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¿Por qué los autos eléctricos son «vitales» para la sustentabilidad?

"Poder librarse de un aire tóxico ya debería ser motivo suficiente para exigir vehículos cero emisiones en la ciudad", asegura Greenpeace.

Al rededor del mundo, los vehículos eléctricos ganan cada vez más terreno en el mercado. En este contexto, Greepeace publicó un comunicado «exige un transporte cero emisiones para que deje de ser uno de los sectores más contaminantes del planeta».

En este comunicado, la ONG busca responder muchas de las dudas que despierta este mercado. ¿De dónde saldrá la energía para recargar los coches? ¿Qué pasará con las baterías? ¿Cómo compensar el coste extra de un vehículo eléctrico? Y sobre todo: ¿es el coche eléctrico la solución para la movilidad del futuro?

Una respuesta clara

La mala calidad del aire le cuesta vida a todos los seres vivos. Solo en España, 35.000 personas fallecen de forma prematura por una contaminación que emiten sobre todo los vehículos motorizados.

Sustancias tóxicas como el NO2 o las micropartículas son especialmente dañinas para la población más vulnerable. Y esto ocurre en las grandes ciudades, precisamente donde hay más alternativas de transporte público y donde los viajes en coche rara vez exceden los 100 km diarios.

«La autonomía del coche eléctrico no puede ser excusa en trayectos urbanos», exige Greenpeace.

«Poder librarse de un aire tóxico ya debería ser motivo suficiente para exigir vehículos cero emisiones en la ciudad», agrega.

El transporte público también deberá transformarse.

Poco a poco, las zonas de bajas emisiones se generalizan en todo el mundo, pero todavía sin ambición suficiente. Ahora que cada vez más estudios relacionan la contaminación con una mayor transmisión de la COVID-19 y un aumento de su letalidad.

Si es importante garantizar un aire respirable, no lo es menos frenar la crisis climática. El sector transporte es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero.En España es el primero, por delante de la industria y de unas centrales eléctricas que dicen adiós al carbón.

Es cierto que un coche eléctrico todavía es más caro de fabricar, también para el planeta. Pero lo compensa con todo el combustible que deja de quemar para funcionar. Incluso contabilizando las emisiones extra por la fabricación y desecho de las baterías, al final de su vida útil un coche eléctrico emite mucho menos CO2 que uno de combustión. Sobre todo si se recarga con energía 100% renovable.

Reinventar el modelo

Pero aunque son menos contaminantes, los coches eléctricos siguen siendo coches. Su compra supone una inversión bastante importante. Como cualquier auto, ocupan mucho espacio, crean atascos, hay que tener sitio donde estacionarlo, entre otras variables.

Y cualquier imprudencia puede acabar en accidente o atropello. El coche eléctrico reduce la contaminación atmosférica y acústica, pero mantiene el resto de externalidades de un modelo de transporte caro e ineficiente.

Para la industria del automóvil, el futuro de la movilidad pasa por que cada persona compre un coche eléctrico aunque eso suponga fabricar (y vender) millones de coches y millones de baterías.

La movilidad eléctrica es otro de los eslabones de este cambio.

Ignorando además que hay muchas personas que no pueden conducir, ni asumir lo que cuesta comprar un vehículo cada pocos años. El futuro de la movilidad no puede limitarse a otro cambio tecnológico que nos siga dejando sin sitio para caminar y disfrutar por la calle, o para movserse de forma eficiente y segura.

Menos autos

Desde Greenpeace defienden la promoción del coche eléctrico por sus ventajas para la salud y para el medio ambiente. Y para lograrlo es necesario que se alimente de fuentes renovables y que se respeten los derechos humanos y ambientales en los procesos de extracción, fabricación y reciclaje de las baterías.

Las baterías, lejos de ser un producto de usar y tirar, deben jugar un papel clave como herramienta de gestión de la demanda. Los vehículos eléctricos intercambian energía con la red y acumulan los excedentes en sus propias baterías, lo que permite una mayor integración y aprovechamiento de la electricidad producida con energías renovables. Incluso cuando acaban su vida útil pueden reutilizarse como baterías estacionarias para regular el consumo doméstico.

El futuro de la movilidad pasa por un urbanismo que potencie la proximidad y reduzca la necesidad de trayectos largos, donde el uso del transporte colectivo siga siendo mayoritario, como ya sucede en muchas de nuestras ciudades.

Y que cuando necesitemos viajar en coche podamos elegir el más apropiado entre una flota eléctrica de movilidad compartida, de forma más eficiente en tiempo, energía y coste, y sin tener que fabricar un coche nuevo por persona.

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Fecha de publicación: 27/07, 7:32 am