Los árboles «recuerdan» la sequía: el hallazgo que puede cambiar su futuro
Un estudio realizado en Suiza reveló que algunas especies de árboles retienen recuerdos de las condiciones hídricas previas.
En las últimas décadas, los bosques de todo el mundo experimentaron un aumento significativo en la mortalidad debido al cambio climático. Los árboles de diversas regiones, en particular, se vieron afectados por el incremento de sequías y temperaturas extremas.
No obstante, un estudio realizado en Suiza descubrió un fenómeno inesperado: los árboles poseen una especie de “memoria hídrica” que influye en su capacidad para adaptarse al cambio climático.
Según un equipo del Instituto Federal Suizo de Investigación Forestal, de la Nieve y del Paisaje, los árboles responden a los cambios climáticos inmediatos, pero, sobre todo, guardan un recuerdo de las condiciones hídricas previas.
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Este fenómeno, denominado «memoria ecológica», está permitiendo a los científicos comprender cómo los árboles podrían enfrentar los efectos del cambio climático en el futuro, según un artículo de Phys Org.
El experimento Pfynwald: una mirada al pasado
La investigación se realizó en el valle del Ródano, en los Alpes suizos, donde desde la década de 1990, los pinos silvestres comenzaron a mostrar signos de deterioro.
En 2003, los científicos pusieron en marcha el experimento Pfynwald, que consistió en regar un bosque maduro durante varios años para replicar condiciones más húmedas y observar cómo reaccionaban los árboles.
Las parcelas que recibieron riego mostraron un crecimiento significativamente mayor y una mayor resistencia a la sequía, en comparación con las parcelas que no fueron regadas.
Sin embargo, en 2013, el equipo suspendió el riego en algunas parcelas para estudiar cómo la sequía afectaba a los árboles que ya se habían adaptado a un ambiente más húmedo. Los resultados fueron sorprendentes.
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Los árboles que habían recibido riego durante más de diez años mostraron señales de estrés hídrico crónico al enfrentar la sequía, con una disminución considerable en su crecimiento.
Por el contrario, los árboles que nunca fueron regados ajustaron sus estructuras para adaptarse mejor a la falta de agua, según informa un artículo de Phys Org.
El hallazgo más revelador del estudio fue el descubrimiento de que los árboles parecen retener una “memoria” de las condiciones hídricas pasadas.
Los pinos que fueron regados durante varios años tenían células más grandes en sus hojas, diseñadas para conservar agua en un entorno más húmedo. Sin embargo, cuando enfrentaron la sequía, no pudieron adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones y comenzaron a mostrar signos de daño.
En cambio, los árboles que nunca recibieron riego, aunque de tamaño más pequeño, desarrollaron hojas más eficientes en la retención de agua, lo que les permitió resistir mejor la falta de lluvia.