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Estas son las especies argentinas que incorporaron a una lista global para conservarlas

La Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres sumó a su lista al guanaco, al tiburón escalandrún, al delfín nariz de botella y el chorlito de Magallanes, presentes en Argentina.

El guanaco, el tiburón escalandrún, el delfín nariz de botella y el chorlito de Magallanes, presentes en Argentina, fueron añadidos a la lista de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS). Expertos locales resaltaron este hecho como un “logro significativo” para las iniciativas de conservación de estas especies, que desempeñan un “papel integral” en los ecosistemas del país.

De acuerdo con los recientes datos del Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente (UNEP-WCMC), el 44% de las especies enlistadas están experimentando disminuciones en sus poblaciones, y tres de cada cuatro especies en la lista de la CMS se ven afectadas por la pérdida de hábitat, degradación y fragmentación.

Adicionalmente, se informó que el 51% de las Áreas Clave para la Biodiversidad, consideradas “importantes” para los animales migratorios en las listas de la CMS, carecen de estatus de protección. Asimismo, el 58% de los sitios monitoreados, reconocidos como importantes para las especies en las listas de la CMS, están enfrentando “niveles insostenibles” de presión causada por la actividad humana.

Esta inclusión tuvo lugar durante la 14° Reunión de la Conferencia de las Partes (COP14) en la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, que se celebró del 12 al 17 de febrero en Uzbekistán.

La incorporación de estas especies a los apéndices fue el resultado de una iniciativa regional y multiorganizacional de cooperación transfronteriza, que involucró a científicos y organizaciones de Argentina y otros países de la región como Bolivia, Paraguay, Perú, Chile, Uruguay y Brasil.

En este contexto, “el riesgo de extinción es cada vez mayor para las especies migratorias a nivel mundial, incluidas las que no figuran en las listas de la CMS”, explicó a Télam Ramiro Ovejero, investigador del Conicet y uno de los impulsores de la inclusión del guanaco.

“El guanaco sudamericano fue un ejemplo de este punto, considerada una especie con carácter migratorio, ya que algunas poblaciones se encuentran en estado crítico”, agregó el miembro del Instituto de Ecología Regional y del Grupo de Especialistas en Camélidos Sudamericanos (GECS).

Con la inclusión del guanaco al Apéndice II de la CMS, que Ovejero caracterizó como “un hito”, es posible fortalecer iniciativas de conservación fronteriza y recomendar pautas de manejo sustentable para la especie.

Una de las principales conclusiones del encuentro “fue mostrar que las actividades humanas insostenibles están poniendo en peligro el futuro de las especies migratorias”.

Estos animales “no solo actúan como indicadores del cambio ambiental, sino que desempeñan un papel integral en el mantenimiento de la función y la resistencia de los complejos ecosistemas de nuestro planeta”, aseguró Ovejero.

Considerado el más abundante (por la cantidad de especímenes) de los grandes herbívoros nativos de los pastizales de Sudamérica hasta la introducción del ganado, el guanaco habita a lo largo de la Cordillera de los Andes desde el altiplano hasta Tierra del Fuego.

Sin embargo, experimentó fuertes disminuciones en el número de ejemplares en los últimos años, documentándose un retroceso de 93% en 20 años en el norte de la Patagonia, según datos de la organización civil WCS Argentina.

También se descubrió que en áreas sin alambrados y baja densidad de ganado, los guanacos son migratorios y habitan anualmente áreas de hasta 220.000 hectáreas.

Entre las principales amenazas para esta especie se cuenta “el deterioro de los pastizales a partir del uso ganadero por sobrepastoreo, junto con la la aridez creciente provocada por el cambio climático, que provoca una falta de alimentos para esta especie”, y la cacería de ejemplares, detalló Andrés Novaro, director de Conservación Terrestre de WCS Argentina.

Los guanacos, además, padecen la problemática de los alambrados en la mayoría de los campos: “La migración necesita que los animales puedan desplazarse libremente de un lugar a otro cuando cambia la cantidad de alimento”, a lo largo del año, sostuvo Novaro.

Por su parte, Juan Martín Cuevas, coordinador de Conservación de Tiburones y Rayas de WCS Argentina, se refirió a la situación del tiburón escalandrún, otra especie migratoria representante de las costas argentinas que se encuentra en peligro crítico de extinción.

“Como todo tiburón de gran tamaño, el escalandrún es un predador tope del ecosistema marino, lo cual lo ubica arriba en la cadena alimenticia, que posee un rol clave en mantener el equilibrio entre diferentes niveles de la cadena alimenticia”, señaló el especialista.

Estas características de la especie “permite tener un ecosistema marino sano”, al mantener su estabilidad controlando las poblaciones de presas y asegurando la biodiversidad.

Sin embargo, por la fuerte presión pesquera -comercial y deportiva- su población global se redujo al 80% en siete décadas, y en el Atlántico sudoccidental se redujo al 90% en 40 años, consignó WCS Argentina.

De esta forma, su incorporación a los Apéndices I y II, de conservación, “será de gran ayuda para implementar acciones de cooperación regional entre Argentina, Uruguay y Brasil que se vienen impulsando desde el 2020 junto con ONGs, pescadores, instituciones académicas y gobiernos”, añadió el especialista.

La tercera especie incluida en el Apéndice I de la CMS es el chorlito de Magallanes, o chorlito ceniciento, un ave caratulada como “vulnerable” por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la que, se calcula, quedan alrededor de 500 ejemplares en la estepa patagónica austral, según datos de la asociación Ambiente Sur.

Entre las principales amenazas de esta especie se destaca “la pérdida de hábitat por urbanización o por impacto de actividades humanas, como el tránsito de vehículos o ganado en zona de nidificación, la sequía e implementación de proyectos de infraestructura que no tienen en cuenta el hábitat de esta y otras especies”, explicó a esta agencia Germán Montero, director ejecutivo Ambiente Sur.

De igual manera, la relevancia de estas aves en el ecosistema reside en su función como “indicadores de la salud de los ecosistemas”, lo cual es crucial para “evitar la pérdida irreversible de especies y entornos”.

Finalmente, el delfín nariz de botella de Lahille, presente en Argentina desde las costas del sur de Buenos Aires hasta Chubut, ha experimentado un descenso en su población a lo largo de ambos márgenes del estuario del Río de la Plata desde la década de los 90′.

Este declive se atribuye a problemáticas como la captura accidental en redes de pesca, la contaminación química y acústica, así como la degradación de su hábitat, según detalló Miguel Iñíguez, presidente de la Fundación Cethus, una de las organizaciones que abogaron por la inclusión de este delfín en los Apéndices I y II de la CMS.

Fuente: Télam

Fecha de publicación: 22/02, 2:54 pm