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Mejorar el medioambiente

Los bancos se vuelcan cada vez más hacia las tarjetas sustentables

Son de crédito y débito que en la mayoría de los casos se producen con resina de origen biológico (PLA), madera y hasta plástico recuperado de los océanos.

Está claro que a la hora de utilizar la expresión “pagar con plástico”, el consumidor se refiere a abonar con tarjetas de crédito y débito en lugar de usar efectivo (billetes y monedas) o un cheque bancario.

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Y obviamente, esas tarjetas están hechas de plástico que utilizan mucho PVC al punto que anualmente se calcula en 30.000 toneladas o el equivalente a 5.000 elefantes adultos o 150 Boeing 747.

Las tarjetas están hechas de plástico que utilizan mucho PVC al punto que anualmente se calcula en 30.000 toneladas.

El problema para el medioambiente es que el PVC es una composición de polímeros de acetato de vinilo y cloruro de vinilo, con un 40% de sus moléculas que provienen del petróleo mientras que el resto es cloro.

De hecho, se trata de un material denso y resistente al agua que cuando se combina con aditivos (ftalatos) que aumentan la plasticidad, produce un material flexible que es bastante duradero e ideal para el envasado de alimentos, revestimientos de suelos, juguetes para niños, productos farmacéuticos, bolsas y tuberías, y productos de cuidado personal, como champús, perfumes, jabones, esmaltes de uñas, lacas para el cabello y tarjetas de crédito y tarjetas bancarias en particular.

Sin embargo, el PVC está lejos de ser ecológico desde su origen, al utilizar combustible fósil no renovable y un alto nivel de cloro que, en el caso de las tarjetas de crédito y débito generan un problema a la hora de la fecha de vencimiento debido a que se trata de un producto que no es biodegradable y que, en lugar de descomponerse, se acumula en el medio ambiente.

Materiales alternativos

El problema de su reciclaje no es fácil de resolver teniendo en cuenta la gran variedad de aditivos, pigmentos que contiene y al bajo valor económico de sus resultados por lo cual la incineración es la forma común de eliminar el PVC de manera permanente creando una contaminación tóxica en forma de dioxinas y compuestos que contienen cloro cuando se incinera.

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En el caso de la industria de las tarjetas bancarias se están aprovechando nuevas tecnologías y materiales alternativos al PVC, incluido el uso de materias primas renovables que también pueden reducir el consumo de recursos naturales en su producción.

Uno de estos materiales es un plástico de base biológica conocido como ácido poliláctico (PLA) como el que utiliza el grupo francés Thales que está presente en Argentina desde hace 30 años, y a través de su oficina comercial, en Buenos Aires.

El problema del reciclaje de las tarjetas no es fácil de resolver teniendo en cuenta la gran variedad de aditivos, pigmentos que contiene y al bajo valor económico.

Opera en varios mercados comerciales, entre ellos el aeroespacial, el espacial, el de defensa y el de identidad y seguridad digital. También posee una asociación de largo plazo con las Fuerzas Armadas Argentinas, una fuerte relación con el gobierno local, instituciones bancarias, empresas de telecomunicaciones y tecnología para proporcionarles soluciones de Identidad y seguridad digital de última generación.

En particular, Thales ha desarrollado tarjetas ecológicas de origen biológico utilizando PLA producido a partir de maíz no alimentario teniendo en cuenta la necesidad del sector de encontrar soluciones que permitan ser más respetuosos con el medioambiente.

Al respecto, un informe del Banco Mundial, titulado “What a Waste 2.0″, revela que en el mundo se generan al año 2.010 millones de toneladas de desechos sólidos municipales, y al menos 33% de ellos no son tratados.

Se proyecta que la rápida urbanización, el crecimiento de la población y el desarrollo económico harán que la cantidad de desechos a nivel mundial aumenten un 70% en los próximos 30 años si no se toman medidas urgentes.

En este sentido, uno de los mayores temores parte del aumento que ha tenido la contaminación por plástico, la cual, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, pasó de dos millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017, mientras se espera que se duplique su cantidad de aquí a 2040.

Tarjetas recicladas

Por eso, los expertos aseguran que producir tarjetas hechas con materiales más sostenibles es el paso fundamental para ayudar a que las entidades financieras puedan ofrecer a sus clientes opciones de pago que sean más amigables con el planeta.

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En este sentido, Sylvie Gibert, vicepresidenta de tarjetas de pago de Thales, asegura que “ha llegado el momento de combinar la sostenibilidad con lo más avanzado en soluciones de pago, centrándose en la reducción y la compensación”.

Thales ya anunció el despliegue de más de 30 millones de tarjetas de pago ecológicas en todo el mundo, que además no comprometen la experiencia del usuario, algo que es primordial para extender su uso en el diario vivir.

Mastercard ya está entregando soluciones que pueden ser aprovechadas por el sector con tarjetas más ecológicas.

Un ejemplo es el de Mastercard, que ya está entregando soluciones que pueden ser aprovechadas por el sector con tarjetas más ecológicas y que mejoran el medio ambiente, los negocios y que satisface las necesidades cambiantes de los consumidores.

Se espera que estas iniciativas también sean implementadas por otros organismos que utilizan al plástico para la creación de documentos, ya que en un mundo donde desde las cédulas de identidad hasta nuestros boletos para la locomoción colectiva son transados en plásticos, lo mejor que podemos esperar es que este proceso sea lo más amigable y menos dañino posible con el ambiente.

En este sentido, Andres Kecskemeti, gerente de Ventas de Thales para servicios bancarios y de pago, asegura que el mundo financiero emite, al año, más de 6.000 millones de tarjetas de pago plásticas que obligan a la industria a generar nuevos materiales para reducir el impacto ambiental y avanzando hacia soluciones más sostenibles.

Sin poder de reciclaje

La preocupación tiene que ver con que en la actualidad el 90% de las tarjetas se fabrica con PVC virgen o PVC reciclado, el plástico más contaminante, y casi no se recogen ni reciclan las tarjetas caducadas.

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Por eso el objetivo de Thales es hacer que las experiencias sean seguras, simples, intuitivas y accesibles a las personas sin perder de vista el objetivo de colaborar con un mundo más sustentable.

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En efecto, las entidades financieras están ofreciendo a sus clientes opciones de pago más amigables con el planeta a través de tarjetas en base a materiales más sostenibles para disminuir la utilización de plásticos de primer uso en la impresión de tarjetas, cambiando los materiales por aquellos que encuentran una nueva vida útil, centrándose en la reducción del uso de plástico de primer uso y la compensación de la huella de carbono del proceso en sí mismo.

En este marco, la compañía espera reducir el plástico en un 80% de aquí al 2030, y que al menos la mitad de las tarjetas sean fabricadas con materiales sustentables, buscando finalmente que las personas migren desde tarjetas sostenibles hasta tarjetas virtuales, llegando a cero emisiones de carbono (CO2) en su elaboración.
“Como empresa estamos buscando garantizar la circularidad de los recursos deteniendo el uso de plástico virgen para el 2030. Realizamos una fuerte inversión en investigación e innovación durante varios años para avanzar en materiales como resina de origen biológico (PLA), madera, plástico recuperado de los océanos y otras futuras innovaciones”, detalla el ejecutivo de la compañía francesa.

Pone el ejemplo de Brasil, donde existe una empresa que recicla no sólo el plástico de las tarjetas, sino que también los chips y los transforma en nuevos productos, como cuadernos, cajas, portalápices, entre otros.

Además, la compañía cuenta con un plan de disposición de residuos que busca enviar todos los restos de PVC de la producción de tarjetas a recicladores, investigar la posibilidad de reutilizarlos en la propia industria, implementar un plan de reciclaje de residuos en el 100% de sus sitios para 2025 y aplicar reciclaje industrial, entre otras soluciones.

En línea con estos objetivos, Thales ofrece a sus clientes un programa único de compensación de carbono (CO2) para la emisión de tarjetas. Como resultado, sus tarjetas no sólo son neutras en carbono, sino que también cuentan con un logotipo de neutralidad para demostrar sus credenciales ecológicas a los clientes finales. Para ello, Thales ha desarrollado su propia herramienta de cálculo de la huella de carbono de las tarjetas, que está reconocida y auditada por las principales consultoras. Una vez aceptado el programa, la compensación económica de carbono.

Fecha de publicación: 21/03, 5:03 pm