El patio «secreto» de la Ciudad donde se cultivan frutas y verduras agroecológicas gratis
Estudiantes de Nutrición de la UBA y la organización Colectivo Reciclador crearon un espacio verde que produce alimentos sanos, mitiga el cambio climático y es un punto de encuentro entre los vecinos. Cómo funciona.
Maizales de dos metros, un imponente árbol de papaya y decenas de mariposas volando en plena ciudad de Buenos Aires no es ciencia ficción, sino que es producto de la instalación de la huerta agroecológica en el Patio de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA.
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La primera huerta urbana perteneciente a un ámbito universitario fue creada en 2021, tiene 600 m2 aproximadamente y logró recrear un oasis verde en pleno centro porteño gracias a una co-gestión del Centro de Estudiantes de Nutrición VENI y la organización Colectivo Reciclador.
Frutas y verduras agroecológica, «sin venenos»
“Por temporada y sin venenos”, definió a la producción agroecológica Sebastián Briganti, coordinador de Colectivo Reciclador, quién guió a Economía Sustentable en una recorrida por la huerta.
Hay maíz, girasoles, tomates, esponjas vegetales, acelga, lechuga, puerro, cebolla, rúcula, remolacha, palta, papaya y muchos tipos de flores, entre otras cientos de plantas. Así, generan alrededor de 25 kilos al año por m2 de productos.
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“Tienen otro aroma, gusto y texturas, la gente cuando las prueba se sorprende. Se empiezan a preguntar cómo se producen las frutas y verduras de hoy en día”, destacó Briganti.
En la huerta tienen una visión circular ya que utilizan pasivos ambientales como cubiertas de autos, tachos de pintura o botellas de plástico para emplazar los distintos cultivos.
“Todo lo que producimos se consume acá, y si la cosecha es más grande la gente se lleva para la casa. En una recorrida ya te armaste la ensalada”, bromeó el activista.
Patio porteño abierto a la comunidad
“Es un espacio abierto a la comunidad, pueden venir a tomar mate, a leer o si quieren a trabajar en la huerta. La idea es el encuentro”, aseguró Briganti y destacó que el espacio funciona dentro de una universidad pública.
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“Promovemos que haya más huertas agroecológicas urbanas porque a partir de que se establecen aparecen un montón de posibilidades en el territorio: espacios verdes y públicos para los vecinos”, agregó.
Congrega hasta 70 voluntarios los jueves y sábados, que participan de la Escuela de Huerta Urbana Agroecológica “La Margarita” y asisten al “Bar saludable” manejado por los estudiantes, donde utilizan las frutas y verduras que cosechan en el lugar.
Mitigar los efectos del cambio climático
Estos espacios llenos de vegetación en un ámbito urbano cumplen un rol clave para mitigar los efectos del cambio climático, ya que ayudan a reducir las altas temperaturas que sofocan a las ciudades por el calor que absorbe el concreto.
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“Recreamos un pequeño bosque para mostrar que la cobertura, los árboles y un suelo absorbente hacen que no se sienta tanto el calor. Acá está fresquito”, dijo Briganti bajo la sombra de los árboles.
Ese sector se llama “El Jardín de Mariposas”, donde colocaron plantas nativas y exóticas que atraen a cientos de insectos polinizadores, hoy tan escasos en ámbitos urbanos.
Residuos orgánicos y compost comunitario
El lugar busca dar solución también a la mala gestión de los residuos en la ciudad ya que los vecinos pueden llevar sus residuos orgánicos para el compost.
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Tienen montado un preciso sistema de 6 piletas para compostaje, donde llegan a compostar hasta 300 kilos semanales de residuos vegetales.
También comenzaron con la biodigestión de la materia orgánica no vegetal. “Los residuos de origen animal, panificados y lácteos los biodigestamos y de eso sacamos un biofertilizante, para uso interno y donaciones, y biogas, para pruebas”, comentó Briganti y aclaró todavía todo es de «uso interno» porque están «en etapa de experimentación con el biodigestor».
Sí, comercializan bioinsumos, como fermentaciones, microorganismos eficientes para las huertas «a un precio muy económico y enseñan cómo hacerlo». «Y a veces algunos plantines dependiendo el stock, pero no es algo habitual, se está desarrollando», suman desde el espacio.
A su vez, por todo el predio se pueden ver tachos especiales para la separación en origen de los residuos como vidrios, latas y cartones.
Otra ciudad posible
“Este lugar es una muestra de una ciudad que nosotros imaginamos y que debería funcionar de manera sostenible”, dijo Briganti.
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“El paisaje para los que vivimos en la ciudad es gris y con cemento, la agroecología urbana viene a cuestionar el cemento y proponer que conectemos con aquello que nos hace humanos, que es la tierra y los ciclos naturales”, afirmó.
Un lugar de encuentro para la comunidad, superficies absorbentes, alimentos sanos y gestión de residuos son algunas de las banderas que enarbolan en esta huerta agroecológica y que demuestran con su ejemplo.
“Buscamos discutir qué tipo de ciudad queremos, porque al fin y al cabo la ciudad es de quienes la habitamos”, concluyó.