Así era el papamóvil de Francisco 100% eléctrico de Mercedes Benz
Tras doce años en el cargo, Jorge Bergoglio falleció a los 88 años luego de dar la misa de Pascuas este último domingo.
El Papa Francisco falleció este lunes de Pascua a los 88 años, tras varios meses de lucha contra una enfermedad pulmonar. Durante sus doce años de pontificado, dejó una huella profunda en múltiples ámbitos, incluida la sostenibilidad ambiental. Una de sus últimas iniciativas, impulsada poco antes de caer gravemente enfermo, fue su apuesta por una transición hacia la movilidad cero emisiones en el Vaticano.
Menos de seis meses antes de su muerte, el Papa presentó un ambicioso plan con el objetivo de convertir toda la flota de vehículos del Vaticano en eléctrica para el año 2030. El primer paso lo dio con un nuevo papamóvil totalmente eléctrico, un regalo de Mercedes-Benz entregado en diciembre de 2024. Este gesto no solo fue simbólico: representó su compromiso concreto con una agenda ecológica en línea con sus principios y su encíclica Laudato si’.
Francisco quería un Vaticano libre de emisiones contaminantes. Su visión era clara: reducir el impacto ambiental del Estado más pequeño del mundo, dando el ejemplo desde la cima del liderazgo religioso. La entrega del nuevo papamóvil, basado en el Mercedes Clase G eléctrico con tracción integral, fue un evento significativo. El vehículo, adaptado especialmente para el Papa -con carrocería blanca, techo retráctil, silla giratoria artesanal y matrícula SCV1- fue utilizado incluso en su última aparición pública, el pasado Domingo de Resurrección.
Además del Clase G, el Papa Francisco ya había mostrado previamente un fuerte compromiso con la movilidad sustentable. En años anteriores utilizó vehículos como un Nissan LEAF, un Opel Ampera-e, e incluso un papamóvil de hidrógeno basado en el Toyota Mirai. También se involucró en proyectos como el del Fisker Ocean, un SUV eléctrico con interiores veganos, reafirmando su interés en un estilo de vida coherente con el cuidado del planeta.
Hoy, mientras el mundo despide a Francisco, queda abierta una gran incógnita: ¿su sucesor continuará con esta ruta hacia un Vaticano cero emisiones? Su legado ecológico, impulsado con acciones concretas hasta el final de su vida, marca un precedente que difícilmente pasará desapercibido para la Iglesia del futuro.