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Ley Ómnibus

Científicos advierten que la Ley Ómnibus pone en riesgo reservas de agua

Se debe a que la nueva normativa permitiría operar sobre ambientes periglaciares, que son fuente de recursos para poblaciones, biodiversidad y humedales.

La aprobación general de la Ley Ómnibus ha permitido que, a partir de hoy, se aborden los artículos de manera específica. Uno de ellos es el que posibilita la modificación de la Ley de Glaciares, generando una fuerte oposición por parte de organizaciones ambientales y científicos.

La Ley 26.639 fue promulgada en 2010 con el propósito de preservar los glaciares y ambientes periglaciares, esenciales como fuentes de recursos hídricos para poblaciones y biodiversidad. En el marco de esta normativa, se estableció el inventario nacional de glaciares, llevado a cabo por el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), en colaboración con el entonces Ministerio de Ambiente de la Nación.

La modificación central que busca introducir el Ejecutivo con la Ley Ómnibus consiste en redefinir el concepto de glaciares, excluyendo a aquellos de menor tamaño. También se excluyen aquellos que no fueron contemplados en el inventario, que permanece incompleto.

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“El perjuicio más significativo de la modificación a la ley de glaciares es que una vasta extensión de la cordillera dejará de estar protegida. Esto posibilitará el desarrollo de actividades actualmente prohibidas en zonas donde la nieve se infiltra y luego recarga las cuencas de los ríos”, explicó Lucas Ruiz, investigador del Ianigla, en una entrevista con TN. Además, añadió: “La ley proporciona una mayor seguridad para evitar la contaminación del agua que proviene de esas cuencas”.

Se refiere a la nieve que se transforma en hielo, acumulándose en capas a lo largo del tiempo gracias a diversas condiciones ambientales, como las bajas temperaturas en altitudes elevadas. Estos glaciares son una reserva crucial de agua dulce.

Con el deshielo de algunas capas en ciertas áreas de los glaciares, tanto debido al aumento de las temperaturas a nivel mundial como a su ubicación en la parte inferior de las montañas, el agua se filtra en el terreno para luego volver a solidificarse bajo tierra. Este fenómeno ocurre principalmente en regiones que se sitúan por debajo de la zona de los glaciares y se manifiesta como hielo subterráneo, acumulándose en capas sucesivas.

El entorno periglaciar puede definirse como un terreno congelado, donde el hielo puede formarse debido a la presencia de humedad y a la exposición a bajas temperaturas, generalmente cercanas o inferiores a 0°C. El proceso de congelación puede tener lugar en la superficie, por encima o por debajo de ella, transformándose en una reserva hídrica. En caso de descongelamiento total o parcial, esta masa se convertiría en agua.

Existen también variantes como los glaciares de escombros, una combinación de glaciares subterráneos con presencia de piedras sin hielo visible, así como suelos congelados que contienen una cantidad significativa de hielo pero no cumplen con la definición de glaciares. Ambas alternativas constituyen reservas hídricas subterráneas.

La atención se centra en la minería, y Ruiz enfatizó que la ley no solo salvaguarda a los glaciares, sino también al ambiente periglaciar, ese “hielo que se encuentra en el subsuelo y no es visible, especialmente en áreas de la cordillera de San Juan, Mendoza, La Rioja o Catamarca”.

El investigador señaló que, en la actualidad, la minería no está prohibida en ciertas áreas “si se llevan a cabo proyectos viables que no contravengan la ley”. Sin embargo, advirtió que las modificaciones propuestas en la ley ómnibus “están específicamente dirigidas a ciertos proyectos que actualmente entran en conflicto con la ley de glaciares”.

Según detalló, las fases de un proyecto minero tienen una duración muy extensa. Las exploraciones para determinar la viabilidad de una explotación de este tipo pueden llevar hasta 20 años, durante los cuales los territorios se modifican constantemente.

Estos cambios generan otro problema que afecta directamente a la biodiversidad y a las comunidades locales. El clima seco de la región en cuestión provoca la ausencia de bosques en la cordillera y que la mayoría de la fauna y flora coexistan en áreas limitadas, como los humedales de altura, que se alimentan precisamente del deshielo de glaciares y del hielo subterráneo de los ambientes periglaciares.

Fecha de publicación: 06/02, 2:32 pm