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Alternativa viable

Bonos de carbono: empresas locales apuestan por la conservación ambiental

Las compañías que no pueden reducir sus emisiones de carbono ahora tienen la opción de invertir en la protección de ecosistemas.

Los mercados internacionales y locales, especialmente en sectores clave como la minería, están demandando cada vez más que la producción de bienes y servicios reduzca la emisión de dióxido de carbono. En San Juan, existen diversas iniciativas orientadas a mitigar o reducir la emisión de gases de efecto invernadero, siendo el uso de energías renovables una de las soluciones más comunes. Sin embargo, para aquellos sectores que no pueden adaptarse con suficiente rapidez, los bonos de carbono se presentan como una alternativa viable. Recientemente, la provincia vio la llegada de la primera empresa que ofrece este servicio.

Un bono de carbono es una opción para las industrias que no pueden reducir completamente sus emisiones o hacerlo a un ritmo adecuado. En términos simples, consiste en la compra de créditos verdes de quienes generan un impacto positivo en la atmósfera, como los que protegen bosques nativos o ecosistemas. El dinero recaudado se destina a la conservación de estos espacios. Un ejemplo de esto es la mina Hualilán, que se convirtió en el primer proyecto argentino en alcanzar la neutralidad de carbono, aunque en colaboración con empresas extranjeras. Además, la mina planea desarrollar un proyecto de baja emisión, que busca mantener este enfoque durante toda la producción.

Empresas locales apuestan por los bonos verdes para la conservación ambiental

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En San Juan, la Fundación tu Árbol, dirigida por Ariel Martínez, creó una red para convocar a empresas interesadas en adquirir bonos de carbono. Según Martínez, este es el primer esfuerzo local en la provincia, ya que aunque algunas empresas locales compraron créditos a nivel nacional o internacional, nunca antes se había ofrecido esta opción a nivel local.

La iniciativa, denominada Red Net Zero, fue lanzada oficialmente ayer. Martínez explicó que, aunque ya estaban trabajando en este campo y tienen un contrato con una certificadora franco-mexicana que les otorga respaldo internacional, decidieron lanzar la red como una forma de ofrecer una propuesta más concreta. El proyecto tiene sus raíces en dos estancias ubicadas en Iglesia y Albardón, que abarcan más de un millón de hectáreas protegidas por la fundación. El objetivo ahora es capitalizar esta riqueza natural y conservarla con el apoyo de empresas privadas.

“Esto le puede servir por ejemplo a un transporte”, detalló, “que no puede todavía cambiar sus camines a eléctricos y por lo tanto va a seguir emitiendo carbono”. En este caso, por ejemplo, el propietario de la transportista podría entrar al sistema de los sanjuaninos y aportando una tasa inicial y luego mensualmente, adquirir sus bonos. “Nosotros ofrecemos también un acompañamiento en el proceso de medición de carbono, entonces, si todavía no empiezan a hacerlo, los aportes van a valer para cuando sí tengan esos datos para empezar a comprobar su reducción de emisiones”, aclaró.

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Esta iniciativa, desarrollada con el apoyo de la Secretaría de Ciencia y Técnica del Ministerio de Producción, ya está en funcionamiento. Según Martínez, cumplen con los protocolos de trabajo de organismos internacionales para ofrecer soluciones a los empresarios locales. Aunque existen empresas que realizaron inversiones propias en la conservación del medioambiente, como una calera que invierte en la recuperación y conservación de bosques nativos, lo que distingue a esta propuesta es el conocimiento y la capacidad para llevar a cabo estos proyectos.

Net Zero, el primer bono verde creado en San Juan, es un proyecto multitemático que se enfoca en la conservación de dos áreas naturales de la provincia, ubicadas en Iglesia y Albardón. La primera abarca más de un millón de hectáreas, mientras que la segunda tiene 30 mil hectáreas.

Con los fondos recaudados de empresas interesadas en compensar sus emisiones de carbono, el objetivo es “proteger y valorar estas zonas que no solo cuentan con riquezas naturales, sino también culturales y de biodiversidad”. Según Ariel Martínez, coordinador del proyecto, estas áreas no solo albergan una gran cantidad de vegetación sin intervención humana, sino que también podrían servir para realizar estudios sobre especies de mamíferos y aves que se pensaban en peligro. Además, señaló que en el norte provincial se encuentran «200 kilómetros del Camino del Inca, que también se busca poner en valor».

Fecha de publicación: 03/12, 12:16 pm