La IA, bajo la lupa: cómo puede acelerar la transición energética mientras dispara el consumo de electricidad
El uso de esta herramienta tecnológica genera optimismo entre los empresarios por su beneficio para ayudar a cumplir las metas del Acuerdo de París, pero también despierta dudas sobre su efecto en las emisiones de gases del efecto invernadero.
A nivel global se asegura que la Inteligencia Artificial (IA), tiene un efecto muy similar al de la Revolución Industrial, que se caracterizó por un aumento fenomenal de la productividad.
Sin embargo, en el caso del sistema informático que reemplaza tareas que normalmente requieren inteligencia humana, el efecto que causa sobre el resto de la economía es mucho más profundo.

De hecho, se sostiene que la IA y las tecnologías digitales pueden ser claves para mejorar la sustentabilidad, a partir de optimizar el uso de los recursos; incrementar la eficiencia energética y reducir los residuos.
Un caso que habitualmente se utiliza a modo de ejemplo es la aplicación de esta tecnología en la agricultura, donde ayuda a mejorar el uso del agua y de los pesticidas, mientras que en el sector energético permite eficientizar el funcionamiento de las redes eléctricas inteligentes y un mayor aprovechamiento de fuentes renovables.
Sin embargo, en el mundo también se advierte sobre los efectos “nocivos” que la herramienta puede tener sobre el medio ambiente.
En este sentido, se asegura que Google y Microsoft, dos de las principales empresas globales que desarrollan la IA, exhiben tendencias negativas de cara al futuro.
De acuerdo a documentos elaborados por ambas corporaciones, el consumo energético que vienen utilizando ya supera, por lo menos, al realizado por 100 países, teniendo en cuenta que las emisiones de gases de Google se incrementaron en un 48% y las de Microsoft en un 31%, en el último lustro.
Las investigaciones revelan la preocupación por la cantidad de energía que consumen los modelos de IA, ya que gran parte de ese insumo proviene de fuentes que contribuyen a incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Potencia el uso de la energía
Según un informe realizado por Goldman Sachs, “el mundo está en presencia de centros con una gran cantidad de procesadores que trabajan a tiempo completo y que propagan calor; altas temperaturas que de alguna manera requieren refrigeración, para que continúen operando y no se prendan fuego”.
El documento advierte que si el auge de la IA se sostiene para 2027, podría demandar la mitad del agua que gasta un país como Inglaterra, además de calcular que una consulta en internet realizada por una IA requiere 10 veces más energía eléctrica que una exploración convencional realizada en Google u otro navegador.
Otras consultoras internacionales estiman que los sistemas de IA podrían necesitar el 0,5% del consumo global de electricidad, algo así como lo que gasta Argentina en todo un año.

Sin embargo, una encuesta revela que la IA es una herramienta clave para el desarrollo climático, ya que optimiza la gestión de energías renovables y mejora la predicción de desastres (tormentas, sequías).
Además, permite la agricultura de precisión (menos agua y pesticidas), y ayuda a entender y monitorear el cambio climático a través del análisis masivo de datos satelitales y atmosféricos.
¿Solución y no problema?
Estas definiciones forman parte de los resultados de una consulta realizada por KPMG en el marco de la cumbre mundial del Cambio Climático, conocida como COP30, que se está llevando a cabo en Brasil.
Las conclusiones se basan en las respuestas recopiladas por la consultora entre líderes empresarios de 20 mercados internacionales realizada entre agosto y septiembre acerca del impacto de la IA en la transición energética y e cambio climático.
En este sentido, para el informe queda claro que los encuestados consideran que la IA es la solución al desafío climático y no el problema.

Ocurre que el 93% de los ejecutivos consultados cree que la energía limpia puede satisfacer las demandas de la IA.
Además, un 87% afirma que la IA es central para alcanzar los objetivos de cero emisiones netas. Sin embargo, un 13% declara que la misma no es innegociable y un 30% prioriza mejorar a corto plazo la eficiencia energética de la propia IA.
Entre los centros de datos se espera que el uso de energía relacionada con la IA aumente del 8% actual al 36% en tres años, mientras que un 75% de los líderes dice que los responsables de formular políticas no avanzan a la velocidad necesaria para adoptar los beneficios climáticos de la IA, lo que crea incertidumbre y retrasa la inversión.
Momento crucial
La encuesta lleva el nombre de “La doble promesa de la IA: Promoviendo resultados climáticos positivos y potenciando la transición energética”, y fue distribuida entre los delegados de los países que se reúnen en la COP30 en Brasil.
Se trata de una reunión de los 198 países firmantes (Partes) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se lleva a cabo en la ciudad de Belém hasta el próximo 21 de noviembre.

Se considera que la cumbre climática marca un momento crucial al organizarse una década completa después de la adopción del Acuerdo de París del 2025 y al contar con una agenda que se enfrenta a un panorama global profundamente transformado.
Si bien los gobiernos antes lideraban la acción climática con un apoyo político sin precedentes, el desafío hoy es distinto porque el sector privado está movilizado, los mercados verdes están emergiendo y la transformación de la economía real está acelerándose.
En este sentido, los organizadores de la COP30 aseguran que el encuentro representa un momento crítico para evaluar si los mecanismos establecidos por el Acuerdo de París realmente están generando resultados.
Cronología de la encuesta
En el caso del impacto de la IA en el cambio climático, la encuesta de KPMG asegura que los resultados “revelan un apoyo abrumador por parte de los líderes de negocios al uso de la herramienta para acelerar, y no obstaculizar, el progreso en la lucha contra el cambio climático”.
Los consultados fueron 1.200 ejecutivos de 20 mercados clave como Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Irlanda, Italia, Japón, México, Países Bajos, Arabia Saudita, Singapur, Sudáfrica, España, Suiza, Reino Unido y los Estados Unidos.
La mayoría de los encuestados supervisa empresas con ingresos anuales superiores a los u$s1.000 millones en empresas productoras de energía (generación eléctrica, compañías de servicios públicos, energías renovables, desarrolladores de infraestructura) como de consumidoras de energía (hiperescalares, desarrolladores y operadores de centros de datos, compañías tecnológicas).
La investigación se hizo para comprender cómo se está utilizando actualmente la IA para impulsar la sostenibilidad, y dónde los líderes de negocios creen que se necesita acción para acelerar y destrabar todo su potencial.
Además, la IA es de los temas más discutidos en el marco de la cumbre de Brasil debido a que los líderes mundiales intentan equilibrar el impacto del consumo de energía con el potencial de la tecnología para transformar la energía en limpia.
Objetivos en convivencia
De acuerdo al documento, “las previsiones varían significativamente, pero algunos activistas han pedido una moratoria en la construcción de nuevos centros de datos para IA, advirtiendo que podrían aumentar considerablemente las emisiones globales para 2030, ralentizando o incluso revirtiendo el progreso actual en la lucha contra el cambio climático”.
Las advertencias se vinculan a que las computadoras usadas para entrenar modelos de lenguaje y softwares vinculadas a la IA requieren de unidades de procesamiento gráfico (GPU), que demandan mucha más energía que las computadoras convencionales.

La principal duda es saber de qué manera pueden convivir los objetivos ambientales del planeta y el combate del cambio climático, con la necesidad de promover más y nuevas tecnologías para alcanzar márgenes de productividad.
A partir de este cuestionamiento, la encuesta de KPMG revela que el desafío para los líderes políticos y de negocios es comprender la creciente demanda de recursos energéticos por parte de la IA y equilibrar esta necesidad con la enorme posibilidad que ofrece la tecnología para acelerar rápidamente el avance en energía limpia y descarbonización.
Al respecto, Mike Hayes, responsable global de Energías Renovables y socio líder de Cambio Climático y Descarbonización de KPMG Irlanda, entiende que “la IA no solo está apoyando la transición energética, sino que la está acelerando”.
Según su visión, la encuesta también muestra que la mayoría de los ejecutivos ahora ven a la IA como esencial para lograr el cero neto, “lo cual se evidencia en el impulso y optimismo que se vive en Belém, con líderes de negocios y políticos en la COP30 listos para pasar de la ambición a la acción”.
Agendas que convergen
En el mismo sentido, el documento de KPMG considera que “si bien el uso de energía por parte de la IA es indudablemente un desafío importante para el mundo, su poder potencialmente transformador para la acción climática es profundo”.
“Si alineamos las políticas, la innovación y la inversión con el rápido crecimiento de la IA, esta tecnología puede convertirse en nuestro aliado más fuerte para construir un futuro energético más limpio e inteligente para todos. El desafío no es frenar la IA, sino dirigirla sabiamente” agrega Hayes.
Por su parte, Mariano Spitale, director de Servicios de ESG en KPMG Argentina, entiende que “las agendas de IA, clima y energía están convergiendo, y el debate sobre las tensiones que se generan es positivo para poder avanzar en las soluciones”.
El especialista asegura que los resultados de la encuesta “muestran que la IA está bien posicionada para acelerar la transición energética y para mejorar la transformación de los sistemas, aumentando la velocidad, eficiencia y efectividad con la que se escalan los procesos de innovación y se despliega el capital”.
En este sentido, estima que la Argentina cuenta con un enorme potencial para convertirse en un caso mundial sobre la viabilidad de generar la energía renovable requerida para los proyectos de IA que se implementarán en los próximos años.
Además, la encuesta de KPMG proporciona algunas de las pruebas más claras hasta ahora de que los ejecutivos están comprendiendo y adoptando la IA como una fuerza potencial para el bien.

Por ejemplo, el 97% de los encuestados cree que la IA es positiva para acelerar el avance hacia los objetivos de cero emisiones netas.
Mientras tanto, el 96 % considera que la energía limpia puede satisfacer las futuras demandas de la IA, y el 87 % dice que esta tecnología “es central para lograr sus objetivos de cero emisiones netas”.
Políticas retrasadas
De todos modos, el documento de KPMG también deja un mensaje preocupante al sostener que el avance sigue siendo desigual debido a barreras en infraestructura, políticas y financiación.
Es más, un tercio de los ejecutivos (33%) encuestados por KPMG así lo entienden ya que identifican las limitaciones de la red como un riesgo importante, con retrasos en los permisos y la construcción que amenazan con satisfacer sólo la mitad de la nueva demanda energética impulsada por la IA para 2030.

Otro 75% señala que las políticas también están rezagadas respecto de la innovación y asegura que los responsables de formular esas medidas “no avanzan a velocidad necesaria para adoptar los beneficios climáticos de la IA, lo que crea incertidumbre y retrasa la inversión”.
En el caso de la financiación, el 37% de los productores de energía y el 33 % de los consumidores hace mención a los altos costos y a la falta de crédito como los principales obstáculos para expandir la energía limpia.
Como resultado general, el informe de KPMG considera como probable que la expansión de los centros de datos continúe a nivel global incluso sin acceso garantizado a energía limpia.
Además, anticipa que las empresas que superen estos obstáculos para el 2027 se asegurarán una ventaja competitiva duradera.
La encuesta de KPMG revela también un claro compromiso tanto con la IA como con el desafío climático por parte de los líderes de negocios del sector energético, en especial teniendo en cuenta que el 2030 es la fecha límite para los objetivos de cero emisiones netas.
En este sentido, Anish De, responsable global de Energía, Recursos Naturales y Productos Químicos de KPMG International, sostiene que “la demanda energética de la IA es innegable, y está transformando nuestra forma de pensar sobre los sistemas eléctricos y la infraestructura”.
Para este experto, equilibrar dicha demanda con la sostenibilidad representa un verdadero desafío, pero los líderes de negocios también ven una oportunidad ya que la mayoría cree que la energía renovable puede satisfacer las crecientes necesidades de la IA, acelerando la transición hacia redes más limpias e inteligentes y permitiendo la sostenibilidad a gran escala.
Por su parte, Anna Scally, responsable de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones de KPMG EMA, socia de KPMG Irlanda, señala que “la tecnología está en el centro de la conversación sobre el clima, y la inteligencia artificial ha surgido como una de las fuerzas más transformadoras que hemos visto”.
Con solo cinco años por delante para que muchas organizaciones alcancen sus objetivos de emisiones netas cero, la analista asegura que “los líderes de negocios lo tienen claro: la IA no es una barrera, es un catalizador”.
Pero advierte que las demandas energéticas de la IA “son significativas”, y entiende que ese recamo “representa un verdadero desafío, pero los líderes están apostando por la IA para impulsar el progreso en la lucha contra el cambio climático mediante la mejora de las previsiones y el desarrollo de una planificación de infraestructura más inteligente”.














