El curioso “material” que utilizan científicos argentinos para valorizar residuos agroindustriales
En La Plata, empezaron a estudiar a un grupo de "descomponedores" que podrían ser clave para tratar residuos reciclar.
Los científicos argentinos está buscando soluciones sostenibles a problemáticas como la generación de residuos y el aprovechamiento de recursos más sustentables en diferentes industrias.
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Desde la ciudad de Rosario, Santa Fe, un grupo de investigadores ya desarrolló un “cuero ecológico” a base de hongos. También a base de hongos, ahora investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) impulsan proyectos para aprovechar los residuos orgánicos y sumar propuestas al concepto de la economía circular y sustentable.
Así, buscan utilizar hongos para valorizar residuos agroindustriales de la ciudad y cuidar el ambiente. “La gestión adecuada de los residuos sin lugar a dudas es uno de los grandes desafíos de las sociedades. Entre ellos se encuentran los de naturaleza orgánica, siendo algunos generados a través de la producción agroindustrial”, explicó la universidad.
A su vez, recordaron que en 2015, Argentina como país miembro en la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, lo que implica el cumplimiento de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que conforman una agenda común apoyada en el convencimiento de que las iniciativas para acabar con la pobreza deben sumar estrategias que favorezcan el crecimiento económico, aborden necesidades sociales y luchen contra el cambio climático.
En ese sentido, mencionó en un comunicado que la elaboración de alimentos y bebidas como el aceite de oliva y el vino artesanal generan residuos sólidos como por ejemplo el alperujo (partes sólidas de la aceituna, carozo, la piel y restos grasos) o bien restos provenientes de poda, o el escobajo (estructura leñosa que soporta el conjunto de frutos que forman un racimo de uva) o bien los orujos de uva (hollejo de la uva, después de exprimida toda su pulpa), cuyo almacenamiento representa un problema actual de potencial impacto fitosanitario y ambiental, y que evalúan la existencia de alternativas sustentables para revalorizar estos desechos.
“El aprovechamiento de residuos provenientes de diferentes actividades de la región puede por ejemplo servir como sustrato para el crecimiento de hongos comestibles como Pleurotus ostreatus. Este es un plan que permite no sólo contribuir a la economía circular, sino también agregar valor a la actividad comercial de los hongos y su potencial en la generación sustentable de productos y empleo verde”, destacaron.
Casos en estudio
Desde el grupo de investigación del Instituto de Fisiología Vegetal (INFIVE, UNLP – CONICET) en colaboración con el Laboratorio de Biotecnología de Hongos Comestibles y Medicinales del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (CERZOS, Universidad Nacional del Sur – Conicet, Bahía Blanca), el Laboratorio de Ecosistemas Naturales y Agropecuarios (CICPBA-UNS, Bahía Blanca) y el Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA, UNLP – CONICET – CICPBA) se está investigando en la transformación de diferentes residuos orgánicos usando hongos para degradarlos y/o para usarlos como sustrato de crecimiento con destino final en la producción de fructificaciones para poder ser consumidas.
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En este sentido, explicaron que para llevar adelante este bioproceso se seleccionan hongos correspondientes a diferentes especies y procedentes de diversas fuentes que sugieren disimilitudes en sus habilidades nutricionales y con habilidad diferencial para degradar diferentes compuestos orgánicos, a fin de indagar las condiciones de cultivo que favorezcan la degradación y detoxificación de compuestos tóxicos o perjudiciales presentes en los desechos agroindustriales. Entre los residuos sólidos analizados se incluyen los orujos de oliva (alperujo) y uva de procedencia regional, así como sus residuos de poda y escobajo respectivamente.
Estos residuos sólidos bajo estudio tienen una composición química diversa que dificulta su degradación natural, en parte debido a la presencia de compuestos fenólicos solubles que son considerados el principal factor que limita su destino al suelo, ya que tienen actividad antimicrobiana y fitotóxica.
Por otro lado, su composición puede variar en función de las condiciones ambientales reinantes durante el ciclo del cultivo, variedad y grado de madurez de los frutos utilizados. “Por esta razón, es necesario saber en primer lugar cuáles son las propiedades que caracterizan a los residuos específicos de partida disponibles, para poder encontrar una manera beneficiosa y eficaz de valorizar estos subproductos. En este aspecto, se está evaluando la habilidad de diferentes hongos para colonizar mezclas de sustratos sólidos suplementados con chips de poda de olivar y cantidades crecientes de alperujo con la finalidad de hallar la proporción optima del residuo que puede tolerar el hongo sembrado para crecer en sistemas a mayor escala”, destacaron.
Otro caso estudiado es el residuo del orujo de uva de Vitis labrusca variedad Isabella de la Cooperativa del vino de la Costa de Berisso (provincia de Buenos Aires). “Aunque estos residuos podrían emplearse como abono orgánico, su naturaleza persistente, característico de la uva y relacionado al contenido de compuestos fenólicos, acompañada por una elevada la acidez (pH 3,5) y conductividad eléctrica, limita también su aplicación directa al suelo. Por lo tanto, nuestro grupo está llevando a cabo el tratamiento de estos subproductos sólidos con diferentes hongos que son sembrados en este tipo de residuo a fin de generar un abono orgánico que mejore las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos. En este sentido, se está analizando las características del material transformado por hongos adicionados, así como también su efecto en el crecimiento vegetal”, explicaron.
Además informaron que los sólidos residuales que se generan en la producción de los hongos comestibles y medicinales “también pueden ser reutilizados para alimentar animales, en la generación de biocombustibles, biofertilizantes, o bien como soporte para la producción de compost entre otros”.