Sudamérica perdió 450 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires en hectáreas de pastizales

El planeta se encuentra en una encrucijada crítica entre la necesidad de aumentar la producción de alimentos y la urgencia de conservar el ambiente. La pérdida de fertilidad del suelo, la deforestación y la disminución de la biodiversidad son problemas globales que requieren atención inmediata.

Entre 1985 y 2022, Sudamérica perdió un 20% de sus pastizales, subrayando la importancia de abordar cómo equilibrar la creciente demanda global de alimentos con la preservación de los ecosistemas.

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Los pastizales del bioma Pampa Sudamericano

Los pastizales del bioma Pampa Sudamericano, que abarcan extensas áreas de Argentina, Brasil y Uruguay, son vitales tanto para la ganadería como para la biodiversidad. Estos ecosistemas son hogar de una diversidad notable de especies vegetales, como gramíneas nativas (Stipa, Paspalum y Festuca), así como una variada flora de hierbas y flores silvestres. También albergan una fauna importante, incluyendo especies en peligro como el venado de las pampas y el ñandú. Sin embargo, la expansión y conversión de campos ganaderos a agricultura o sistemas mixtos están amenazando seriamente estos ecosistemas.

Un estudio reciente liderado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y otras instituciones cuantificó esta pérdida: el proyecto MapBiomas Pampa Trinacional, utilizando imágenes satelitales para analizar cambios en la cobertura del suelo, reveló que los pastizales de la región han disminuido de 44,4 millones de hectáreas en 1985 a solo 35,3 millones en 2022.

Esta reducción de 9,1 millones de hectáreas equivale a 450 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires o cuatro veces la provincia de Tucumán.

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La necesidad de conservar la biodiversidad

La protección de la biodiversidad es crucial no solo por motivos ecológicos, sino también debido a su impacto en la salud humana y en la estabilidad económica derivada de la producción ganadera.

La biodiversidad ofrece servicios ecosistémicos fundamentales, como la polinización de cultivos, el control de plagas y la purificación del agua y del aire. Además, un ecosistema diverso y robusto tiene mayor capacidad de adaptación frente a cambios climáticos y eventos extremos, como sequías e inundaciones.

Mariano Oyarzabal, docente de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información en la FAUBA, destacó la importancia de monitorear los pastizales para comprender y mitigar el impacto de la agricultura en estos ecosistemas. “Otros grupos de la mencionada red colaborativa Mapbioma están mapeando el Chaco y la Patagonia. También están caracterizando recursos acuíferos, incendios y el carbono orgánico del suelo de los países amazónicos. Gracias a la magnitud de su cobertura espacial y temporal, hoy tenemos una película completa de la región”, explicó el especialista y agregó que otros países que no integraban la red, como Perú y Bolivia, se están incorporando.

El equilibrio entre la conservación del suelo y la producción de alimentos es un desafío complejo. Con una población mundial proyectada de 9.7 mil millones para 2050, la demanda de alimentos está en aumento constante. Se estima que la producción agrícola global debe incrementarse en un 70% para satisfacer esta creciente necesidad. No obstante, esta expansión agrícola no debe realizarse a expensas de los ecosistemas naturales.

Iniciativas como el proyecto MapBiomas Pampa Trinacional son esenciales para comprender y mitigar los impactos de la expansión agrícola. La preservación de pastizales y bosques no solo es crucial para la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental, sino también para asegurar que las generaciones futuras dispongan de los recursos naturales necesarios para su subsistencia.

Fuente: con información SLT Fauba