Por qué Argentina es pionera en el cultivo del maíz
Los resultados de un informe de varias entidades mostraron que la huella de carbono nacional promedio es de 1248 kg de CO2.
El maíz argentino se posiciona a nivel mundial por tener una de las huellas de carbono más bajas. Esta información se revela en un informe técnico elaborado por expertos del INTA, INTI, Maizar y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que analizaron la campaña 2021/2022 en 16 regiones productivas del país. En este sentido, subraya el aporte positivo de prácticas como la siembra directa, el uso eficiente de fertilizantes y la inclusión de cultivos de cobertura, claves para explicar el sólido desempeño ambiental de la producción nacional.
De acuerdo con los resultados, la huella de carbono promedio en Argentina es de 1248 kg de CO2 equivalente por hectárea cosechada y de 0,178 kg de CO2 equivalente por kilo de maíz entregado en tranquera. Estos números posicionan al país entre los de menor impacto ambiental en la producción de maíz, con niveles que pueden ser hasta un 66 % inferiores a los de otros grandes productores.
Por qué Argentina es pionera en el cultivo del maíz
El informe destaca que “todos los países con datos científicos publicados presentan valores más altos que los estimados para nuestro país utilizando los mismos métodos”. Por ejemplo, en Estados Unidos, el modelo GREET del Departamento de Energía estima una huella de 0,371 kg CO₂eq/kg, mientras que en Europa se registran cifras como 0,515 kg CO₂eq/kg para el maíz de secano español y 0,545 kg CO₂eq/kg en Sudáfrica.
La ventaja del maíz argentino también se confirma al compararlo con bases de datos internacionales como Agrifootprint y EcoInvent. Mientras que en Argentina se registraron emisiones de 0,178 kg de CO2 equivalente por kilo de maíz, en países como India los valores superan los 0,614 kg, y en Vietnam alcanzan los 0,528 kg. Esta diferencia no solo posiciona al país como un líder en sostenibilidad, sino que además abre nuevas oportunidades comerciales para el maíz certificado con baja huella de carbono.
Entre los factores que explican este desempeño ambiental destacado, el informe señala el uso generalizado de la siembra directa, el manejo eficiente de fertilizantes y la incorporación de cultivos de cobertura.
El estudio también evaluó diferencias según la fecha de siembra. En un primer análisis, el maíz tardío presentó una huella de carbono un 3 % más baja que el temprano. Sin embargo, al considerar las remociones, esa relación se invirtió, y el maíz temprano mostró un resultado 1 % más favorable. Esta variación se atribuye a una mayor mineralización del suelo durante el ciclo del maíz tardío, debido a las temperaturas más elevadas.
También se analizó el impacto ambiental del transporte del maíz desde el campo hasta el puerto. Al incluir las emisiones del traslado y la carga en barco bajo condición FOB, las emisiones aumentaron un 15 % respecto al escenario base, alcanzando los 0,204 kg de CO₂ equivalente por kilo de grano.
El informe identificó como principal fuente de emisiones a la fertilización con nitrógeno, que representó el 35 % del total. Le siguieron la producción de fertilizantes (23 %), la gestión de residuos de cosecha (20 %) y el consumo de diésel (11 %).
En comparación con los datos relevados en 2012-2013, los valores actuales muestran una mejora del 22 %, impulsada principalmente por mayores rendimientos y avances tecnológicos. Se estimó que el 91 % de la producción de maíz en el país se realiza mediante siembra directa, lo que contribuye significativamente a la remoción de carbono del suelo.