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Falta de equilibrio

Las grandes ciudades del mundo se hunden en el océano: ¿Qué implica este fenómeno?

El hundimiento de las principales ciudades del planeta pone en riesgo infraestructuras clave y podría desatar una crisis humanitaria global.

El colapso de las grandes ciudades del mundo sería una catástrofe de proporciones incalculables. Ciudades como Nueva York, Tokio o Manila no solo albergan a millones de personas, sino que son centros clave en términos económicos, culturales y tecnológicos a nivel global. Su derrumbamiento impactaría gravemente la infraestructura crítica, el comercio internacional y millones de empleos, lo que provocaría crisis humanitarias y flujos migratorios masivos.

Además, la pérdida de su patrimonio cultural sería irreversible. Este escenario no solo representa una amenaza para la seguridad y la economía global, sino que resalta la urgente necesidad de actuar frente al cambio climático y gestionar de forma responsable nuestros recursos naturales.

Por qué las grandes ciudades del mundo se hunden en el océano

Entre 2014 y 2020, algunas áreas de Manila han experimentado un hundimiento de hasta 10.6 centímetros por año, según un estudio del Instituto de Resiliencia de la Universidad de Filipinas. Este ritmo es 24 veces superior al promedio mundial del aumento del nivel del mar, que es de 0.44 centímetros anuales.

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El fenómeno fue identificado por primera vez en los años 90, cuando los datos de mareógrafos mostraron niveles de agua que no podían explicarse solo por el cambio climático. Desde entonces, la situación empeoró, dejando viviendas parcialmente sumergidas y forzando a agricultores de arroz a recurrir a la pesca para sobrevivir. Aunque el hundimiento en Manila es alarmante, no es un caso único; ciudades como Yakarta, Mumbai y Venecia también enfrentan esta misma amenaza.

Incluso ciudades como Nueva York, aunque menos afectadas, no están exentas de este problema. En este caso, el hundimiento se debe a un fenómeno natural conocido como rebote postglacial, que ocurre cuando el suelo de zonas anteriormente cubiertas por glaciares colapsa mientras el área se eleva.

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El hundimiento del terreno tiene causas tanto naturales como humanas. En Manila, factores geológicos, como la cercanía a un volcán activo y la presencia de fallas sísmicas, contribuyen al agravamiento del problema.

El bombeo excesivo de agua debilita el suelo, provocando su colapso. Las áreas con mayor hundimiento suelen coincidir con zonas industriales y comerciales, donde la extracción de agua subterránea es más intensa. Aunque existen normativas para regular esta actividad, su implementación sigue siendo insuficiente.

El peso de los edificios también contribuye al hundimiento, pero los estudios sugieren que su impacto es mínimo en comparación con el efecto de la extracción de agua. Investigaciones en ciudades como Róterdam indican que la influencia de los edificios altos se limita a unos pocos milímetros al año.

La buena noticia es que el hundimiento puede ser controlado, e incluso en algunos casos, detenido. Ciudades como Tokio, Houston y Yakarta han logrado reducir las tasas de hundimiento mediante la regulación del bombeo de agua subterránea. En Yakarta, por ejemplo, las tasas de hundimiento pasaron de 25 centímetros anuales en el pasado a solo 3 centímetros en 2020, gracias a políticas hídricas estrictas.

En Manila, la Junta de Agua prohibió la perforación de pozos profundos y está promoviendo fuentes alternativas de agua, como un lago al sur de la ciudad. Sin embargo, en áreas gravemente afectadas, como Sitio Pariahan, donde los residentes se desplazan en botes, la única solución viable es la reubicación.

Fecha de publicación: 01/12, 1:58 pm