Crearon una marca de toallitas ecológicas reutilizables y sueñan con llegar a los supermercados
En Argentina, Tienda Madre ofrece más que una solución sustentable para el ciclo menstrual. Por qué es una empresa consciente.
Guadalupe Olguin Dure (25), Federico Frisach (32), Cesar Lieggi (23) decidieron crean en 2018 una “empresa consciente”, como definen a Tienda Madre, para brindar más que una solución sustentable al uso de las toallitas higiénicas descartables e industriales.
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Como una Pyme comprometida con el medioambiente y cuidando el producto desde el origen, los socios crearon las primeras toallitas ecológicas patentadas de Argentina además de protectores diarios. Y buscan seguir creciendo: “Nos encantaría que cada mujer, que cada argentina, tenga la posibilidad de elegir nuestra alternativa a mano, en una góndola”, afirman a Economía Sustentable los dueños de Tienda Madre.
Según explican los emprendedores, en promedio, una mujer generalmente usa 240 toallitas descartables y 480 protectores diarios descartables por año. “Observando el promedio de nuestro desempeño 2021, logramos que 790.000 toallitas y protectores no terminen en el océano o en la tierra”, dicen.
“Si vemos los números desde la pandemia, logramos que más de 1.600.000 unidades de plástico no estén hoy contaminando nuestro planeta”, detallan.
Además de fomentar la disminución de desechables al planeta, las toallitas de tela cuidan el bolsillo: en promedio, una mujer gasta $526 por mes en toallitas y protectores; es decir $6.312 al año. “Nuestros packs valen $1800 y duran 2 años y producimos los únicos productos del país patentados, que ofrecen garantías tangibles a la usuaria”, complementan.
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-¿Cómo surgió Tienda Madre y por qué decidieron apostar por este sector?
Somos 3 socios que nos conocíamos de casi toda la vida y que creemos profundamente en los valores de esta marca. Sentimos un llamado a actuar. En la vanguardia empresarial, generalmente en primer mundo, hay algo que llaman “empresa consciente”, que acá se conoce sólo por el famoso “doble (o triple) impacto”. Nos gusta más decir que somos una “empresa consciente” porque abarca no sólo el impacto en la sociedad: incluye la evolución interna de los integrantes de la empresa. Digamos que el proceso servicial y hasta terapéutico que Tienda Madre brinda a la sociedad, también ocurre en muchos niveles en nosotros y en nuestras relaciones, y en una medida en todos los agentes que hoy son los eslabones de Tienda Madre.
Vemos que nuestros empresarios, nuestros dirigentes, nuestros artistas, no están tomando nota del mundo que viene. Al menos no la mayoría. Nosotros vemos un pesimismo excesivo, una angustia grande y una ceguera mayoritaria. Por eso decidimos actuar. Para nosotros la empresa es eso: proyectar nuestros valores, nuestros ideales, en una misión activa y predicarla todos los días. Un trabajo silencioso que se transmite en hechos a los pares.
-¿Con qué expectativas arrancaron y cómo están en la actualidad? ¿Hay más competencia?
Empezamos con la expectativa de hacer lo que sentíamos. Sin capital inicial, sin un entorno colaborativo, usamos nuestras urgencias económicas como motores. Al comienzo nos sorprendió ver que dentro del mercado no éramos tan malos como pensábamos pero desde el vamos hubo cosas que enderezar.
-¿Qué significa que estén patentadas? ¿Da un marco más de seguridad?
–Buscamos dar garantías reales a la usuaria. Fuimos los primeros en pensar, de cero, este producto en una escala grande. Es increíble como creció el rubro desde nuestros aportes. En ese proceso encontramos los puntos débiles del producto que había que reforzar. Las patentes se sacaron con esa intención, no para “adueñarnos” del producto sino que para garantizar una experiencia idónea.
Con nuestros productos la usuaria tiene el control ella misma, de alguna forma, de los materiales que componen el producto. El algodón es algodón. Y el formato del producto es universal, puede comprar tranquila que va a estar cómoda y segura.
-¿Es un producto pensado para cumplir con el modelo de economía circular?
En esencia lo es aunque todavía nos queda camino por andar. Que el 75% del producto sea biodegradable es bueno, que su vida útil de 18 a 24 meses por lo menos, es bueno; pero si vamos a hablar de “economía” tenemos que ir por lo más básico: ¡El producto está pensado para la economía argentina! En un país con volatilidad de góndola e inflación. Creemos que somos una inversión inteligente y una solución definitiva, al menos por dos años.
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-¿Cómo ven el mercado sustentable en Argentina?
Lamentablemente lo vemos muy quedado, con avances de ciertos focos aislados que abarcan gran demanda, pero sin una conexión general. Pero valoramos que haya esos focos, que son locos o locas sueltas que se mandan y de golpe se encuentran surfeando en la vanguardia. Porque eso hay que entender: en el mundo están pasando cosas. Y al que le apasiona lo que hace, no hay nada más lindo que estar a la vanguardia.
Más allá, el mercado argentino tiende a la innovación. Y hay que recordar que sustentable es sinónimo de eficiente. Quemar oxígeno para impulsar un motor cuando ese motor puede funcionar por absorción de energía solar, no es un tema ideológico, sino pragmático, de optimizar los recursos del planeta.
En nuestro rubro la ecuación es la misma. ¿Extraer petróleo para hacer un producto gris e incómodo que después de un solo uso quede 500 años en un basural? No tiene sentido. Cuánto más sofisticada se vuelve una cultura, más eficiente y compasiva tiende a ser. Creemos que Argentina va a actuar como siempre en ese aspecto. Primeramente evolucionará en ciertas burbujas aisladas y después de unos años y de cierta resistencia parcial, se popularizará hasta el fanatismo.
Desde Tienda Madre cuentan que tienen un sistema de donación con Bosque Nagual, una empresa de conservación de bosques del norte de Colombia que evita incendios y preserva la fauna. “Actualmente estamos reviviendo nuestra vinculación con ellos y hablando con organizaciones de derecho animal y tránsito de animales domésticos para ayudarlos desde 2022”, agregan.
-¿Cómo ha sido la recepción del proyecto? En estos 4 años desde que arrancaron, ¿notaron ahora más apertura y/o interés en las mujeres por elegir estos productos?
Notamos una buena recepción. Mucho cariño y amor. Pudimos hacernos amigas que nos hipnotizaron con su buena onda, chicas de a pie y también personalidades destacadas de todos los rubros. Pero al comienzo tuvimos que cargar con el tabú.
Como anécdota, al comienzo fuimos a vender a una feria en San Telmo en Buenos Aires, y un grupo de 10 brasileños turistas se nos burlaron en la cara, a carcajadas y grabándose videos con nosotros como marionetas. Nuestros primeros posteos en Facebook eran todos insultos, imposibles de leer. Los primeros meses recibimos lo más parecido a un linchamiento social diario, sin cesar. Pero lo aguantamos, nunca dudamos. Estábamos 100% seguros de que teníamos que ofrecer una variante al mercado y que era por ese camino.
No podíamos dejar a las usuarias solas, sentíamos que teníamos que ofrecer una alternativa distinta para el ciclo menstrual. En los momentos más críticos siempre llegaba alguna señal, un mensaje de alguna clienta feliz contando que superó una alergia o algún problema que la tenía decaída. Esas cosas dan fuerza. Pero la mayor fuerza es creer y ser sincero con uno mismo, y justamente sentimos que ese es el principio activo de nuestra marca.
Con cada logro que tenemos, siempre hay alguna puteada que pasa por el aire. Siempre salta resistencia. Pero creemos que si sos una empresa y no estás generando eso, estás haciendo las cosas mal. Obviamente con el tiempo fuimos viendo una apertura notable.
-En las redes aún están esos comentarios reticentes, que marcan la incomodidad de estar lavando, algo que por ahí “hacían nuestras abuelas”, ¿qué es lo que falta para poder salir de ahí y entender la filosofía que encierra el producto?
Es raro, puede ser algún que otro comentario muy cada tanto. Pero si, conocemos el latiguillo. Y es que bajo ese concepto toda la ropa debería usarse una sola vez y tirarse a la basura. No tiene sentido. El tema no es el lavado o el no lavado, el tema es convivir con la menstruación, con “la sangre”.
Es posible que a alguien realmente le de rechazo ver la menstruación, y no hay problema que sea así. Pero el gran grueso no tiene ese rechazo. Es algo incorporado desde lo social hace siglos y lo sabemos porque hemos visto una y mil veces el cambio de perspectiva. Del asco, a la convivencia absoluta. Es así tal cual decimos. Es una transformación espectacular.
Sobre eso ahora decidimos ir un paso más y estamos lanzando esta semana la primera campaña de promoción que incorpora una modelo al concepto de gestión menstrual. Para nosotros, el producto es un textil. Por eso decidimos ir a fondo. Hacer una campaña de moda (trabajaron dos años en esto), pero de toallitas y protectores sustentables. Alejarnos todo lo posible de la imagen publicitaria de la piba cambiándose en el baño o de una médica de guardapolvo blanco tirando un líquido azul sobre la toallita.
-Hace ya 4 años que están en el mercado, ¿qué obstáculos todavía encuentran para seguir creciendo?
Uno se prepara para los problemas clásicos del crecimiento: el abastecimiento expansivo, todas las cuestiones de volumen y calidad que eso conlleva. Pero no creemos que sea un obstáculo sino más bien un objetivo, trabajamos para que eso pase.
En el día a día ahora estamos buscando proveedores, vendedoras, expandirnos a comercios, pensar en CABA, GBA, y de a poco el resto del país. Nos encantaría que cada mujer, que cada argentina, tenga la posibilidad de elegir nuestra alternativa a mano. Hoy venimos funcionando genial en formato e-commerce. Pero nos encantaría ofrecer esto en todas las góndolas. Con la calidad que ofrecemos, con el concepto que vivimos, con la energía que emanamos. Eso nos encantaría. Lograrlo sería soñar despiertos.