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Problema

Alertan sobre la contaminación de “químicos eternos” en el agua potable en el mundo

David Behringer, experto ambiental, revela la creciente presencia del ácido trifluoroacético en diversos cuerpos de agua.

En los últimos años, los científicos centraron su atención en los “químicos eternos”, compuestos utilizados en la fabricación de una amplia gama de productos domésticos y que, según estudios, están asociados con varios problemas de salud, según The Washington Post. Entre estos, el ácido trifluoroacético (TFA) comenzó a ser identificado como una preocupación creciente, ya que parece estar presente en niveles crecientes en el agua de lluvia, subterránea y potable.

David Behringer, consultor ambiental especializado en refrigerantes y propelentes en Alemania, señaló el problema: “La situación es que tenemos TFA en toda el agua potable. La estamos bebiendo ahora mismo. Todos están bebiéndola”. Investigaciones recientes de la Pesticide Action Network Europe revelaron altos niveles de contaminación por TFA en muestras de agua superficial y subterránea en diez países de la Unión Europea.

Alertan sobre la contaminación de “químicos eternos” en el agua potable

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Los “químicos eternos”, también conocidos como sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), fueron diseñados para conferir propiedades resistentes y repelentes a diversos productos. Estos químicos se encuentran en utensilios de cocina antiadherentes, envoltorios de comida rápida, hilo dental y recubrimientos que repelen grasa, agua, aceite y calor. Su extrema durabilidad, que les permite descomponerse lentamente, les ha dado el apodo de “químicos eternos”.

El TFA se está volviendo más prevalente, principalmente debido a su uso en refrigeradores y sistemas de calefacción y refrigeración modernos. Estos aparatos, modificados para ser más respetuosos con el medio ambiente, generan TFA como un subproducto indeseado. Behringer explicó esta tendencia: “Algunos refrigerantes de hidrofluoroolefinas, como los utilizados en los aires acondicionados de los automóviles europeos, se degradan completamente en TFA”.

El compuesto químico, por su estructura molecular más simple, es más difícil de detectar y filtrar. Katie Pelch, científica de salud ambiental en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, añadió que ciertos productos farmacéuticos también contribuyen a esta contaminación. “En los medicamentos, se añade flúor y otros halógenos para evitar su descomposición prematura. Cuando estos se degradan, liberan TFA en las aguas residuales”, comentó Pelch.

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La regulación del TFA, especialmente en Estados Unidos, sigue siendo limitada. La Agencia de Protección Ambiental (EPA) aún no estableció normativas específicas para este compuesto. Sin embargo, la agencia se mostró abierta a investigar más sobre los riesgos potenciales del TFA. Remmington Belford, portavoz de la EPA, mencionó que se están preparando para “gestionar de forma proactiva los riesgos emergentes”.

El Protocolo de Montreal de 1987, que eliminó el uso de clorofluorocarbonos (CFC), llevó a un aumento en el uso de alternativas como los hidrofluorocarbonos (HFC) y sus sucesores, los hidrofluoroolefinas (HFO). Emily Best, directora de programas de la Environmental Coalition on Standards en Bruselas, explicó los efectos colaterales del protocolo: “El Protocolo de Montreal resolvió un problema pero creó otro. A medida que los HFO se degradan y se convierten en TFA, regresan a la superficie a través de la lluvia”.

En Alemania, la oficina federal de productos químicos propuso incluir los AGT (ácidos grasos trans) en la lista de sustancias tóxicas para la reproducción del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos de la ONU. De ser aprobada, esta medida permitiría desarrollar directrices para clasificar y comunicar los efectos del TFA en la salud humana y el medio ambiente. Mientras tanto, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) ya clasificó al TFA como peligroso para la vida acuática y dañino para la piel y los ojos humanos.

Pelch advirtió sobre los posibles riesgos de la exposición continua al TFA: “Si sigues expuesto diariamente a través del agua que bebes, el aire o los productos que usas, hay una gran probabilidad de que esta exposición se esté acumulando en tu cuerpo”. Estudios recientes detectó altas concentraciones de TFA en diversas fuentes, desde el Centro de Ecología de Michigan hasta informes sobre polvo en interiores y exteriores y precipitaciones en varios países europeos.

En cuanto a los efectos a largo plazo en la salud, la información es todavía limitada. Los PFAS en general se asociaron con varios tipos de cáncer, infertilidad, colesterol alto y efectos adversos en el hígado, la tiroides y el sistema inmunológico. Sin embargo, la acumulación de ácidos grasos trans en el cuerpo y sus efectos específicos aún están sujetos a mayor investigación.

En resumen, mientras los científicos y los reguladores continúan debatiendo y estudiando los posibles riesgos de estos químicos eternos, la creciente presencia de TFA en el medioambiente es motivo de preocupación global.

Fecha de publicación: 31/07, 3:39 pm