que los cambios que se observan en todos los ámbitos seguirán su rumbo hacia un futuro que pocos logran imaginar. La aceleración del home office en la mayoría de las firmas representa un ejemplo del nuevo paradigma en el mundo laboral que traerá sus lógicas consecuencias.
“Dada la volatilidad de la economía y la elevada incertidumbre, muchas empresas se encuentran reevaluando sus necesidades inmobiliarias a largo plazo para así evitar contratos extensos“, argumenta Calusio.
Por otro lado, destaca a iProUP la implementación del modelo conocido como hub-and-spoke, en el que una empresa mantiene una sede principal y oficinas satélites en puntos de la ciudad como una alternativa más que factible para los nuevos tiempos. “En lugar de la clásica sede a la que todo el mundo tiene que ir, cada trabajador podrá presentarse en la oficina más cercana de su casa”, dice.
El número uno de WeWork en el país reconoce que, puertas adentro, “pensar en los cambios que el Covid-19 trajo a la cotidianeidad y cómo nos adaptaremos se volvió un tema de todos los días”. Y añade que la mayoría de las empresas está acelerando la ejecución de diferentes proyectos para adaptarse en algún momento a la nueva normalidad.
Por su parte, Federico Barni, country manager de Zonaprop, anticipa a iProUP que “el mercado de oficinas se reconvertirá para recibir a una nueva demanda que seguramente buscará espacios más amplios y de colaboración interdisciplinaria, en los que diversos profesionales puedan desarrollarse y generar alianzas”.
En este sentido, remarca que estas locaciones deberán reconfigurarse, “adoptando layouts (diseños) más similares a un coworking que permita que los empleados de las firmas que las ocupan asistan a un ambiente colaborativo, con todos los beneficios de una oficina y también un espacio en que se pueda lograr una mayor concentración que, muchas veces, es difícil tener en casa”.
En la misma sintonía, Coccolo destaca el aprendizaje que dejará la pandemia y su consecuencia en las nuevas formas de trabajo: “Se producirá una reducción de la cantidad de oficinas, que tendrá un impacto directo en la estructura de costos“, lo que provocará que los colaboradores alternen los días en los que concurran.
Desde Teamworks agregan que dentro de la incertidumbre económica mundial, “la crisis ayudó a que nuestro concepto pueda insertarse rápidamente en sectores industriales”. Creen que en la nueva normalidad deben proveer dos cuestiones vitales:
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- “Espacios que cumplan con las normativas de distanciamiento y cuidado de los miembros”
- “Flexibilidad en la forma de trabajo, mediante áreas que posean la opción de poder rotar a los colaboradores y con mobiliario que se adapte a la dinámica de distintos equipos”
El día después de la pandemia
La implementación casi total del trabajo en forma remota no solamente produciría una crisis total en el mundo de las oficinas, también empujará a empresas (en particular a los departamentos de Recursos Humanos) a idear estrategias para que quienes forman parte del staff no pierdan el sentido de pertenencia.
Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos del grupo Adecco, resalta a iProUP la importancia de hacer un análisis para saber si están preparadas para implementar alguna de las diferentes variables que dejará la pandemia.
“El desafío en las nuevas estructuras que surgieron luego de la pandemia para el área de RRHH es ser lo suficientemente creativo para promover instancias que nos permitan sentirnos igual de conectados“, agrega.
Coccolo coincide con su colega y destaca que “el relacionamiento humano es clave para la construcción de relaciones y equipo“, aunque subraya que las personas deben elegir efectuar sus tareas dónde se sientan más motivadas, productivas y comprometidas.
Para Calusio, “si bien el distanciamiento físico será parte de esta nueva normalidad, la colaboración y la conexión humana hoy son más importantes que nunca, y contar con un espacio seguro para hacerlo será clave. Pensar en un mundo laboral 100% virtual no parece la mejor opción“, completa.
Todavía no hay vacuna ni nueva normalidad a la vista. Pero se espera que la postpandemia permita que los coworkings sean una manera de aligerar las oficinas de las empresas para cumplir con el distanciamiento físico. Es la última ficha que se juegan WeWork y otras firmas de espacios compartidos para mantener su negocio.
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