Es argentino y construye la primera vivienda que obtendrá la prestigiosa certificación Low Energy Building en CABA
Este tipo de casas permiten reducir el consumo energético hasta en un 90% respecto de las viviendas tradicionales.
La Ciudad de Buenos Aires será testigo de una transformación en su horizonte arquitectónico con la primera edificación que aspira a obtener la prestigiosa certificación Low Energy Building de Passivhaus. Este hito abre las puertas a una nueva era en la forma de concebir, diseñar y construir de manera eficiente, a través de un estándar que supera por lejos la normativa de eficiencia energética vigente en la Argentina.
En el pintoresco y residencial barrio de Belgrano R, de aire inglés y signado en sus inicios por el desarrollo de la línea ferroviaria, el estudio Berdes Yudchak Iriarte está dando forma al proyecto Estomba, una vivienda unifamiliar de 330 m2 que se erige como un referente vanguardista en la ciudad.
Diseñada bajo estos exigentes estándares y construida con materiales de origen renovable, la obra se prepara para dejar una huella imborrable. Una vez alcanzada su certificación, marcará el inicio de una nueva era en la arquitectura sostenible en la urbe porteña: se convertirá en el primer edificio Low-Energy Building de la Capital Federal.
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A diferencia de muchos proyectos que se autodenominan sustentables solo por incorporar sistemas activos, como paneles solares, el enfoque de Passivhaus radica en la sustentabilidad a través del diseño bioclimático y soluciones integradas directamente en la arquitectura.
La idea de impulsar esta edificación proviene de los comitentes, que tenían un interés específico de hacerse una casa eficiente y sustentable. “Yo venía de participar como arquitecto local en una de las dos primeras viviendas Passivhaus de la Argentina, la casa TIG, ubicada en el delta de Buenos Aires”, detalla el arquitecto Joaquín Berdes, encargado del desarrollo técnico y de la dirección de obra de Estomba, sobre la base de un anteproyecto arquitectónico del estudio Broon, con el asesoramiento de Passivhaus de la firma española Castaños & Asociados, y el acompañamiento de la empresa constructora Bloque Uno.
Una nueva forma de habitar: viviendas con temperatura estable todo el año
Utilizando herramientas avanzadas, como el software de diseño y balance energético PHPP (Passive House Planning Package) ˗que posibilita simular y optimizar el rendimiento energético de la edificación antes de su construcción˗, las viviendas Passivhaus pueden reducir el consumo hasta en un 90% en comparación con una residencia tradicional. Este asombroso ahorro se logra en especial al minimizar la necesidad de calefacción y refrigeración, mientras se optimiza la inercia térmica del hogar. Para ello, se implementan estrategias bioclimáticas que favorecen el ingreso de luz natural y calor durante los meses fríos, aprovechando al máximo los recursos naturales.
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“En invierno, las casas pasivas están pensadas para que tengan una incidencia solar que permita el ingreso del sol y que por lo tanto genere un aumento de la temperatura en el interior; y en el verano, para que el impacto solar sea lo menor posible con el fin de no generar ganancias térmicas indeseadas”, comenta Berdes. Así, las principales ventajas para el usuario final decantan en un nivel de confort mucho mayor, pues “la casa se mantiene en una temperatura estable, con un mínimo consumo energético, en el rango de entre los 20/25 grados, a lo largo de todo el año”, comenta Joaquín Berdes.
Para lograrlo, es esencial disponer de cerramientos altamente aislados y libres de puentes térmicos, así como una envolvente hermética que reduzca al mínimo el intercambio no deseado de aire entre el interior y el exterior. Para alcanzar este nivel de eficiencia, se utilizan materiales de alto rendimiento, como aberturas con baja transmitancia, aislaciones de celulosa, y unas membranas hermeticas específicas. A su vez, para prevenir la formación de puentes térmicos que afecten la eficiencia energética, el proyecto se erige con una estructura realizada íntegramente con madera laminada de reforestación, algo inusual en la Capital Federal. “Esto contrasta significativamente con el alto impacto ambiental de los sistemas constructivos tradicionales”, aclara el arquitecto.
La certificación requiere, asimismo, de un sistema de renovación de aire con recuperación de calor, que no solo favorece un ahorro energético notorio, sino que también brinda un alto nivel de confort y calidad del aire en el interior de la vivienda. En palabras del arquitecto, el sistema funciona de la siguiente manera: “Si afuera hay 5 ºC en invierno, ese aire del exterior se cruza sin tocarse con el interior saliente que tiene una temperatura de 24º, que le deja su temperatura. Así, el aire fresco que viene de afuera se calienta y pasa a tener 20/22º, por lo que no es necesario volver a calentar ese aire exterior de 5 a 24”, lo que reduce significativamente el consumo energético.
Alto confort, grandes desafíos
Al tratarse de proyectos poco convencionales y de gran complejidad, y siendo que Passivhaus aún es relativamente nuevo en el país, encontrar proveedores, productos y mano de obra calificada capaces de responder a estos requerimientos técnicos se convierte en un verdadero reto. Asegurar que la ejecución en obra refleje fielmente el diseño es crucial para garantizar el rendimiento esperado. Por tanto, “el proceso se torna sumamente complejo, ya que implica hacer las cosas de una manera distinta de la tradicional en la construcción argentina”, pormenoriza.
Y esta modalidad diferente de trabajar a menudo requiere un esfuerzo mucho mayor, confiesa, “tanto en la fase de diseño, donde se debe estudiar el proyecto con una profundidad mucho mayor, como en la de contrataciones, en la que es necesario dar con proveedores dispuestos a salir de lo convencional. En la fase de ejecución, el desafío es aún más grande, puesto que exige un nivel de control más exhaustivo”.
Pero hay otras contiendas importantes que implica trabajar bajo el estándar Passivhaus: la extrema rigurosidad técnica del diseño y la precisión milimétrica que exige su ejecución. “Este estándar impone exigencias altísimas, que demandan soluciones constructivas innovadoras y se alejan por completo de los métodos tradicionales”, sostiene.
Pura innovación al servicio del medio ambiente
Aparte de incorporar un sistema de ventilación mecánica con recuperación de calor (MVHR) que permite renovar constantemente el aire sin alterar la temperatura interior ˗lo que garantiza un ambiente interior saludable, con niveles óptimos de humedad, oxígeno y CO2, además de eliminar partículas en suspensión˗, entre sus innovaciones más destacadas se halla la apuesta por el aprovechamiento eficiente de los recursos naturales.
Estomba cuenta con un sistema de recuperación de agua de lluvia para riego, un aire acondicionado por VRF de alta eficiencia, un calentador solar de agua y una biopiscina natural, que prescinde por completo de productos químicos para su mantenimiento. A esto se suma la posibilidad de integrar paneles solares, capaces no solo de abastecer las necesidades energéticas de la vivienda, sino también de inyectar energía excedente a la red.
Últimos pasos hacia la certificación de un proyecto que redefine la eficiencia
En la actualidad, el proyecto avanza con la estructura finalizada y los cerramientos interiores en su lugar. “Estamos a punto de instalar las aberturas, que fueron suministradas por Muchtek para los marcos, mientras que los vidrios, con un alto nivel de especialización, fueron proporcionados por ClimaNet. Estos vidrios de doble acristalamiento (DVH) cuentan con argón en su interior y dos capas de baja emisividad, productos de alta calidad que tuvimos que conseguir específicamente para este proyecto”.
En breve, una vez que se coloquen estas aberturas, se llegará a una etapa crucial de la obra: el Blower Door Test, esencial para alcanzar la eficiencia energética, que sirve para verificar la hermeticidad de la vivienda y evitar los intercambios de aire natural indeseados entre el interior y exterior producidos por filtraciones de aire.
“Tres la finalización de la construcción, que estimamos ocurrirá en tres o cuatro meses, se realizará una nueva verificación para asegurarse de que no haya habido pérdidas o perforaciones en la envolvente hermética”, avisa Berdes. En ese momento, con la segunda certificación y la carga de todos los documentos y registros necesarios, “obtendremos la certificación del Low Energy Building, cerrando así este importante capítulo del proyecto”.