Un grupo de científicos identificó las “huellas dactilares” de los Malbec en Mendoza
La investigación destaca la diversidad y singularidad de esta variedad y reveló cómo el terroir impacta en los perfiles sensoriales del vino.
Luego de que un grupo de científicos argentinos descifraran el genoma completo del Malbec, ahora otro del CONICET, en colaboración con el Catena Institute of Wine, llevaron a cabo un innovador estudio que define las “huellas dactilares” de esta variedad de uva de Mendoza, Argentina.
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La investigación destaca la diversidad y singularidad de esta variedad y reveló cómo el terroir -suelo, clima y topografía específicos de cada región- impacta en los perfiles sensoriales del vino. Este estudio representa un avance significativo en la caracterización de los Malbec, especialmente en un país donde la diferenciación sensorial de esta cepa aún estaba poco explorada.
Realizado en tres temporadas consecutivas con uvas de 29 parcelas distribuidas en las principales zonas vitivinícolas mendocinas -incluyendo la Zona Este, la Primera Zona y el Valle de Uco- el estudio se enfocó en identificar cómo el entorno geográfico afecta el sabor, aroma y textura del Malbec. La metodología incluyó vinificaciones estandarizadas sin intervención enológica y sin roble, buscando minimizar la influencia humana y maximizar la expresión del terroir.
Por qué los Malbec de Mendoza
Ariel Fontana, investigador del CONICET y director del estudio, señaló que Mendoza es un laboratorio ideal para este tipo de investigaciones debido a su variedad climática y de suelos. Según Fontana, “Mendoza permite observar Malbecs diferentes entre sí, gracias a las diversas condiciones ambientales de cada región”.
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Los vinos fueron evaluados por paneles de voluntarios entrenados, quienes participaron en análisis sensoriales descriptivos a ciegas. Los resultados fueron procesados para establecer vínculos entre descriptores sensoriales, como intensidad en aroma y sabor, y las zonas de cultivo, lo cual permitió identificar las características típicas de cada región.
Para Fontana, esta colaboración con el sector privado fue fundamental, subrayando la importancia de unir conocimientos científicos y empíricos para potenciar la industria vitivinícola de Argentina.
