Crearon una huerta barrial para cultivar algo más que alimentos en Mar del Plata
Reconocido como el mejor del país por un organismo internacional, el proyecto busca dar acceso a alimentos naturales y saludables. La historia de una huerta comunitaria con impacto social.
Ante la escasa oferta de alimentos nutritivos en los comedores comunitarios de la ciudad de Mar del Plata, un grupo de profesionales diseñó un plan sustentable y escalable al que apodó “Proyecto Huertas en tu barrio”, y fue reconocido como el «mejor proyecto argentino» por un organismo internacional.
El equipo pertenece a la Fundación CEPES (Centro de estudios económicos, políticos y sociales), una organización ubicada en la ciudad costera dedicada a la investigación, elaboración y ejecución de proyectos sociales, culturales y educativos.
Si bien la iniciativa se originó en 2024, este año se pondrá en marcha en la ciudad, como “respuesta participativa y replicable ante una crisis alimentaria estructural que afecta especialmente a los barrios populares de Argentina”, explica a Economía Sustentable Luciana Saladino, docente de escuela primaria y secundaria de la ciudad y una de las impulsoras del proyecto.
El proyecto surgió junto a Tomás Rodríguez, Maximiliano Gatti y Sebastián Rodríguez, luego de años de observar una demanda puntual que no estaba siendo cubierta por el Estado ni por el sector privado: alimentación natural y de calidad en comedores.
Huertas comunitarias para una dieta sustentable
Con las huertas comunitarias buscan aportar alimentos que enriquezcan la dieta, al mismo tiempo que enseñar a la comunidad a producirlos: “El proyecto propone la creación de huertas agroecológicas en comedores comunitarios con el objetivo de que las propias familias puedan producir frutas, verduras y hortalizas, alimentos esenciales para una dieta saludable que hoy están ausentes en los programas de asistencia y muchas veces inalcanzables por su alto costo”.
También cuenta con orgullo que, a fines del año pasado, Huertas en tu barrio” fue reconocido como el mejor proyecto argentino en el marco del programa Liderazgo para la Transformación 2.0 del CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, que en la ciudad y el país se dicta a través CEFAS (Centro de Estudios, Formación y Animación Social).
Con participación directa y cotidiana en el territorio sobre el cual se proyectan las primeras dos huertas que beneficiarán directamente a 25 familias, el trabajo se divide en cuatro etapas: la primera inicia en agosto y la última finaliza entre noviembre y diciembre de este año.
Cómo nació el proyecto de huerta en tu barrio
“La idea de trabajar con un proyecto de huertas comunitarias surgió luego de varios años de observar en territorio una falta concreta de alimentos naturales y sanos. Veíamos que la mayoría de los programas de asistencia a los comedores eran muy limitados en cuanto a la variedad de productos que ofrecían, y en general no incluían ni frutas ni verduras”, cuenta una de las impulsoras del proyecto.
Ahora apuestan a generar algo sostenible en el tiempo con carácter sustentable en su modo de producción; además, que sea escalable para aquellos espacios con mayores extensiones de tierra.
Entre las principales problemáticas que observan además de la falta de frutas y verduras, destacan la baja participación comunitaria que, año tras año, observan disminuye en los barrios: “A pesar del aumento en la demanda de comedores por parte de sus vecinos, cada vez son menos quienes se implican a contribuir con el espacio, a participar de charlas o a formar parte de jornada de refacción del espacio. Por eso, también pensamos en cómo podíamos aportar a la generación de lazos comunitarios y en cómo hacer que ese vecino o esa vecina, además de formar parte yendo a buscar ese plato, a charlar o a cebar un mate, también fuera una parte activa del espacio de comedor”, precisa Saladino.
El año pasado, cuando todavía no había presupuesto disponible, pero sin embargo el objetivo estaba firme, el grupo que lidera está iniciativa realizó el curso de liderazgo para la transformación que dicta el CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe- a través CEFAS (Centro de Estudios, Formación y Animación Social). Luego de 6 meses de formación, finalizaron su camino presentando el proyecto huertas, con la sorpresa de ser reconocidos como el mejor proyecto argentino en el marco del programa Liderazgo para la Transformación 2.0 de ese organismo.
El plan de trabajo
Los comedores comunitarios donde tienen previsto comenzar a trabajar en el mes de agosto cuentan con espacios abiertos de 80 y 50 metros cuadrados y buen acceso al agua. Allí prevén plantar 60 plantas de lechuga, de 30 a 50 plantas de acelga, 100 atados de cebolla de verdeo, 30 kilos de zanahoria, 25 kilos de tomate, entre otras verduras.
Los promotores de esta iniciativa cuentan que en agosto se realizarán jornadas de elaboración de plantines con la comunidad con la intención de llegar al mes de septiembre listos para iniciar con las tareas de limpieza de terreno, preparación de suelo (con compost), siembra directa y trasplante de plantines, siempre siguiendo la distribución de roles y los horarios para el cuidado de la huerta previamente acordada.
El mes de octubre coincide con la etapa de mantenimiento y seguimiento a cargo de la comunidad a través de tareas de riego, abono, reposición de plantines (si alguno no funcionó) y deshierbe, entre otras. La cosecha, que sin dudas es la etapa más esperada, está prevista para el mes de noviembre, cuando también se realizará la evaluación comunitaria del proceso hasta ese momento y se planificará el segundo ciclo de huerta de verano.
La capacidad de escalar el proyecto de Mar de Plata
Con el plan de trabajo listo, ahora se encuentran en la búsqueda de financiamiento tanto en el ámbito público como privado; mientras tanto, avanzan con fondos de financiamiento de la Fundación a la cual pertenecen con la intención de dar respuesta lo más veloz posible a una necesidad que no espera.
Sobre si esta iniciativa puede ser fácilmente replicable la experta considera que sí, ya que “tiene un bajo costo inicial, es de fácil implementación y, al haber sido diseñada para espacios reducidos –para aquellos que no cuentan con demasiado terreno-, puede funcionar en casi cualquier comedor del país reutilizando espacios que antes estaban en desuso”.
Si se piensa a una escala mayor asegura que también “se podría replicar en tierras más extensas y en desuso” que, incluso, podrían pertenecer a la municipalidad. Asimismo, se puede pensar en escalar el proyecto en el área educativa, donde se podría enseñar sobre huerta comunitaria en escuelas de distintos barrios vulnerables de la ciudad.
“A través de la capacitación y la documentación de la experiencia, sumado al trabajo en conjunto y la evaluación a medida que se va completando cada una de las etapas, creemos que se puede amplificar el proyecto en distintas direcciones y plazos de tiempo”, finaliza con confianza.