Cómo son los paneles solares que Argentina enviará al espacio
En un laboratorio de Córdoba, los equipos fueron sometidos a condiciones similares a las que enfrentarán en el espacio.
El año que viene Argentina pondrá en circulación el satélite SABIA-Mar y, en los últimos días, la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conae) probó uno de los elementos más importantes.
Se trata de los paneles solares que tendrá la misión que Argentina enviará al espacio. Lo hizo en la Falda del Carmen, en Córdoba.
Las celdas fueron sometidas a un ensayo de termovacío, algo que hasta el momento nunca se había hecho en la provincia. En una especie de “gran horno”, los paneles tuvieron que aguantar el calor de 125° y el frío de -95°.
“Los resultados fueron satisfactorios en base a los parámetros estipulados. Está en condiciones de viajar al espacio”, sentenció Gonzalo Merev, quien estuvo a cargo del ensayo.
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“Las celdas son sumamente frágiles, es como un vidrio de 0,2 milímetros, se puede romper solo con pasarle el guardapolvos por encima”, advirtió Claudio Bolsi, quien lideró esa etapa.
Araceli Barrera, responsable de paneles solares de Conae, explicó que estos desarrollos le suministrarán la energía necesaria al SABIA-Mar para que opere todos sus instrumentos a bordo una vez puesto en órbita.
Sobre el satélite que Argentina pondrá en órbita el año que viene, la especialista detalló: “Va a servir para obtener información del mar argentino, sobre todo de la presencia de clorofila, que nos habla de la salud del océano e indica dónde se encuentran los peces”.
La misión se enfoca en el estudio de los mares a nivel global, especialmente en las regiones costeras de Argentina y Sudamérica, y su lanzamiento está previsto para principios de 2025.
El nuevo sistema consta de cuatro paneles que miden 1,80 x 1,20 metros y pesan 12 kilos. En total cuenta con una superficie de 10 metros cuadrados y 2400 celdas que generarán una potencia de 2400 watts.
“Para las espaciales deben cumplir requisitos como la alta eficiencia, para proveer potencia a todos los instrumentos del satélite donde están instaladas, y resistencia al daño por radiación, dado que en el ambiente espacial hay partículas cargadas que pueden dañarlas. Además, no deben degradarse por otros factores y tienen que ser estables en el tiempo”, cuenta Marcela Barrera, física del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología que depende de la CNEA y el Conicet.
“Les hicimos mediciones eléctricas y funcionan, se comportan como una celda solar. Ahora buscamos introducir mejoras en el proceso de fabricación para optimizar sus parámetros eléctricos”, concluye Barrera.