Ceniceros ecológicos, el nuevo negocio de la mayor distribuidora de gas del país
La compañía comenzó a fabricar eco-ceniceros a partir del reciclado de los sobrantes de cañerías de polietileno.. Quién es y de qué se trata el proyecto.
Además de ser la mayor distribuidora de gas natural de la Argentina en términos del volumen de energía distribuida por año, Camuzzi comenzó a incursionar en un negocio totalmente diferente pero fuertemente vinculado a la protección del medioambiente y la sustentabilidad.
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A partir de rezagos de las cañerías de gas que la compañía utiliza para sus operaciones decidió iniciar la producción de ceniceros ecológicos o eco-ceniceros que ya se encuentran distribuidos en varias localidades de su zona de concesión que actualmente concentra más del 25% de la demanda anual de gas natural del país.
De hecho, las operaciones de Camuzzi cubren el 45% del territorio nacional a través de dos regiones contiguas. Bajo un complejo sistema de gasoductos de transporte, ramales y redes de distribución que supera los 50.000 km lineales de extensión de cañerías (cifra equivalente a tres veces la distancia entre Buenos Aires y Tokio), la distribuidora abaste a más de dos millones de usuarios que residen en las provincias de Buenos Aires; La Pampa; Neuquén; Chubut; Río Negro; Santa Cruz y Tierra del Fuego.
En este marco, los eco-ceniceros forman parte de la estrategia de sustentabilidad de la compañía a través de un proyecto que le ha permitido recuperar el material de rezago (cañerías de polietileno).
La iniciativa comenzó a planificarse en el 2020 para desarrollar ceniceros a partir del reciclado de sobrantes de cañerías de gas natural. Y este año ya lleva distribuidos más de 200 unidades en distintos municipios de su área de concesión.
La producción de los eco-ceniceros tiene que ver con la red de distribución de gas que circula por debajo de las veredas y que se vincula a los gabinetes de gas mediante una cañería especial que se denomina “Servicio”.
Estos servicios tienen una longitud predeterminada de fábrica, y para su colocación, deben ser cortados en función de la distancia existente entre el gabinete de gas y la propia red.
Los tramos que sobran se convierten en material de rezago que hasta ahora no podían ser utilizados nuevamente. Lo mismo sucedía, por ejemplo, cuando la empresa debe reparar una cañería existente en la vía pública o reemplazar un tramo de caño por otro nuevo, y así se genera más material de rezago.
Para reutilizar esos desechos, Camuzzi impulsó este proyecto junto a un equipo de diseñadores industriales con el objetivo de darle una nueva vida y un nuevo uso a partir de la tecnología del rotomoldeo que transforma el polietileno (el descarte de los caños) en productos duraderos y livianos. Con esta técnica, Camuzzi realizó ceniceros que se instalan fácilmente y permiten contener las colillas de cigarrillo sin que se vuelen o esparzan.
La empresa analizó en detalle sus componentes y descubrió que, reciclando este material, podía generar un nuevo producto que también ayuda a cuidar las ciudades, manteniéndolas limpias y cuidadas de las millones de colillas que anualmente producen el uso del cigarrillo.
La decisión de desarrollar este nuevo producto se debe a que una colilla de cigarrillo tarda 10 años en desintegrarse. Además, una sola de ellas puede contaminar grandes volúmenes de agua potable; representan un tercio de todos los residuos recogidos cada año en la limpieza urbana, afectan el crecimiento de las plantas, y también llegan a través de los desagües a los mares y océanos, perjudicando seriamente la vida marina.
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A principios de año, la empresa acordó con el gobierno bonaerense la instalación de sus eco-ceniceros en la vía pública para facilitar el descarte de los residuos de cigarrillos.
En una primera etapa, se comenzó con la instalación de 100 eco-ceniceros en las principales arterias y puntos estratégicos de La Plata; la zona de bancos en calle 6 y Av. 7; las plazas del centro fundacional; la zona de bares ubicada en diagonal 74; y en la zona del Paseo del Bosque.
Al respecto, María Tettamanti, directora General de Camuzzi, sostuvo que el proyecto forma parte del compromiso de la empresa con el “desafío de profundizar el despliegue de nuestra estrategia de sustentabilidad como un proceso de mejora continua, sin descuidar las promesas asumidos a largo plazo y a la vez, responder a la crisis generada por la pandemia sumando esfuerzos propios a los de distintos actores”.
Hoja de ruta
En este sentido, la distribuidora viene siguiendo como hoja de ruta de su estrategia de sustentabilidad la norma ISO IRAM 26000:2010 Guía Orientativa de Responsabilidad Social, los principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas, la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El año pasado llevó adelante un proceso de revisión y actualización de la matriz para verificar si era necesario sumar nuevos temas dado el contexto de pandemia o renombrar algunos ya existentes.
De esa forma, estableció un total de 21 temas claves, organizados según las dimensiones del impacto de triple bottom line (económico, social y ambiental), así como los aspectos estratégicos del negocio.
“Promovemos la concientización ambiental entre nuestros colaboradores a través de campañas de uso eficiente de los recursos y del gas”, agrega Tettamanti, quien detalla que más de 100 toneladas (110.185 kg) de materiales son reutilizados y reciclados.
Dicha cantidad surge principalmente de la venta y/o donación de medidores de gas, cañería de polietileno, papel, cartón y chatarra metálica.
Esos residuos se recolectan de forma diferenciada en tres categorías: residuos domiciliarios (denominados internamente como “Residuos Tipo A”), materiales reciclables y/o reutilizables (“Residuos Tipo B”) y residuos peligrosos (“Residuos Tipo C”).
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Los “Residuos Tipo A” se envían a disposición final mediante las facilidades con las que cuenta cada municipio. Los “Residuos Tipo B”, que son materiales sobrantes generados en las obras o equipos que se retiran de servicio por obsolescencia o mal funcionamiento son reacondicionados para su posterior reutilización o bien son destinados a empresas recicladoras donde los materiales recuperables son extraídos, para su posterior inserción en el circuito productivo.
En relación a los “Residuos Tipo C”, son enviados a disposición final mediante transportistas y operadores habilitados para tal fin.
En cuanto a los métodos de tratamiento o disposición final son definidos por los operadores de residuos peligrosos habilitados. Dentro de los métodos utilizados se incluyen operaciones de incineración, landfarming, estabilización, relleno de seguridad.
Cambio climático
Ante el desafío actual del cambio climático, en Camuzzi aseguran promover la eficiencia energética a través de la medición de las emisiones generadas en nuestra operación y la implementación de medidas de reducción para contrarrestar los efectos generados en el ambiente.
Por caso, en sus plantas compresoras se mide anualmente la emisión de gases de combustión provenientes de los compresores y generadores. Las mediciones incluyen la cuantificación de la emisión de GEI indirectos (monóxido de carbono CO y óxidos de nitrógeno NOx) que en la atmósfera se transforman en GEI directos.
En lo relativo a eventuales fugas de gas natural a la atmósfera, la distribuidora lleva a cabo un continuo relevamiento y reparación de dichas fugas en todas sus instalaciones, en cumplimiento de la Norma interna NSM-107 Relevamiento de Fugas. Asimismo, los eventuales venteos de gas natural se circunscriben solo a cuestiones operativas y de habilitación de instalaciones, acotándose las emisiones a tales circunstancias.
En su reporte de sustentabilidad, Camuzzi explica que realiza todos los estudios necesarios destinados a identificar y evaluar las potenciales consecuencias ambientales de las obras proyectadas, a fin de establecer las pautas específicas para mitigar y evitar eventuales impactos negativos.
Para encarar esa tarea interviene la Gerencia de Seguridad y Medio Ambiente en todos los proyectos de construcción y ampliación de nuevas instalaciones de gas, así como en los proyectos de abandono o retiro de instalaciones existentes, para analizar y definir los estudios ambientales necesarios, en un todo de acuerdo a los requisitos establecidos en la Norma Regulatoria NAG 153 (Normas Argentinas Mínimas para la Protección Ambiental en el Transporte y la Distribución de Gas Natural y otros gases por cañerías) y en la legislación ambiental vigente.
Los principales impactos negativos de las obras se producen sobre el medio físico y durante la etapa constructiva, que se trata de una etapa transitoria y con una duración específica y acotada en el tiempo.
Recursos “responsables”
Desde la empresa promueven el uso racional y responsable de los diferentes recursos naturales a través de la adopción paulatina de buenas prácticas para reducir el impacto ambiental negativo y potenciar los impactos positivos generados.