Récord en la Patagonia: levantan el primer edificio modular de seis pisos en solo 28 días
La construcción, íntegramente fabricada en una planta industrial en Moreno, marca un hito en la arquitectura modular argentina.
El auge del petróleo no convencional y el crecimiento sostenido de Vaca Muerta -la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional- están impulsando con fuerza el mercado inmobiliario en Añelo, la localidad neuquina que funciona como epicentro de esta actividad. Allí residen alrededor de 8.000 personas, mientras que otras 7.000 pernoctan, en un contexto donde la actividad moviliza a unos 150.000 trabajadores. A diario, entre 18.000 y 22.000 personas se trasladan desde otras ciudades, en su mayoría desde la capital provincial, Neuquén.
Las proyecciones son contundentes: se espera que la población estable de Añelo alcance los 50.000 habitantes en 2032, con un crecimiento anual estimado de 7.000 personas. Este escenario entusiasma a desarrolladores e inversores, ya que la demanda habitacional es constante y creciente. “Es un negocio en el que no hace falta salir a buscar inquilinos”, explican en el sector. La actividad en los pozos es ininterrumpida, lo que genera una necesidad permanente de trabajadores y, por ende, de viviendas.
Lucas Salvatore, presidente de Idero -empresa que llegó a Añelo en 2021, en plena pandemia- destaca que “el crecimiento de la demanda habitacional es evidente y hoy está insatisfecha. Pero no es solo una cuestión de cantidad, también se trata de calidad. Las primeras en exigir son las operadoras y empresas de servicios, que necesitan alojar a su personal con ciertos estándares”.
Desde su desembarco, Idero ya concretó cuatro desarrollos inmobiliarios en la zona, que totalizan 6.800 metros cuadrados construidos y una inversión cercana a los 20 millones de dólares. El primer edificio fue inaugurado en 2022.
La dinámica social de Añelo también es particular. Muchos trabajadores cumplen turnos intensivos de 15 días y, al finalizar cada jornada, suelen regresar a descansar a Neuquén capital, ubicada a 100 kilómetros, debido a la escasez de alojamiento adecuado en la localidad. Este estilo de vida refuerza aún más la necesidad de infraestructura habitacional pensada para la realidad de Vaca Muerta.
Para comprender la vida en Añelo, es clave conocer las condiciones en las que trabajan quienes forman parte de la industria de Vaca Muerta. Un operario en una empresa de perforación puede pasar hasta 12 horas diarias en el pozo, y sumar tres horas de viaje —ida y vuelta— entre su alojamiento y el lugar de trabajo. Es decir, son jornadas de hasta 15 horas en una actividad física y mentalmente exigente.
«Por eso es fundamental que vivan en espacios de calidad, donde puedan descansar bien, cocinar si lo desean, contar con áreas de esparcimiento y recuperar energías, no solo por rendimiento laboral, sino también por seguridad propia y de sus compañeros», explica Lucas Salvatore, empresario que proyecta invertir 140 millones de dólares en los próximos cinco años en desarrollos habitacionales en la zona, sumando unas 2.600 plazas.
En este contexto, Salvatore impulsó una obra que marca un quiebre con los métodos tradicionales: el primer edificio modular de seis pisos del país, íntegramente fabricado en la planta de la empresa en Moreno y montado en solo 28 días en Añelo. Se trata de una innovación que busca responder al déficit habitacional con rapidez, eficiencia y calidad.
El edificio modular: rapidez, eficiencia y calidad
«Es un cambio de paradigma», define Salvatore en diálogo con La Nación. «Montamos un edificio completo con 24 departamentos en menos de un mes. La planificación llevó seis meses y la fabricación industrial, otros cuatro. Luego, el montaje se realizó en 28 días corridos, y se sumó un mes adicional para las terminaciones.»
Este edificio forma parte de Añelo Central, un desarrollo que contempla 17 edificios similares distribuidos en cinco lotes, con diseño del arquitecto Adrián Sebastián y su equipo. Cada torre cuenta con 24 unidades de 57 m², con dos dormitorios, dos baños y cocina-comedor-living integrados. En total, 1.600 m² construidos para alojar a 96 personas. Las unidades ya están 100% vendidas y alquiladas, y los inquilinos podrán ingresar el 1 de mayo.
En cuanto a costos, el valor de construcción tradicional en Añelo ronda los 1.800 dólares por metro cuadrado más IVA. En el resto del proyecto Añelo Central, los departamentos se comercializan en pozo desde 210.000 dólares, y hasta 240.000 terminados.
Más edificios modulares y expansión del modelo
Además del edificio ya montado, Salvatore avanza con un segundo en el Distrito Añelo, otra zona que albergará 20 edificios más. Este nuevo módulo tendrá planta baja más dos pisos. “La clave está en entender quién es el cliente y ofrecer una solución concreta, escalable y de calidad, replicable en cualquier parte del país”, afirma el empresario, quien estima una inversión total de 10 millones de dólares entre ambos proyectos en marcha.
Con una planta que emplea a unas 80 personas, el objetivo de la empresa es fabricar un edificio por mes. “Aunque el proceso completo demanda entre tres y cuatro meses, la construcción en sí se concreta en uno”, detalla Salvatore, que ya proyecta expandir el modelo modular a otras regiones del país.
El sistema no solo acelera los tiempos, sino que ofrece una ventaja adicional: su portabilidad. “Si dentro de 50 años cambia el mercado de alquiler en Añelo, el edificio puede desmontarse y trasladarse. Se puede recuperar hasta el 70% de la inversión”, asegura. Su empresa no solo diseña y construye, sino que también opera los desarrollos, incluyendo el servicio hotelero, lo que permite maximizar la rentabilidad para los inversores.
El traslado del edificio modular terminado implicó un desafío logístico de gran escala: se movilizaron 92 módulos en 46 carretones desde la planta en Moreno hasta Añelo, a razón de cuatro módulos por día. Un proceso complejo, pero esencial para transformar de forma concreta el panorama habitacional en el corazón energético de la Argentina.