Un estudio confirmó que el verano de 2023 fue el más caluroso en 2000 años
Una investigación analizó los registros meteorológicos en el hemisferio norte y llegó a esta conclusión. Más detalles.
Las altas temperaturas en todo el hemisferio norte el verano pasado fueron abrasadoras y tan frecuentes que lo convirtieron en el verano más caluroso en dos milenios, según una investigación reciente. Los registros meteorológicos basados en instrumentos científicos solo datan de 1850, según señalaron los investigadores de la Universidad de Cambridge en Inglaterra. Esos datos ya habían confirmado al verano de 2023 como el más caluroso jamás registrado.
Sin embargo, el equipo de Cambridge analizó datos de los anillos de los árboles para remontarse 2.000 años atrás, y descubrieron que el verano pasado sigue siendo el más caluroso de todo ese período. “Cuando se observa el largo recorrido de la historia, se puede ver cuán dramático es el calentamiento global reciente“, dijo Ulf Büntgen, coautor del estudio y profesor de geografía en Cambridge. “2023 fue un año excepcionalmente caluroso, y esta tendencia continuará a menos que reduzcamos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero”, agregó.
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El equipo publicó sus hallazgos en la edición del 14 de mayo de la revista Nature. Como explicó el grupo de Büntgen, es fácil para los escépticos del cambio climático criticar las afirmaciones del “año más caluroso de la historia” si los registros no se remontan más allá de 1850.
“Muchas de las conversaciones que tenemos sobre el calentamiento global están vinculadas a una temperatura de referencia de mediados del siglo XIX, pero ¿por qué es esta la línea de base? ¿Qué es normal, en el contexto de un clima en constante cambio, cuando solo tenemos 150 años de mediciones meteorológicas?” anotó Büntgen en un comunicado de prensa de Cambridge.
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“Solo cuando observamos las reconstrucciones climáticas [desde mucho más profundo en el pasado] podemos explicar mejor la variabilidad natural y poner en contexto el cambio climático antropogénico reciente”, dijo. Para ayudar a retroceder más en el pasado, el grupo de Büntgen comparó datos instrumentales conocidos sobre el clima con los patrones de crecimiento de los anillos de los árboles durante los mismos años.
Descubrieron que la lectura de los anillos de los árboles es precisa para detectar las tendencias climáticas. Por ejemplo, los cambios en los anillos reflejaron con exactitud el período de enfriamiento de la “Pequeña Edad de Hielo Antigua” del siglo VI, así como la Pequeña Edad de Hielo de principios del siglo XIX. Estos períodos de enfriamiento suelen seguir a grandes erupciones volcánicas, que arrojan cenizas y otros contaminantes a la atmósfera, enfriando la Tierra.
En contraste, el hemisferio norte se calienta durante los eventos climáticos de El Niño, que también se registraron en los anillos de los árboles. “Es cierto que el clima siempre está cambiando, pero el calentamiento en 2023, causado por los gases de efecto invernadero, se amplifica además por las condiciones de El Niño, resultando en olas de calor más largas y severas y períodos prolongados de sequía”, explicó Jan Esper, autor principal del estudio y profesor de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, en Alemania. “Cuando se observa el panorama general, se muestra cuán urgente es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de inmediato”, añadió.
El estudio también reveló que en el hemisferio norte ya se ha superado el límite de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, establecido por el Acuerdo de París de 2015.
Debido a que no se espera que el actual período de El Niño disminuya hasta bien entrado el verano, el verano de 2024 también podría ser un récord, advirtieron los investigadores.
Fuente: Universidad de Cambridge