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Reciclado tecnológico: ¿la “segunda vida” del negocio de las telecomunicaciones?

Se crean unos 50 millones de toneladas de “desechos electrónicos” en el mundo. El valor económico estos residuos podría redefinir el destino de los aparatos tecnológicos usados y abrir un nuevo mercado para la industria.

Los innumerables beneficios que el avance de la tecnología ha generado para la humanidad no se discuten en ninguna parte del mundo. Está claro que la globalización y la velocidad de creación de nuevos aparatos tecnológicos es constante pero a la vez plantea nuevas problemáticas vinculadas con el impacto que estos equipos tienen sobre el medioambiente.

Más que nada porque el desarrollo tecnológico y la oferta constante del mercado provocan un permanente recambio de artefactos eléctricos y electrónicos con nuevas funciones, diseños y modelos que impulsan la compra de los dispositivos más recientes pero que a la vez lleva al “destierro” a los aparatos que estaban en uso.

Equipos que se convierten en desechos con la complejidad que conlleva la disposición de esa basura tech que contamina el medioambiente, debido al tipo de sustancias utilizadas en su fabricación.

A nivel global, un informe de la consultora McKinsey & Company, sostiene que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) generan el 3% de las emisiones de dióxido de carbono mundiales.

Por su parte, un informe realizado por la Plataforma para Acelerar la Economía Circular (PACE) y la Coalición de Residuos Electrónicos de las Naciones Unidas, en todo el planeta se crean unos 50 millones de toneladas de “desechos electrónicos” o Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), previendo para el 2050 alcanzar las 120 millones de toneladas.

El trabajo también hace referencia al valor que tienen esos desechos, que supera los u$s60.000 millones cada año y entiende que a pesar de representar el 3% de la basura sólida mundial, significan hasta el 70% de los residuos peligrosos que acaban en los basurero si se tiene en cuenta que un solo producto puede estar hecho de más de 1000 sustancias diferentes.

Qué pasa en Argentina

En la Argentina en tanto, un trabajo de la organización MMSI dedicada al seguimiento de la implementación de compromisos de los gobiernos con el objetivo de crear una sociedad de la información inclusiva, estima que se generan 2.5 kg de residuos electrónicos por habitante por año.

Al multiplicar la cifra por los 40 millones de habitantes, la cuenta resulta en 100.000 toneladas de residuos cada 365 días, de las cuales un 35% proviene de informática y telecomunicaciones. En este contexto, a fines de este año se habrán descartado más de un millón de computadoras; 10 millones de teléfonos celulares y más de 400 millones de pilas.

También de acuerdo a la ONU, el país no cuenta con una ley nacional que reglamente la reutilización de los RAEE a pesar de que el país produce 300.000 toneladas de basura electrónica al año y se ubica tercero en el ránking latinoamericano de mayores generadores de residuos de este tipo, detrás de México, con 958.000 toneladas, y Brasil, con 1,4 millones de toneladas.

Cerca del 70% de la basura que contamina los vertederos y basureros públicos proviene de aparatos electrónicos que las personas desechan inadecuadamente.

Se trata de desechos considerados como Residuos Sólidos Urbanos Sujetos a Manejo Especial (RME) asimilables a los Residuos Especiales de Generación Universal en concordancia con la Ley 1854 de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos y sus normas complementarias.

Algunos ejemplos son: celulares, computadoras y sus componentes, pequeños electrodomésticos, televisores que en su composición cuentan con 72% de materiales reciclables (plásticos, metales ferrososos y preciosos, vidrio); 25% de materiales reutilizables (cables, motores, fuentes, lectoras, imanes) y 3% de residuos peligrosos (tubos de rayos catódicos, plaquetas de circuitos integrados, gases de refrigeración, PCB).

En este contexto, varias entidades y empresas locales entienden que los RAEE no son basura y que las sustancias químicas contaminantes que contienen pueden ser tratadas adecuadamente, siendo la reutilización la alternativa indicada para su recuperación de una manera económica, técnica y ambientalmente más eficiente que el reciclaje.

Parten de entender que existe un gran valor económico en los residuos electrónicos, en particular de materiales como oro, plata, cobre, platino, paladio, entre otros. De hecho, la la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), sostiene que hay 100 veces más oro en una tonelada de teléfonos inteligentes que en una tonelada de mineral de oro.

Es más, varias compañías telefónicas están creando mercados para reciclar y darles “una segunda vida” a sus productos, pero aún existe un margen muy importante para mejorar.

En este escenario, se destacan acciones de entes privados y estatales como los puntos de recolección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, además del mapa de Dónde Reciclo, un recurso muy útil para localizar los lugares donde se reciclan todo tipo de materiales.

Por su parte, la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata tiene el programa @ebasura, una iniciativa con más de 10 años de trayectoria donde reciclan componentes electrónicos, arman computadoras y las donan a las organizaciones que necesiten equipamiento informático.

Informes de estas organizaciones sostienen que si los residuos electrónicos no van a un punto limpio o de recepción segura, los componentes no reciben un tratamiento adecuado y terminan en un basural a cielo abierto o son quemados en incineradores, contaminando el suelo, el agua y el aire, impactando gravemente en el medio ambiente y poniendo en riesgo la salud de las personas, los animales y las plantas.

Sin embargo, se aclara que los equipos con valor comercial se acondicionan y las partes que se descartan se reciclan y se destruyen, de acuerdo a normas ambientales, en una Planta de Reciclaje Oficial que emite el certificado correspondiente.

Para Alberto Esswein, presidente de PC Discount, las empresas logran así ahorrar costos a la vez que recuperan el valor de los equipos en desuso creando equipos refurbished o reacondicionados que vuelven al circuito comercial luego de una profunda revisión y su re embalaje.

“Representan una excelente alternativa para aquellos consumidores que deseen adquirir productos tecnológicos de reconocida calidad pero que disponen de bajo presupuesto”, asegura el ejecutivo de una empresa que se autodefine como seguidora de la filosofía de Tecnologías Verdes (o Green IT).

Y agrega: “Nuestro modelo de negocios se centra en la recuperación sustentable de los equipos informáticos que las grandes empresas dejan de utilizar, minimizando el impacto ambiental y promoviendo mercados que le dan una segunda vida a los productos reutilizables”.

Esswein aprovecha el marco del Día Mundial del Aire Puro para explicar que los efectos del confinamiento en el medio ambiente, producidos por el combate contra el Covid-19, han demostrado que es posible tener un aire más limpio, “por lo que consideramos que esta crisis es una gran oportunidad para hacer bien las cosas y dejarle a las nuevas generaciones un futuro mejor”.

La empresa reafirma de este modo su compromiso con la responsabilidad social al reciclar activos IT en desuso, a través del proceso de reutilización eficiente, ayudando a reducir la brecha digital, cuidando el medio ambiente y generando nuevas cadenas de valor que le dan movimiento al conjunto de la economía.

Lo hace a partir del Proceso de Disposición de Activos de Tecnología de la Información (ITAD por sus siglas en inglés) que está concebido para solucionar la problemática del fin de ciclo de vida de los activos de una organización.

Hasta el momento, la empresa logró recuperar más del 92% del material que recibió, mientras que lo que no se puede recuperar se recicla en una planta especializada en el tratamiento de residuos tecnológicos.

Según el empresario, los RAEE contienen sustancias químicas que contaminan el medio ambiente al mezclarse con el resto de la basura, desprendiendo metales tóxicos perjudiciales para la salud.

De hecho, la ONU está financiando proyectos para apoyar la industria del reciclaje de los desechos electrónicos en 13 países de América Latina entre los que se encuentra la Argentina, además de Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

El organismo también viene pidiendo a los gobiernos que implementen la economía circular, que promueve una mayor reutilización y reciclaje posible y así continuar con el progreso de una forma más sostenible.

“Ante esta situación, la reutilización es la alternativa indicada para recuperar los aparatos eléctricos y electrónicos de una manera económica, técnica y ambientalmente más eficiente que el reciclaje”, detalla el Presidente de PC Discount, quien asegura ofrecer a las las empresas “una solución completa para que puedan disponer de sus equipos usados en forma económicamente rentable, segura, auditable y sustentable con el medioambiente”.

A nivel oficial entienden la necesidad de desarrollar un sector de reparación, reutilización y valorización de los RAEE con el objetivo de generar una importante cantidad de puestos de trabajo decente, avanzar hacia la formalización y la mejora de las condiciones laborales de las personas que trabajan en la recuperación de residuos.

Bajo estas premisas el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Oficina de país de la Organización Internacional del Trabajo para la Argentina redactaron el manual “Gestión integral de RAEE: los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, una fuente de trabajo decente para avanzar hacia la economía circular”.

En este sentido, el manual busca ser una herramienta útil para la capacitación de los distintos actores del mundo del trabajo, gestores de residuos, organizaciones sociales que trabajan sobre temas ambientales y laborales, entre otros actores de interés, acerca de los desafíos y las oportunidades que presenta la gestión de RAEE como fuente de trabajo decente.

Desde el Gobierno entienden que los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, o RAEE, son la fracción de residuos que más crece a nivel mundial, tanto en países desarrollados como en países en desarrollo.

Este crecimiento está directamente relacionado con el mayor consumo y la velocidad de recambio de los aparatos eléctricos y electrónicos por parte empresas, comercios, instituciones públicas, gobiernos y personas. Probablemente, este consumo se incrementará aún más en lo inmediato con el aumento del teletrabajo y las soluciones digitales como respuesta al Covid-19.

Tanto en la fabricación del aparato, como en su descarte como residuo (RAEE), se producen una cantidad de impactos sobre la naturaleza y la salud de las personas. Los equipos se fabrican a partir de recursos naturales no renovables y, en algunos casos, contienen sustancias peligrosas. Por eso en el manual se asegura que una adecuada gestión de los RAEE permitirá reducir los riesgos de liberar las sustancias peligrosas, y permitirá recuperar materiales que podrán reinsertarse en la industria, para así reducir la presión ambiental por la extracción de materias primas vírgenes.

“Se trata, además, de residuos que pueden contener materiales recuperables con alto valor de mercado, incluyendo minerales no renovables que, en su proceso de extracción, generan grandes impactos ecológicos y sociales. Al mismo tiempo, contienen sustancias que pueden ser peligrosas. Todo esto hace que el reciclaje de los RAEE tenga sentido desde el punto de vista económico, y también que requieran un tratamiento especial y diferenciado del de otros tipos de residuos para evitar daños al ambiente y a la salud”, detalla el manual oficial.

Fecha de publicación: 18/05, 8:01 am