Sostenibilidad: qué es un análisis de materialidad y por qué las empresas deben hacerlo

En la nueva economía no alcanza con no dañar, sino que es preciso regenerar el ambiente y el vínculo con las comunidades. Y no solo hay que hacerlo sino también mostrarlo y reportarlo.

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Para esto surgieron diferentes herramientas que a la vez de facilitar el diagnóstico, permiten elaborar reportes. El “análisis de materialidad” es uno de ellos, junto con el la evaluación de impacto SDG (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) y el GRI (Global Reporting Initiative).

“Hoy es un diferencial, pero en breve será exigible para cualquier organización”, destaca Francisco Pancho Murray, co-fundador de Las Páez y director ejecutivo de Sistema B de Argentina.

Cómo se realiza

Pero, ¿cómo realizar un análisis de Materialidad? “En primer lugar hay que preguntarse qué problemática quiero colaborar a resolver desde mi emprendimiento o empresa. El para qué viene de la mano con el desarrollo de mis productos y servicios.

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Y el cómo es la medición y gestión del negocio en función del impacto en cinco sectores claves: gobernanza (y transparencia), colaboradores (empleados); la cadena valor (proveedores), el ambiente y los clientes (o consumidores)”, dice Murray.

Del análisis de estos aspectos saldrán las prioridades de materialidad, unos cinco o diez temas, que a su vez definirán la estrategia de sostenibilidad de la empresa.

“El propósito de establecer los temas materiales es que la organización pueda comunicarle, asertiva y transparentemente, a sus partes interesadas en cuáles aspectos económicos, sociales y ambientales causa un mayor impacto”, destaca el director de Sistema B.

Pasos para un reporte

1. Estudiar los temas materiales de otras empresas del mismo sector

Consultar los reportes de sostenibilidad de empresas u organizaciones similares permite conocer las mejores prácticas.

2. Definir los grupos de interés más relevantes

Consultar con las áreas de compras, ventas, recursos humanos, legal y ambiental, y de relaciones públicas para saber quiénes son los principales interlocutores con los que la empresa debe alinear expectativas.

Generalmente esto incluye a empleados, sus familias, sindicatos, proveedores o clientes clave, instituciones públicas, entes reguladores, y medios de comunicación. Estas partes interesadas se deben clasificar según su importancia para la empresa.

3. Elaborar las herramientas de consulta para cada grupo de interés

Pueden ser entrevistas, cuestionarios, o focus group en los que se consultan tres aspectos claves: lo que estamos haciendo bien y debemos continuar mejorando; lo que estamos haciendo mal y debemos corregir, y lo que deberíamos empezar a hacer.

4. Realizar el trabajo de campo, analizar la información y validar los hallazgos

Para esto normalmente se requiere personal capacitado en investigaciones de mercado con capacidad de elaborar las encuestas y cuestionarios, tabular y validad los resultados.

5. Priorizar y decidir los temas que serán incorporados a la estrategia de sostenibilidad

Esta etapa debe involucrar a la alta gerencia, con capacidad de decidir sobre la estrategia y el futuro del negocio.

Empresas con propósito

El llamado “sistema B”, encarna un modelo de negocios que además de un rédito económico busca un impacto ambiental y social positivo.

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“Las empresas B integran a su modelo de negocios la solución a problemas ambientales y sociales. No hacen acciones de responsabilidad social por fuera, sino que tienen un propósito alineado con su actividad”, define el fundador de Las Paez, una marca de alpargatas que redefinió su negocio al incorporar objetivos sociales y ambientales.

“Es clave por esto definir el propósito, la huella que quiero dejar en la sociedad. Así, en lugar de hacer altruismo, que es considerado un gasto, definir una propuesta de valor a largo plazo”, destaca.

Y concluye: “Finalmente, hacer un análisis de materialidad para medir y reportar todos estos aspectos”.