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Estudio

Científicos de la NASA hallaron la posibilidad de seguir la contaminación de los rayos en tiempo real

Un equipo de la Universidad de Maryland utiliza el satélite TEMPO para observar los efectos de las tormentas eléctricas sobre la calidad del aire.

Cada rayo que cruza el cielo durante una tormenta no solo ilumina el ambiente: también libera gases contaminantes que pueden alterar la calidad del aire a cientos de kilómetros. Por primera vez, un equipo de la University of Maryland logró rastrear en tiempo real esta forma de polución gracias a la tecnología satelital avanzada de la NASA.

Científicos de la NASA hallaron la posibilidad de seguir la contaminación de los rayos

El hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre cómo los óxidos de nitrógeno generados en tormentas transforman la atmósfera y abre la puerta a mejorar los sistemas de predicción de la calidad del aire, además de entender mejor el papel de los fenómenos naturales en la contaminación global.

La revolución de TEMPO, según la NASA

El experimento se realizó a fines de junio de 2025 con el instrumento TEMPO (Tropospheric Emissions: Monitoring of POllution), lanzado en 2023 y ubicado en órbita geoestacionaria a 35.400 kilómetros sobre América del Norte. Bajo la dirección de los investigadores Kenneth Pickering y Dale Allen, en colaboración con la NASA y el Smithsonian Astrophysical Observatory, se monitorearon tormentas en el este de EE.UU. con una frecuencia inédita: una captura cada diez minutos, frente a la hora habitual.

Este nivel de detalle permitió seguir la evolución de los contaminantes en cada tormenta y cuantificar los óxidos de nitrógeno liberados por los rayos.

Rayos y contaminación en tiempo real

La NASA estudia los rayos en tiempo real

El mecanismo es simple: las altísimas temperaturas de una descarga eléctrica rompen moléculas de nitrógeno y oxígeno, generando óxidos de nitrógeno similares a los que emiten los vehículos. Según Pickering, los rayos representan entre el 10% y el 15% de estas emisiones a nivel global. Si bien las fuentes humanas son mayores, lo preocupante es que los gases de origen natural se liberan a gran altitud, favoreciendo la formación de ozono.

Ese ozono puede acumularse en capas altas y contribuir al calentamiento atmosférico, pero también descender y deteriorar la calidad del aire en zonas alejadas del lugar de la tormenta. Allen subrayó que este efecto se intensifica en verano, cuando las altas temperaturas aceleran la producción de ozono. “El impacto de los rayos en el clima estival es comparable al de los óxidos de nitrógeno generados por la actividad humana”, aseguró.

Sin embargo, no todo es negativo: los rayos también generan radicales hidroxilo, moléculas esenciales para la limpieza de la atmósfera. Estos radicales descomponen gases como el metano, uno de los principales contribuyentes al calentamiento global y a los niveles de ozono de fondo.

El estudio permitió rastrear toda la cadena de reacciones químicas iniciada por los rayos -desde la liberación de óxidos de nitrógeno hasta la producción de radicales hidroxilo- y aportó una visión más completa de cómo estos fenómenos naturales inciden en la composición atmosférica y en la calidad del aire.

Fecha de publicación: 03/09, 10:37 am