Cómo la neuroarquitectura puede mejorar tu salud y bienestar
El diseño y los materiales de nuestras viviendas y espacios de trabajo afectan nuestras emociones y parámetros corporales, además de nuestra huella ambiental. ¿Las construcciones en madera ayudan?
Hoy pasamos más del 80% de nuestro tiempo en edificios y espacios cerrados, y esto tiene una enorme influencia en nuestra salud física y emocional, además de determinar la huella ambiental que generamos.
Cada vez más estudios científicos muestran que los colores, la luz, los materiales, las formas y el diseño de los ambientes afectan nuestra percepción, emociones y parámetros corporales como el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Qué es la Neuroarquitectura
Una nueva disciplina, la “Neuroarquitectura”, estudia cómo los espacios que habitamos influyen en nuestra salud física y emocional, basándose en seis pilares básicos:
- Iluminación
Estudios realizados en empresas comprobaron que la luz natural y las vistas a la naturaleza aumentan la satisfacción laboral y disminuyen el estrés. En tanto, un exceso de luz artificial por la noche puede afectar los patrones de sueño y el estado de ánimo. Una luz intensa y blanca puede activar nuestro cerebro, mientras una luz cálida ayudar a reducir el estrés. - Espacios verdes y plantas
Las vistas a exteriores con elementos naturales o la simple presencia de plantas mejora la salud mental de las personas. Asimismo, las plantas de interior generan bienestar y estados de ánimo positivos. - Colores
Los tonos cálidos como el rojo y el naranja estimulan la energía. En tanto, los tonos azules y verdes tranquilizan, relajan y reducen el estrés. Y el amarillo, bien aplicado, fomenta el pensamiento creativo.
Este conocimiento resulta útil a la hora de diseñar el interior de escuelas, centros de salud, espacios de trabajo y viviendas; además de centros comerciales y oficinas. - Dimensiones
La altura de un techo puede influir en la forma en la que procesamos la información. Algunos estudios sugieren que los techos altos activan una sensación de libertad e imaginación que estimula el pensamiento creativo y permite una mayor apertura a nuevas ideas y perspectivas. Por otro lado, los techos bajos ayudan a mejorar la concentración y la atención al detalle.
Esta información es clave para el diseño de los entornos laborales según el tipo de tareas a realizar. Una cirugía o un trabajo enfocado en operaciones matemáticas que requieren concentración podrían beneficiarse de un espacio con techos bajos, mientras que para una labor creativa es mejor un espacio amplio de techos altos. - Elementos arquitectónicos
Los ángulos y formas que se emplean en la arquitectura, el diseño de interiores y el mobiliario también influyen en nuestro estado mental. Tendemos a percibir los espacios rectos y con ángulos agudos como amenazantes. Por otro lado, las curvas y contornos más suaves nos aportan una sensación de seguridad que disminuye la ansiedad. - Materiales
Diversos estudios muestran que los materiales más naturales, como la madera, mejoran la salud y el bienestar, comparados con otros materiales como el cemento, el acero y el vidrio. Además de su impacto en la salud, la madera es un material renovable y sustentable, ya que tiene la capacidad de capturar carbono, a diferencia de otros materiales como el cemento y el acero, que liberan carbono a la atmósfera contribuyendo al cambio climático.
Investigaciones en Argentina sobre Neuroarquitectura
En Argentina, una investigación desarrollada por el INTI junto a la Cámara de la Madera (CADAMDA), evaluó las condiciones térmicas, acústicas y de humedad en viviendas de madera en zonas urbanas y rurales, y mostró que ofrecen ambientes más saludables, con menor consumo energético y mayor confort.
Entre los beneficios hallados se cuentan:
- Ambiente interior saludable: la madera ayuda a regular la humedad, generando ambientes más confortables.
- Reducción del estrés: la presencia de madera en interiores contribuye al bienestar psicológico.
- Eficiencia energética: las construcciones en madera tienen mejor aislación térmica, reduciendo el consumo de energía.
Además, “a nivel ambiental, la madera es un material renovable y su producción emite mucho menos carbono que otros materiales como el hormigón o el acero. Por otra parte, actúa como un sumidero de carbono, almacenando CO₂ durante toda su vida útil”, señala Daniel Vier, titular de CADAMDA y Secretario General de FAIMA, la Federación Argentina de la Industria de la Madera.
Triple impacto en la arquitectura
Actualmente, se están promoviendo distintos programas con participación público-privada que integran a la madera como elemento central de la construcción de viviendas sociales, especialmente en regiones forestales como el NEA y la Patagonia.
Esto tiene una triple línea de beneficios. Entre las ventajas económicas: mayor velocidad de construcción; menor costo logístico si se utiliza madera local; y posibilidad de industrialización (paneles y módulos prefabricados).
En cuanto a las ventajas ambientales: reduce la huella de carbono; ya que es un material renovable y reciclable. Finalmente, las ventajas sociales incluyen: la generación de empleo local en la cadena forestoindustrial; el fortalecimiento de las economías regionales; y la posibilidad de construir viviendas sociales con mejor calidad y confort.
“El impulso a la construcción en madera no es solo una tendencia global por motivos ecológicos: en Argentina representa una oportunidad estratégica para agregar valor local, dinamizar la economía regional y responder con eficiencia a la demanda habitacional”, apunta Vier.
Los nuevos desafíos urbanos, el crecimiento de las enfermedades mentales, el estrés crónico y la desconexión con la naturaleza exigen respuestas innovadoras tanto en el diseño como en los materiales constructivos. No se trata solo de construir casas, oficinas o escuelas. Se trata de construir salud y bienestar.