El bosque más antiguo del planeta se encuentra en el lugar menos esperado
Este descubrimiento ofrece nuevas perspectivas sobre cómo la naturaleza primitiva dio forma al planeta tal como se lo conoce hoy.
En un rincón inesperado del planeta, un grupo de investigadores descubrió un secreto que desafía el tiempo y la imaginación: un bosque que no solo es único, sino el más antiguo jamás hallado en la historia de la humanidad.
Este sorprendente descubrimiento, oculto bajo capas de tierra y siglos de olvido, no solo desvela un pasado que parecía irrecuperable, sino que también nos muestra cómo las fuerzas naturales del pasado influyeron en el mundo tal como se lo conoce hoy.
En el suroeste de Inglaterra, un asombroso descubrimiento reveló el bosque fosilizado más antiguo conocido en la Tierra, con una antigüedad de 390 millones de años. Ubicado en los acantilados de arenisca costeros, este hallazgo ofrece una nueva visión sobre los ecosistemas primitivos que dominaron el planeta durante el Período Devónico, una etapa clave en la evolución de las plantas terrestres.
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Identificados por expertos de las universidades de Cambridge y Cardiff, estos fósiles representan los árboles fosilizados más antiguos encontrados hasta la fecha. Este descubrimiento no solo establece un nuevo récord histórico, sino que subraya la importancia de preservar y estudiar estas reliquias naturales para comprender el origen de los ecosistemas terrestres actuales.
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Los árboles fosilizados, clasificados como Calamophyton, tenían una apariencia similar a las palmeras modernas, aunque en realidad eran un «prototipo» de los árboles actuales. En lugar de troncos sólidos, presentaban estructuras delgadas y huecas por dentro. No poseían hojas y sus ramas estaban cubiertas por numerosas formaciones que se asemejaban a pequeñas ramitas, dándoles una apariencia distintiva.
Estos árboles eran considerablemente más pequeños que los actuales, alcanzando alturas de entre dos y cuatro metros. Durante su crecimiento, perdían sus ramas, dejando el suelo cubierto de vegetación que servía de hábitat para los invertebrados del bosque. Este ecosistema pertenece al Período Devónico, una era clave que marcó la expansión de la vida hacia la tierra firme, con la aparición de las primeras plantas con semillas y los artrópodos, los primeros animales terrestres en establecerse.