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Economía circular

El revolucionario invento cordobés que transforma las heces de las mascotas en abono, ¿cómo funciona?

Se llama Cabono y cuenta con un biodigestor para la caca de los animales. El invento argentino que busca conquistar el mercado internacional.

Para algunos dará suerte, pero para todos pisarlas es sumamente desagradable y más si después hay que estar con un palito hurgando la zapatilla para limpiarla. Por eso, si de verdadera suerte hablamos, existe Cabono un emprendimiento cordobés creado por Gonzalo Abelleira Pons que intenta darle fin al riesgo de pisar caca de perro, pero más importante aún, reducir el uso de bolsas de residuo.

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Se trata de un digestor que se instala en una perforación para depositar las heces de las mascotas y transformarlas en abono con la ayuda de una dosis semanal de bacterias biodigestoras.

Cabono es un emprendimiento cordobés creado por Gonzalo Abelleira Pons que intenta darle fin al riesgo de pisar caca de perro, pero más importante aún, reducir el uso de bolsas de residuo. (crédito: Pedro Castillo – La voz del interior)

El Kit, compuesto por un biodigestor de madera, dos tipos de palas recolectoras y un pote de bacterias de 1 kilo, cuesta alrededor de los $100.000 (aunque hay opciones más económicas sin las palas o con potes más pequeños) y se comercializa a todo el país a través de su tienda online y las redes sociales.

Aunque hoy son fundamentalmente los dueños de mascotas sus principales clientes, Abelleira Pons entiende que para lograr un mayor impacto positivo sobre el medioambiente sería importante que en cada espacio público, ya sea una plaza, un parque o incluso en la calle, haya un Cabono instalado y quedar entonces siempre a mano de quien saca a pasear a su mascota.

La “magia” la hacen las bacterias, dicen desde Cabono.

La idea de crear Cabono surgió en 2015 justamente mientras Abelleira Pons limpiaba las heces de sus mascotas y la concretó gracias a los conocimientos de su madre bióloga que lo ayudó con un equipo de colegas a llegar a la fórmula bacteriológica necesaria para lograr la descomposición de las heces y neutralizar el olor.

“Fue un trabajo intenso con muchos ensayos e investigaciones; entre idas y vueltas estuvimos como 6 o 7 años desarrollando la fórmula”, aclara. Semanalmente debe echarse al digestor una dosis de bacterias que varía de acuerdo al tipo y tamaño del animal.

“Para nosotros es muy importante que la gente entienda bien cómo es el proceso y que como ningún animal es igual a otro y como no todos tienen el mismo tipo de alimentación los tiempos de descomposición, incluso por el tipo de suelo, pueden ser diferentes. Por eso, por lo menos hasta que se conozca bien el proceso, preferimos comercializar nosotros mismos el producto y acompañar a nuestros clientes no solo con la instalación sino también en el día a día evacuando dudas; algo que difícilmente se logre en comercios del rubro”, explica el emprendedor que hoy vende alrededor de 50 Kits de Cabono por mes.

Cómo funciona Cabono

La magia, explica Abelleira Pons, está en la fórmula de las bacterias por lo que quien tiene una mascota en un departamento también puede convertir en tierra las heces de su mascota. A diferencia de quien tiene jardín y puede hacer un pozo para poner un biodigestor, el que vive en un departamento puede hacer el tratamiento directamente en un tacho; la magia, insiste, la hacen las bacterias. Se calcula que un perro de 14 kilogramos hace alrededor de 67 kilogramos de excrementos por lo que se van a necesitar 230 gramos de bacterias por año. El pote de bacterias Cabono viene en tres presentaciones: 200 gramos, 500 gramos y en 1 kilogramo.

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El primer prototipo viable del biodigestor lo fabricó en madera; mandó a hacer seis para probar el mercado y los vendió todos en un mes; tiempo suficiente para que el boca en boca empezara a generarse y se multiplicaran los pedidos y pudiera ir reinvirtiendo en el proyecto. No recuerda cuánto invirtió, pero fue parte de la liquidación final que le pagó la tabacalera donde trabajó hasta que presentó su renuncia para dedicarse a Cabono. Dinero que le sirvió para mejorar el biodigestor utilizando chapa y armar la red de proveedores y fabricantes del kit.

Así es el kit completo de Cabono.

Ahora, con $2.500.000 que juntó gracias a la inyección de capital que le dio un inversor Endeavor que confió en Cabono y al posterior poyo de la Agencia Córdoba Innovar y Emprender, Abelleira Pons y su socia, María de los Ángeles Cáceres, se encuentran tramitando las certificaciones y trámites necesarios para a fin de año empezar a exportar en principio a los países limítrofes.

“La caca es caca y aunque suene feo es un problema que hay que solucionar de manera sustentable porque la opción de las bolsas de plástico tienen que terminar, todo termina depositado en algún basural a cielo abierto”, concluye el Abelleira Pons.

Fecha de publicación: 01/06, 5:41 pm