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Innovación

Diseñan un biosensor para detectar microplásticos invisibles en solo 3 horas

El método es rápido, económico y fácil de utilizar. Permite su detección en aguas contaminadas.

Un nuevo biosensor bacteriano promete revolucionar la detección de microplásticos: es rápido -puede dar resultados en apenas tres horas-, económico y altamente sensible. Además, es capaz de identificar distintos tipos de polímeros como poliacrilamida, policaprolactona y metilcelulosa. Las bacterias utilizadas pueden mantenerse viables hasta tres días si se conservan a 4 °C.

El método para detectar microplásticos es rápido, económico y fácil de utilizar

Uno de los grandes desafíos en la lucha contra la contaminación por microplásticos es que resultan invisibles a simple vista. Estas diminutas partículas, menores a 5 milímetros, se acumulan en mares, ríos y hasta en el agua potable. Detectarlas implica tecnología costosa, tiempo y recursos. Ahora, un avance biotecnológico podría cambiar este escenario: bacterias genéticamente modificadas que hacen brillar a los microplásticos.

Los microplásticos están presentes en prácticamente todos los ecosistemas acuáticos del mundo. Se originan en la degradación de residuos plásticos, en cosméticos con microesferas, en fibras desprendidas de la ropa sintética durante el lavado e incluso en el desgaste de neumáticos.

Aunque aún se investiga su efecto directo en la salud humana, se sabe que pueden transportar bacterias patógenas y sustancias químicas tóxicas, lo que amplifica sus riesgos: no solo contaminan físicamente, sino que también actúan como vectores de agentes peligrosos.

Una alternativa biotecnológica

Frente a técnicas tradicionales como la espectroscopía Raman o infrarroja -precisas pero lentas y caras-, un equipo de la Universidad Politécnica de Hong Kong, liderado por la profesora Song Lin Chua, diseñó una solución innovadora: una cepa no infecciosa de Pseudomonas aeruginosa, modificada para reaccionar al contacto con plásticos emitiendo una fluorescencia verde.

Diseñan un biosensor para detectar microplásticos invisibles en solo 3 horas

El sistema desarrollado se basa en la incorporación de dos genes fundamentales:

  • Uno que activa una proteína al detectar la presencia de plásticos.
  • Otro que desencadena la fluorescencia verde en respuesta a esa señal.

Este mecanismo se activa en apenas tres horas y permite identificar distintos tipos de microplásticos, como poliacrilamida, policaprolactona y metilcelulosa, incluso en escenarios reales como muestras de aguas residuales filtradas.

Viabilidad técnica y aplicaciones

Una de las grandes ventajas del método es su facilidad de conservación: las bacterias mantienen su viabilidad hasta tres días si se almacenan a 4 °C. Esto posibilita su transporte y uso en campo sin necesidad de equipamiento sofisticado.

Gracias a esa característica, la tecnología podría aplicarse en monitoreos ambientales a gran escala, hoy limitados por el alto costo y la complejidad de los métodos tradicionales. Entre sus usos potenciales se incluyen redes de control de calidad de agua, estudios en zonas costeras sensibles y evaluaciones en plantas de tratamiento para medir la eficiencia de filtración.

El avance responde a una necesidad urgente: detectar microplásticos de manera rápida y accesible para frenar su acumulación en los ecosistemas. Europa ya avanza con regulaciones, como la Estrategia de Plásticos en una Economía Circular, la prohibición de microplásticos en cosméticos en Francia y España, o la exigencia de filtros de microfibras en nuevas lavadoras. Paralelamente, iniciativas como Plastic Pirates en Alemania o Plastic Odyssey, una expedición internacional dedicada a mapear la contaminación plástica, muestran cómo la ciencia ciudadana puede potenciar el monitoreo. Herramientas como estas bacterias fluorescentes podrían integrarse de forma natural en esos esfuerzos colectivos.

Más allá de su utilidad inmediata, esta innovación ofrece múltiples beneficios:

  • Permite mapear con precisión focos de contaminación.
  • Reduce los costos de monitoreo, facilitando la participación de más comunidades.
  • Impulsa la ciencia ciudadana al involucrar a personas no expertas en la detección.
  • Favorece la transparencia ambiental mediante datos verificables y accesibles.
  • Y lo más importante: habilita intervenciones tempranas, antes de que los microplásticos ingresen en la cadena alimentaria.

Fecha de publicación: 15/09, 11:50 am