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Obra de ingeniería

Un túnel de una reconocida ciudad europea busca capturar el 95% de las aguas residuales

Con una inversión que supera los USD 5.700 millones, la obra ya contuvo cientos de miles de metros cúbicos de residuos tras fuertes lluvias.

El río Támesis atraviesa un momento histórico con la puesta en marcha del “super túnel”, una megaobra de ingeniería diseñada para capturar hasta el 95% de las aguas residuales que durante décadas contaminaron sus aguas. Con 25 kilómetros de extensión bajo Londres, la infraestructura busca frenar las descargas de desperdicios que afectaban tanto a la vida silvestre como a los habitantes de la ciudad. El proyecto, que demandó más de ocho años de trabajo, fue reportado por la agencia AP.

La obra tuvo una inversión que supera los USD 5.700 millones

Un túnel de Londres busca capturar el 95% de las aguas residuales

El Thames Tideway Tunnel intercepta y almacena los vertidos que antes llegaban al río cada vez que el alcantarillado se saturaba. Antes de su construcción, se registraban hasta 60 descargas anuales, con patógenos como el e-coli, lo que representaba un riesgo sanitario y dañaba uno de los emblemas de la capital británica. Ahora, esas aguas serán derivadas hacia la planta depuradora de Beckton, al este de Londres, otorgando varias décadas de respiro para encontrar soluciones más sostenibles en la gestión pluvial.

El túnel surge como respuesta al antiguo sistema de alcantarillado combinado, que recogía aguas residuales y pluviales. Las lluvias intensas saturaban esa red, forzando descargas al Támesis. Andy Mitchell, director ejecutivo de Bazalgette Tunnel Limited, destacó que la obra abre el camino a “formas más inteligentes” de manejar el agua de lluvia y evitar su ingreso al sistema en origen.

La Environment Agency confía en que esta infraestructura marcará un antes y un después en el estado ecológico del río. Su presidente, Alan Lovell, señaló a BBC que se seguirá controlando la calidad del agua y de la vida acuática, y que se espera también la desaparición de las llamadas “islas de toallitas”, residuos que obstruían el cauce y dificultaban la navegación.

El proyecto cuenta con el respaldo del gobierno británico. Emma Hardy, Subsecretaria de Estado Parlamentaria de Agua, lo definió como un ejemplo de transformación estructural que podría replicarse en otras regiones para enfrentar la contaminación fluvial. Desde el sector privado, Chris Weston, director de Thames Water, calificó la inauguración como un “momento emocionante” y destacó la contribución de los 16 millones de clientes que financiaron la obra a través de sus tarifas.

The Independent describió al “super colector” como un hito ambiental y precisó que, desde mayo, está conectado al Lee Tunnel, de 6,7 kilómetros, completando así la red subterránea de saneamiento de Londres. El sistema puede interceptar, almacenar y transferir hasta 1,6 millones de metros cúbicos de aguas residuales, mitigando casi por completo el impacto en el centro de la ciudad.

Andy Mitchell, director ejecutivo de la empresa responsable del super túnel

La construcción demandó más de 20 pozos de acceso con diámetros comparables a la cúpula de la catedral de San Pablo, maquinaria de última tecnología y el trabajo de más de 20.000 personas. En total, se acumularon 40 millones de horas de labor y una inversión de 4.500 millones de libras esterlinas (unos USD 5.700 millones).

Aunque se trata de una solución monumental, los expertos advierten que no es definitiva. Según Mitchell, el super túnel ofrece un margen de entre 50 y 70 años para que Londres desarrolle nuevos métodos de gestión de aguas pluviales y garantice el futuro de su río más emblemático.

Fuente: con información AP

Fecha de publicación: 18/09, 8:14 am