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Transición energética

Así es el primer proyecto argentino para sacar energía de las olas de mar

Solo a nivel mundial existen 33 convertidores operativos de energía undimotriz, la mayoría en países europeos. Cómo es la iniciativa local.

¿Sabías que dicen que hay “una Vaca Muerta en el Mar Argentino“? Se trata de la posibilidad de avanzar con el aprovechamiento de la energía de las olas y el proyecto lo lleva adelante la Facultad Regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional (Utnba).

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Así, la investigación que podría desembocar en la concreción del primer proyecto argentino de energía undimotriz, consistente en un aprovechamiento del movimiento de las olas del mar que sería “suficiente para abastecer a toda América del Sur”.

En este sentido, Alejandro Haim, director de Proyecto del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Utnba, subrayó que “la densidad de la energía undimotriz es superior a la eólica, es una Vaca Muerta en nuestro mar y no la estamos aprovechando”.

El proyecto, una vez obtenido el financiamiento para su construcción a escala real, se instalará en la escollera de Mar del Plata, donde se habilitará inicialmente en un área de 300 metros cuadrados, hasta completar un parque de tres hectáreas capaz de generar la energía para abastecer el consumo de 20.000 personas.

Uno de los sistemas para extraer energía del mar.

“Se aprovecha el movimiento ondular del mar para transformarlo en energía eléctrica a través de diversos dispositivos”, explicó Haim en diálogo con la agencia de noticias Télam.

Sobre el proyecto desarrollado hace trece años por la Utnba, Haim aclaró que “se trata de una boya que tiene un brazo de palanca que transforma el movimiento ondular de las olas del mar en uno circular uniforme, moviendo un generador que entrega energía”.

Las boyas son de acero naval huecas cuyo peso y medidas puede ser variables de 2 a 20 toneladas y de 3 a 10 metros de diámetro y, según las dimensiones del equipo, la potencia podrá variar entre 30 a 200 kW por unidad.

En la presentación del proyecto, el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Utnba precisó que el equipo “puede ser instalado offshore mediante pilotaje, plataformas de extracción de petróleo y gas, o en estructuras existentes como escolleras (como el caso de este emprendimiento) y muelles”.

Así funciona el sistema que desarrollaron expertos argentinos.

“Hasta ahora el financiamiento salió de la UTN y algunos premios, ahora llegó a una etapa de maduración económica y necesitamos apoyo externo”, planteó, además de aclarar que se anotaron “en un proyecto del Fontar (Fondo Tecnológico Argentino) que nos daría $50 millones y con eso podríamos construir un equipo para probarlo en la costa de Mar del Plata”.

Al respecto, aclaró que “los 50 millones son los que nos faltan para dar el último paso, pero detrás de eso hay más de diez años de trabajo de un equipo, en muchos casos ad honorem”, y se esperanzó con las perspectivas que se abren una vez que la primera boya comience a operar.

La elección del número no es casual: una vez instalada la primera boya, el propósito es emplazar un parque undimotriz de 200 boyas, que ocuparía tres hectáreas con una potencia total de 6 Mw, para abastecer los requerimientos de 5.000 hogares o 20.000 personas, equivalentes a 15.000 toneladas de CO2 por año.

Problema mundial

A pesar de contar con una plataforma de más de 4 millones de kilómetros cuadrados y proyectos que se remontan a principios del siglo pasado, la Argentina no cuenta aún con emprendimientos para aprovechar las diferentes opciones de energía que ofrece el mar.

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De todos modos, el problema es mundial ya que con 336.000 kilómetros de costas en la actualidad existen sólo 33 convertidores operativos de energía undimotriz, la mayoría en países europeos, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena).

Otro de los sistemas que se utilizan para aprovecha la energía renovable.

La Argentina ya archivó las centenarias iniciativas de aprovechamiento de la energía mareomotriz en la Península de Valdés, por razones de preservación del patrimonio natural, aunque aún se mantienen las expectativas para la instalación de centrales en otras zonas de Chubut y Santa Cruz.

Por otra parte, estudios de otros países sobre energía mareotérmica (consistente en el aprovechamiento de las diferencias de temperatura a distintas profundidades del mar) por el momento no se han desarrollado por estas latitudes, en gran medida porque la ecuación costo-beneficio no sería tan favorable como en las otras alternativas.

La Irena se entusiasma con el potencial de la energía undimotriz en el planeta, al que estima en unos 29 millones de Gigavatios/hora (Gwh), equivalente a lo que la Argentina consume en dos siglos, según el último informe de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec).

Ese potencial, sumado al aportado por otras energías renovables, abre un panorama alentador de cara a los desafíos del cambio climático y la necesidad de reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como al impacto económico de la provisión de recursos fósiles, de los que la guerra entre Rusia y Ucrania es una muestra significativa, pero no la única.

Cómo se extrae energía del mar

Los mecanismos más utilizados para el aprovechamiento de la energía de las olas son básicamente cuatro y el más extendido es el de las boyas o Power Buoy, precisamente el empleado en el proyecto de la Facultad Regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional (Utnba), además de otros emprendimientos como el español de Santoña, en el Mar Cantábrico.

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La boya absorbe el movimiento de las olas y se fija al fondo marino mediante un poste, con un generador y un sistema hidráulico en su interior.

Otra opción es la columna de agua oscilante (OWC, Oscillating Water Column), creada por el japonés Yoshio Masuda, y es elegida para zonas de fuerte oleaje, ya que aprovecha el golpe de mar y su retroceso para mover el aire de sus cámaras interiores; su principal desarrollador es la compañía danesa Wave Dragon Aps.

La columna de agua oscilante (OWC, Oscillating Water Column), creada por el japonés Yoshio Masuda.

Una tercera posibilidad es la del sistema de cilindros articulados o “Pelamis” (en griego, serpiente marina), alineados en paralelo con la dirección de la ola y parcialmente sumergidos, como el Okeanós emplazado en la costa de la ciudad portuguesa de Póvoa de Varzim, al norte de Oporto.

Por último, está el columpio de olas de Arquímedes o AWS (Archimides Wave Swing) sistema simple de cámaras de aire conectadas, desarrollada inicialmente por los Países Bajos y con avances experimentales en las costas de Australia, India, Suecia, China y Japón.

La elección de los mecanismos no sólo depende de cuestiones de costos sino principalmente de las características del oleaje en el área en la que se prevé instalar el parque.

Fecha de publicación: 11/10, 12:53 pm