La crisis económica y la pandemia frenaron el mercado local de “bonos verdes”
La emisión de títulos para financiar proyectos con compromiso sustentable se derrumbó en el país por la incertidumbre económica y las consecuencias del Covid.19 sobre el mercado financiero y las inversiones
La crisis económica que comenzó a golpear fuerte a la Argentina desde fines de 2018 y el impacto de la pandemia del Covid-19 en el sistema financiero local jugaron en contra la emisión de los llamados “Bonos Verdes” que, hasta ese momento se habían convertido en uno instrumentos de apalancamiento de inversiones más prometedores del país y de toda América latina.
Se trata de una especie de Obligaciones Negociables (ON) pero que se deben destinar a financiar o refinanciar proyectos que ofrezcan beneficios sociales, ambientales o sustentables.
Los también llamados “Green Bonds”, contemplan beneficios ambientales como la mitigación o adaptación al cambio climático, la conservación de la biodiversidad o el control de la contaminación del aire, del agua y del suelo.
Y le permiten a sus emisores acceder a fuentes adicionales de crédito con mejoras en las tasas de interés de las colocaciones y hasta mejorar su reputación en el mundo corporativo al ser identificados como empresas que ayudan a incrementar los negocios bajo la protección y cuidado del medio ambiente.
En el caso de los que compran estos bonos, obtienen rendimientos comparables a las ON u otro instrumento similar con el adicional de mostrar un interés por contribuir a la sustentabilidad del planeta.
Cómo evolucionó
La Argentina había alcanzado su pico en el 2017 gracias a la emisión de un título de este tipo por u$s200 millones con el objetivo de financiar la construcción de Cauchari, el parque de energía solar más grande de la región. El éxito fue tal que gobierno que conduce Gerardo Morales recibió más del triple de ofertas del monto que había propuesto emitir.
Cuatro años después y si bien las colocaciones se diversificaron a partir del interés que estos instrumentos despertaron en el sector privado, las emisiones se derrumbaron.
A finales del 2020 se contabilizaron siete emisiones de bonos verdes por u$s60 millones que estuvieron lideradas por compañías locales importantes y de sectores diversos como la petroquímica; la banca; la logística; comercio electrónico y hasta gobiernos provinciales.
Algunos ejemplos fueron los liderados por Petroquímica Comodoro Rivadavia; Mercado Libre; las provincias de La Rioja y Jujuy; los bancos Galicia, Ciudad y BICE; la bodega mendocina Fecovita; la energética AES y la empresa logística Plaza.
Todas fueron emitidas en pesos por un total de $10.000 millones o algo más de u$s66 millones al tipo de cambio actual. Una cifra muy lejana a los u$s460.300 millones emitidos a nivel global o los u$s19.000 millones que se lanzaron en Latinoamérica en el mismo año, según se informa en un documento elaborado por el banco J.P. Morgan.
La combinación de efectos negativos como la recesión de la economía; las consecuencias del coronavirus; la profundización de las normas que complican la emisión de este tipo de títulos, sumado a la falta de proyectos de inversión formaron el combo perfecto para congelar nuevas colocaciones de bonos verdes.
Ni siquiera los lineamientos presentados en el 2019 por la Comisión Nacional de Valores (CNV) para el fomento de los bonos verdes, sociales y sustentables fueron suficientes para inyectar confianza y seducir a los inversores para encarar operaciones de este tipo en el mercado local de capitales.
Cierto optimismo
De todos modos, existen informes optimistas sobre el futuro para estos bonos en la Argentina como el de S&P Global que asegura que el impacto negativo es pasajero y que se refiere a la existencia de un amplio margen para que el mercado local se recupere y se expanda a un ritmo parecido al del resto de la región.
También las autoridades regulatorias locales intentan retomar el ritmo creciente tal como sostiene Matías Isasa, director de la CNV que resalta el programa de finanzas sustentables lanzado por el organismo para establecer una estrategia de difusión sustentada en una guía para la Inversión Socialmente Responsable; Bonos Sociales Verdes y Sustentables; y para Evaluadores Externos.
A esto se sumó el mercado BYMA con el armado de un panel que distingue a las firmas certificadas con bonos verdes del que participan cinco empresas.
“Este tipo de instrumentos brindan una mejora en la diversificación de los inversores, capturando nuevas oportunidades de negocio al aprovechar la creciente demanda de desarrollo sostenible como así también la atracción de capital de largo plazo”, asegura Belén Zermatten, consultor Senior de Sustainability de PwC Argentina.
Su colega y socio para Argentina de la misma consultora, Diego López, asegura que los bonos verdes “continúan consolidándose como la mejor alternativa de financiación para aquellas empresas que incorporan la sostenibilidad dentro de su estrategia corporativa”.
El ejecutivo plantea expectativas de crecimiento importantes “sobre todo en contextos como el de nuestro país, donde las energías renovables están cobrando cada vez más relevancia”.
En el mismo sentido, un informe de FixScr, evaluadora afiliada a Ficht Ratings, hace referencia al “fuerte crecimiento” que en los últimos años ha registrado el mercado de los Green bonds tanto a nivel mundial como en la Argentina, aunque admite el golpe provocado por el coronavirus.
“La llegada de la pandemia de Covid-19 tuvo impacto en la emisión de este tipo de instrumentos a nivel global, al igual que sucedió para otros tipos de bonos”, sostiene el trabajo en el que también se destaca el esfuerzo de muchos gobiernos por colocar al clima y la sustentabilidad en el centro de planificación de las medidas económicas y políticas para apoyar una recuperación “verde” como salida de la pandemia.
Según la consultora, el desarrollo local del mercado de bonos verdes es aún incipiente aunque la oferta de productos financieros sostenibles ha aumentado en el último tiempo, aunque destaca que las características de estos instrumentos tienen sus particularidades como el cortoplacismo o menor plazo de las emisiones respecto a otros mercados y que en la mayoría de las emisiones el uso de los fondos correspondió a proyectos de energía renovable, principalmente vinculados a parques eólicos.
“Las oportunidades para la emisión de bonos verdes, adicionalmente a energía renovable, se relacionan con la financiación de proyectos de eficiencia energética, edificios verdes, gestión de residuos y del agua, transporte limpio y agricultura sostenible, ya sea en forma directa o a través de préstamos bancarios”, agrega el informe de FixScr.
Destaca también el protocolo de finanzas sostenibles firmado por una veintena de bancos orientado a trabajar en cuatro ejes como son desarrollar políticas internas para implementar estrategias de sostenibilidad; crear productos y servicios para apoyar el financiamiento de proyectos con impacto ambiental y social positivo; optimizar los sistemas de análisis de riesgo con foco medioambiental y social y promover una cultura de sostenibilidad.
A partir de estos antecedentes, la consultora considera que la perspectiva de crecimiento para las emisiones de bonos verdes es muy favorable para los próximos años.
“En Argentina hay un interés creciente por parte de los inversores y del ecosistema en general, que se espera se acelere con una mayor demanda ante la creación de los Fondos Abiertos ASG (ESG)”, destacan los autores del informe.
También anticipan que el crecimiento futuro estaría vinculado a la necesidad de infraestructura verde y a prácticas de agricultura sostenible que tienen fuerte potencial en la Argentina y en el resto de la región.