El “lado B” de North Face: ropa sostenible, su origen como “marca verde” y su lucha contra el desastre ecológico
Douglas Tompkins, uno de sus fundadores, se interesó en el activismo ambiental, vendió su parte de otra firma y creó la organización Foundation for Deep.
Existe una máxima comercial que apunta que el cliente siempre tiene la razón. Tal vez no sea tan drástico, aunque hay personas muy exigentes con aquello en lo que deciden gastar su dinero.
Conscientes de ello, las empresas se esfuerzan en satisfacer sus deseos y la sostenibilidad ha pasado de este modo a ser un atributo más de los productos, junto a otros como la calidad y el precio, valorados por los consumidores en sus decisiones de compra.
La sustentabilidad se convirtió en un vector director del negocio de la moda, como se aprecia en la creciente oferta de marcas posicionadas en torno al medio ambiente, que dedican además esfuerzos a reducir su huella ecológica.
Puede que asociar una marca a determinados valores sea más fácil que tomarse el trabajo de informarse individualmente como consumidores. En cualquier caso, la que sigue es una selección de marcas y productos de nuevo y viejo cuño que navegan en el mercado alineadas estratégicamente con la sostenibilidad.
The North Face se creó en 1966, en San Francisco de la mano de Douglas Tompkins y Dick Klopp, que tomaron para su negocio de equipamiento para actividades al aire libre el nombre de cara norte, que es el lado más frío de una montaña, así como el que presenta las condiciones climatológicas más duras para su escalada, sobre todo en invierno.
El logotipo The North Face es un cuarto de círculo con dos líneas curvadas en su interior y forma de jota mayúscula invertida. Se trata de una interpretación de la famosa formación rocosa Half Dome, ubicada en el Parque Nacional de Yosemite.
The North Face no fue el único negocio que montó Douglas Tompkins, pues también lanzó la firma de moda Esprit. A finales de la década de los 80 del siglo pasado Tompkins se interesó en el activismo ambiental, vendió su parte de Esprit y creó la organización Foundation for Deep Ecology y el Conservation Land Trust. Después se fue a vivir al sur de Chile para centrarse en la conservación de la región patagónica.
Tompkins falleció en el país andino en 2015 a los 72 años de edad, tras sufrir un accidente de kayak. Para entonces el magnate llevaba décadas adquiriendo grandes extensiones de tierra para convertirlas en parques protegidos.
Finalmente, su viuda pudo materializar en 2019 el gran sueño de su marido: entregar formalmente a Chile las decenas de miles de hectáreas que compró desde comienzo de los años noventa el fundador de North Face para luchar contra el desastre ecológico.