Cómo hace el mayor transportista de crudo para reducir su huella de carbono
La sociedad es considerada como la dueña del principal ducto de Vaca Muerta, con una operación que abarca más de 1.900 km de red que atraviesa cuatro provincias.
Ya no quedan dudas de que el transporte de hidrocarburos contribuye a la huella de carbono a través de la quema de combustibles fósiles, como la gasolina y el diésel.
Es decir, ayuda a incrementar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que genera una actividad, producto o servicio.
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De hecho, en Argentina, el 13,9% de las emisiones de carbono provienen del transporte que, en muchos países, representa más del 25% de las emisiones totales de GEI.
Tanto a nivel local como en otros mercados el transporte de hidrocarburos se realiza mayormente por ductos que mueven petróleo crudo o gas natural, desde los campos de producción hasta las refinerías.
Se trata de grandes tuberías de acero y plástico que transportan los hidrocarburos a lo largo de un sistema de transporte no tripulado, en el que cápsulas o trenes de cápsulas llevan carga entre terminales a través de tubos.
Para los analistas del sector petrolero, dicho mecanismo es el medio más barato y mejor para transportar recursos de petróleo y gas natural a largas distancias.
En la Argentina, el mecanismo es mayormente utilizado para transportar la producción de Vaca Muerta, considerada una reserva de gas y petróleo no convencional que está cambiando la realidad energética local y que ya es la segunda reserva de gas no convencional del mundo.
Competencia local
En la actualidad, se encuentran operativos tres oleoductos como son OTASA, que llega a la refinería de Biobío en Chile; Vaca Muerta Oleoducto Sur, que conecta las localidades de Añelo (Neuquén) y Allen (Río Negro), donde se suma al sistema de Oleoductos Del Valle (Oldeval).
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En este caso, el ducto transporta petróleo desde Vaca Muerta hasta Puerto Rosales, donde es almacenado por Oiltanking. Se trata de una sociedad donde los principales accionistas son YPF (37%); ExxonMobil (21%); Chevron (14%), Pan American Energy (11%); Pluspetrol(11%); Tecpetrol (2,1%) y Pampa Energía (2,1%).
Es considerada la empresa nacional líder en el segmento de la actividad que involucra la gestión integral y el desarrollo, la operación y el mantenimiento de más de 1.900 kilómetros de una red de ductos que atraviesa cuatro provincias y se extiende desde Rincón de los Sauces y Plaza Huincul, en Neuquén, continuando su traza por Río Negro y La Pampa, alcanzando, finalmente, Puerto Rosales, en provincia de Buenos Aires.
La compañía es clave en el transporte de crudo por ductos ya que concentra cerca del 70% de los envíos de petróleo de la cuenca neuquina y el 100% del shale oil producido en Vaca Muerta.
Solamente el año pasado transportó más de 330.00 bbld/día, lo que representa el más del 50 % del petróleo producido en el país. Lo hizo a través de 15 estaciones de bombeo, ubicadas estratégicamente a lo largo de todo el territorio argentino mediante un sistema concesionado de ductos que se conoce com “Y” (y griega), un servicio de carácter público, considerado un monopolio natural con tarifa regulada, que se calcula sobre la base de un plan de inversiones y gastos comprometidos versus un caudal proyectado.
El sistema Y es una concesión otorgada por el Estado Nacional, cuya autoridad de aplicación es la Secretaría de Energía de la Nación.
Millonaria expansión
En la actualidad, Oldeval lleva a cabo uno de sus mayores planes de expansión de su historia bajo el nombre de Duplicar Plus, que le permitirá elevar su capacidad de transporte en 300.000 barriles de crudo hacia el Atlántico, a través del tendido de cañerías a lo largo de 525 kilómetros.
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Es decir, le permitirá aumentar nuestra capacidad de transporte de crudo a más del doble, para responder a las necesidades de una industria cambiante, fomentar la economía local y potenciar las exportaciones de petróleo en beneficio de la industria y del país.
Para ello, Oldeval se encuentra realizando un tendido de 455 km de ducto de 24” en diferentes tramos del oleoducto, entre la Estación de Bombeo Allen y la Estación de Bombeo Salitral, además de realizar un cambio de traza de 70 kilómetros en la zona de Bahía Blanca, y de repotenciar las estaciones de bombeo.
Las obras de este plan demandan una inversión de u$s1.200 millones y permitirán incrementar la exportación de petróleo en más de 300.000 bbl/d, equivalentes a u$s8.000 millones al año. La inversión se enfrenta en un 79% con adelanto de los clientes y el otro 21% con dinero propio obtenido a través de instrumentos financieros.
Una vez finalizado este proyecto, Oldeval encarará una nueva iniciativa con el objetivo de que la cuenca neuquina alcance la capacidad de transporte de 1.000.000 de barriles con un desembolso de u$s1.000 millones para que el proyecto comience a funcionar a partir de 2026.
Descarbonizar el negocio
Todo este ambicioso plan de negocios es acompañado por un compromiso con la sustentabilidad que le permita cumplir con el objetivo de ser una empresa líder en el segmento de midstream, creando valor pero con el compromiso de cumplir con las metas del Acuerdo de París para el 2030.
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Más que nada si se tiene en cuenta el actual contexto global, marcado por el cambio climático, la descarbonización de la economía y una sociedad cada vez más consciente y exigente con una energía más amigable con el medio ambiente.
Al respecto, Ricardo Hösel, CEO de Oldelval, asegura que la sustentabilidad es fundamental para para el futuro de la empresa y el de las comunidades con las que interactúa.
“Suministrar la energía esencial para una población creciente es una responsabilidad que asumimos con seriedad, siempre respetando a las personas, su seguridad y el ambiente”, explica el ejecutivo. En ese marco, la empresa decidió dar un paso significativo en su compromiso con la sustentabilidad al optar por alinearse a los estándares internacionales de Global Reporting Initiative (GRI).
Para Hösel, “este enfoque no solo nos posiciona competitivamente en el sector, sino que también reafirma nuestro compromiso con las mejores prácticas a nivel global”.
Triple contribución
Las palabras del máximo referente de Oldeval son consecuentes con los resultados de un informe elaborado por la compañía para analizar su compromiso con la eficiencia energética, procurando contribuir a estas metas globales con el objetivo de proteger el planeta.
Se trata del reporte bautizado como Gestión de Sustentabilidad, que está alineado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos por Naciones Unidas.
Luego de un análisis para conocer, de acuerdo con su negocio, cuáles son los ODS en los que puede tener un mayor impacto, Oldeval los agrupó en tres niveles según el tipo de contribución.
El primero está relacionado a la prevención de los impactos ambientales, a través del aseguramiento de la integridad del sistema de oleoductos. Para eso, trabaja en prevenir y mitigar este tipo de sucesos, los cuales identifica y evalúa a lo largo de todos sus procesos.
El segundo es el plan de gestión ambiental que incluye desarrollar campañas de sensibilización, como la adhesión al lema propuesto por la ONU por un planeta #SinContaminación Por Plásticos.
Del mismo modo, llevó a cabo tareas para identificar la problemática relacionada a los plásticos en el planeta; encarar una mejor gestión de la energía; minimizar la huella de carbono; prevenir daños y situaciones ambientales; gestionar el agua; biodiversidad y los residuos.
En este caso, busca recuperar los materiales, para incluir en un circuito de economía circular los residuos que se generan por las tareas de operación y mantenimiento del sistema de oleoductos, así como también de las actividades administrativas.
Por ello, la principal clasificación se concentra en: residuos especiales, residuos reciclables (papel, cartón, plásticos), residuos orgánicos compostables y residuos no reciclables (asimilables a urbanos)
Este plan se complementa con la importancia del lograr un importante ahorro energético teniendo en cuenta que en 2021 y 2022, las condiciones del transporte cambiaron a nuevos servicios de operación y mantenimiento, y al incremento de los caudales transportados.
Por lo tanto, el consumo de energía fue en aumento al punto que la compañía debió actualizar la línea de base, relevando sus usos y consumos de energía para generar una única matriz global de información.
En el caso de la huella de carbono corporativa, Oldeval sigue los lineamientos de la norma ISO 14064, con el objetivo de evaluar y cuantificar el impacto de las actividades de la empresa en relación con sus emisiones.
El año pasado, comenzó a incorporar, a las mediciones producidas de manera directa que son realizadas por fuentes de o controladas por la compañía, es decir, las emisiones de alcance 1; y las indirectas provenientes de la generación de electricidad adquirida y consumida, o de alcance 2). Hizo lo mismo con las emisiones vinculadas al upstream y downstream de sus operaciones (emisiones de alcance 3).
Para cuantificarlas, consideró el proceso de combustión fija de gas natural, diésel y nafta, la combustión de fuentes móviles de diésel y nafta, y las emisiones fugitivas ocurridas durante el transporte por oleoducto y almacenamiento en tanques.
De la totalidad de los gases emitidos, las emisiones de CO2 representan el 81,28 % del total, mientras que el CH4 representa el 18,67 % y el N2O el 0,05 %.
En relación con las emisiones de GEI, optó por acciones basadas en la naturaleza para compensar parte de ellas a partir de, por ejemplo, aliarse con ONG ReforestArg® y aportar 18.000 árboles, para que sean plantados en bosques nativos de la Cordillera de los Andes.
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Todo ello bajo el concepto de triple impacto, ya que esta acción incluye el cultivo de especies nativas en viveros locales, generación de empleo, restauración de bosques afectados por incendios, voluntariado para las plantaciones y la compensación de parte de la huella de carbono (5.400 tCO2e).
