Cambio climático: cuáles son los compromisos de reducción de emisiones de Argentina y cómo se cumplirán

En el marco de la Cumbre de Líderes por el Clima, el presidente Alberto Fernández presentó nuevos compromisos nacionalmente determinados (NDCs), superiores a los anunciados hace seis años, luego de firmar el Acuerdo de París.

El anuncio se hizo el 22 de abril, día de la Tierra, durante un encuentro virtual de mandatarios organizado por el presidente de Estados Unidos Joe Biden. En esa oportunidad, Fernández se comprometió a mejorar la meta de reducción de emisiones de Argentina, con vista a la próxima cumbre climática que se realizará a fin de año en Glasgow, Escocia. Y ratificó la intención del país de alcanzar la carbono neutralidad (es decir, compensar el total de emisiones generadas por el país) en 2050.

En términos técnicos, “Argentina se comprometió a limitar el crecimiento de sus emisiones a 350 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2eq) para el año 2030 ,lo que supone una mejora del 27% respecto del primer compromiso presentado en 2016 (483 millones de toneladas)”, destacó Rodrigo Rodríguez Tornquist, secretario de Cambio Climático del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Este compromiso es incluso algo más elevado que el NDC que se había presentado en diciembre del año pasado. Sin embargo, “aún está lejos del límite de emisiones ideal (250 MtCO2eq.) para evitar que la temperatura promedio global aumente más de 1,5°C antes de fin de siglo”, sostuvo Enrique Maurtua, coordinador de Cambio Climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

Cómo llegar a las metas

Para cumplir con las metas de reducción de emisiones, el Gobierno impulsará las energías limpias, y se propone alcanzar en 2030 un 30% de renovables en la matriz energética nacional. Esta meta reemplaza y supera al 20% para 2025 que establece la Ley de Energías Renovables.

Asimismo, el presidente Fernández sostuvo en su discurso por el día de la Tierra que “se está diseñando un plan de eficiencia energética para la industria , el transporte y la construcción, se promoverán tecnologías de punta para reducir emisiones y la producción y exportación de hidrógeno (verde) y se erradicará la deforestación ilegal, tipificándola como delito ambiental”.

También adelantó el envío al Congreso de un nuevo presupuesto para la protección de bosques nativos y la sanción de la Ley de Educación Ambiental (aprobada por el Senado el 14 de mayo).

Por otro lado, citando al Papa Francisco, Fernández señaló que “la crisis ecológica y social son dos caras de una moneda” y enfatizó la necesidad de “renovar la arquitectura financiera internacional”. Asimismo, propuso un canje de deuda por servicios ambientales y más recursos para mitigación y adaptación canalizados por la banca internacional, para países considerados de ingresos medios como Argentina, y reconfigurar los análisis que hacen las calificadoras de riesgos”.

Las metas de reducción de emisiones “no se pueden alcanzar a cualquier costo sino siguiendo criterios de transición justa, equidad de género y participación federal”, apuntó Rodriguez Tornquist.

Según el inventario nacional de Gases de Efecto Invernadero, los sectores de Energía y Transporte son los que mayores emisiones generan (un 53% de las emisiones totales), seguidos por Agricultura, Ganadería y otros usos del suelo (37%). En este sentido “se está trabajando para promover la intermodalidad: reactivar ramales del tren de cargas para los traslados largos, y usar los camiones para tramos más cortos”, ejemplificó Rodríguez Tornquist.

Desde FARN, entidad que presentó días atrás su Informe Ambiental Anual, Maurtua sostuvo que “las metas están alineadas con la necesidad de reducir emisiones, pero no se condicen con otros anuncios, como los subsidios a combustibles fósiles o un potencial acuerdo con China para instalar megagranjas porcinas”.

Para el especialista “Argentina tiene una responsabilidad porque es la tercera economía de Latinoamérica, y el tercer emisor de gases de invernadero en la región (después de Brasil y México). Lo bueno es que contamos con los recursos y las tecnologías para lograrlo” .