Techos inteligentes, para una ciudad sustentable: una oportunidad para recuperar la naturaleza
Por María Fernanda Montaña, quien es arquitecta, consultora y corredora inmobiliaria.
Hay tres tipos de “techos inteligentes”: azules, amarillos y verdes. Los techos azules, colaboran con la ralentización y la reducción del volumen de agua que llega a la red pluvial contribuyendo al alivio del sistema. Los techos amarillos que generan electricidad (sistemas fotovoltaicos) y agua caliente (sistemas térmicos) a partir de la energía solar. Por último, se encuentran los techos verdes, que moderan las temperaturas contribuyendo a la reducción del efecto “isla de calor urbana”. Además, en eventos de lluvia ralentizan la llegada del agua a la red pluvial contribuyendo al alivio del sistema, incrementan la biodiversidad y, dependiendo el sistema, colaboran con la aislación térmica de las construcciones.
Los techos o terrazas verdes son una herramienta para repensar y reinventarnos en una ciudad en constante cambio, donde la era de los datos de la que somos parte nos acerca al momento impostergable, de no solo proyectar, sino hacer una ciudad con mayor calidad de vida inclusiva e inteligente.
Como en todo momento bisagra de nuestra historia personal o social, nos replanteamos si el camino trazado a seguir es el correcto, y la esperanza de acercarnos al final de la pandemia, nos anima a repensarnos como personas y como comunidad, y acaso también cómo habitamos o quisiéramos habitar nuestra ciudad.
Ahora bien, ¿pueden los “techos verdes” ser un engranaje para hacer un cambio en el paradigma de nuestra metrópoli? Y de ser así, ¿Existen regulaciones legales – constructivas que incentiven su uso?
Recurrimos a la opinión calificada de referentes del sector, como la arquitecta Maria Jose Leveratto, quien es arquitecta graduada en la Universidad de Buenos Aires y Master of Science por la Escuela de Arquitectura de Arizona State University – USA. Además, es integrante de distintas comisiones para el estudio y actualización de normas IRAM y forma parte del colectivo profesional AS6030 Arquitectura y Sostenibilidad Ambiental. Su “leitmotiv” es recuperar la naturaleza en las ciudades: “Que un niño se saque su calzado, sienta y palpe la tierra, que pueda ver el horizonte”.
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“La cubierta verde de la Facultad de Derecho fue diseñada teniendo en cuenta las características particulares del sitio y del edificio donde ha sido instalada, priorizando la utilización de especies vegetales que se adapten de forma natural a las condiciones climáticas esperables en Buenos Aires, minimizando los requerimientos de riego artificial, limpieza, poda y desmalezado”, explica Leveratto.
Y agrega: “El cumplimiento de estas condiciones garantiza un espacio verde sustentable, económico y factible de implementar en un edificio público. Es el techo de las aulas y del Jardín Maternal de la Facultad. No tiene acceso directo pero si, como ya se mencionó, muy buenas visuales desde distintos espacios interiores”.
La terraza verde o techo verde, puede ser una pieza fundamental para pensar nuevas formas de pensar y vivir nuestra ciudad, disminuyendo situaciones de inseguridad, con diferentes escalas ciudadanas para una gran metrópolis, para una ciudad de fuerte identidad con techos planos como es Buenos Aires.
Ahora resta saber para su correcta utilización, como se clasifican las mismas. Maria Silvina Soto, Ingeniera Agrónoma, Doctora en Biología e investigadora del Inta, en su taller sobre “Techos Verdes en CABA”, dictado en el marco propuesto por el Consejo de profesionales de la agroalimentos y agroindustria, propone clasificar los tipos de techos verdes desde sus beneficios. Estas cubiertas vegetadas se utilizan desde hace mucho tiempo, y se pueden remontar a la época de los jardines babilónicos.
Existen dos tipos de cubiertas: Las intensivas y las extensivas. Las más intensivas tienen un gran consumo de energía por su mantenimiento, su construcción, y por su cuidado. Este tipo de cubiertas por lo general están más asociados a los espacios recreativos, donde se pueden colocar cualquier tipo de vegetación y donde el sistema de la cubierta está en función de los requerimientos vegetales, es decir que en este tipo de cubiertas se debe pensar qué tipo de vegetación se quiere para el tipo de proyecto (herbáceas, árboles, etc) y en función de ello se analizan los requerimientos necesarios para el sustrato más adecuado para esa vegetación, y así proyectar y construir una infraestructura edilicia acorde a las exigencias estructurales.
Por otra parte, la arquitecta Leveratto, argumenta que no debe trasladarse suelo natural para la construcción del techo verde, y es por diversas razones que eso puede ser contraproducente. Una de ellas es que se sustrae la capa orgánica del suelo a otro lugar, y el otro inconveniente que se genera es que este tipo de sustrato “tapa pluviales, se reseca y se encharca” generando malezas entre otros inconvenientes.
Luego, están también las cubiertas extensivas, y la ingeniera Soto las resume de la siguiente manera ¨las plantas están en función del sistema¨ a diferencia de las intensivas.
Pero en materia de normativas y políticas públicas ¿qué marco ofrece nuestra ciudad para concretar todos estos conceptos? Federico Garcia, Director gral. de políticas y estrategias Ambientales Caba, en el encuentro que se realizó en el 2020 dentro del marco del “Camino a la Transición Energética: propuestas para impulsar la GD en la ciudad de Buenos Aires” (articulando en dicha presentación con el C40), expresó que “la Ciudad de Buenos Aires, tiene una trayectoria de políticas públicas de lucha contra el cambio climático(…) que ha permitido que el 2017 Buenos Aires asumiera, junto a otras grandes ciudades del mundo, el compromiso promovido por la red C40, de alcanzar para ciudades de carbono neutral, resilientes e inclusivas para 2050 cumpliendo así con los requisitos del acuerdo de París”. Hoy se encuentra ya finalizado el tercer plan de acción climática que articula todas aquellas acciones que permitirán a Buenos Aires alcanzar el desafío planteado.
En cuanto a lo normado más específicamente, los techos verdes se encuentran estipulados en el “Código Urbanístico” de la Ciudad de Buenos Aires, donde se conceptualiza por ejemplo que es un Conector Verde, el Arbolado Público, el Muro o Cortina Verde, los techos Verdes entre otros elementos.
Al respecto, el arquitecto Gustavo Gonik, profesor universitario en prestigiosas instituciones entre ellas la UMSA, UM, y la Universidad Nacional de la Plata, nos menciona la Ley 4458 de CABA y comenta: “La mayor parte de los gases de efecto invernadero se producen en las ciudades en donde se generan, además, diversos problemas ambientales. Una de las causales más importantes es la denominada Isla de Calor”.
Además, comenta también que, “en diciembre de 2012, se promulgó la Ley Nº 4428 de Techos y Terrazas Verdes por la cual, mediante deducciones de impuestos, se busca incentivar la instalación en su jurisdicción de techos y terrazas verdes”.
El objetivo que con esta ley se pretende alcanzar involucra beneficiar a la urbe de las múltiples ventajas de bienestar y calidad de vida, y su consecuente ahorro energético.
El consejo de investigación Nacional de Canadá señaló que los techos verdes reducen más del 75% el promedio de energía utilizada en una casa de 400 metros cuadrados.
Contemplamos actualmente la desolación que se presenta en el microcentro de la ciudad de Buenos Aires, como consecuencia de la migración de los espacios de usos edilicios y del suelo, por ejemplo en el sector de oficinas, fruto de la pandemia por Covid- 19. Surge así la necesidad de preguntarse si puede pensar en la urbanidad de la ciudad mediante la integración de los espacios verdes públicos-privados y nuevas normas de habitabilidad comunitaria y nuevas formas de trabajo, con eje en el networking con el sistema home office, teniendo como uno de los posibles lugares como rótula al techo verde. La escisión de lo público y privado también debería volver a gestarse acorde a los nuevos y dinámicos tiempos que corren.
Hoy se presenta una nueva etapa para la humanidad, con nuevos desafíos y paradigmas para componer un mundo físico y además emocional. La ciudad que construyamos y/o re-elaboremos deberá estar a la altura de los desafiantes escenarios de crisis climática y desarrollo de resiliencia, y conformar junto con la dimensión social y las decisiones políticas, alternativas de espacios verdes urbanos para estos nuevos hábitats híbridos, generando pertenencia, identidad y sostenibilidad.
Por: María Fernanda Montaña, quien es arquitecta, consultora y corredora inmobiliaria. Socia fundadora en Grupo SENSE comunicación, portal especializado Tendencia Sustentable y Montaña Multiproperty.