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Construcción sustentable

Los influencers argentinos que armaron una tiny house con sus propias manos: “No sabíamos nada de construcción”

Con un plano de Internet y mucha paciencia, Agus y Mati diseñaron su propia casa a modo de “Tetris” y contaron el paso a paso en las redes. La historia.

Los influencers argentinos que armaron una tiny house con sus propias manos: “ No sabíamos nada de construcción”

Cuando se enciende la cámara de la videollamada, Agus y Mati, la pareja que protagoniza los populares videos de VIVIR TINY en Instagram (y desde hace un tiempo en YouTube), saludan con una sonrisa.

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En las afueras de Rosario se está por largar a llover, pero los cubre el techo de la tiny house que construyeron con sus propias manos. Detrás de ellos se alcanza a ver una de las ocho ventanas que instalaron y hasta un aire acondicionado a toda marcha. Es verano y el calor aprieta, más en un espacio de apenas 20 metros cuadrados.

Agus y Mati, la pareja que protagoniza los populares videos de VIVIR TINY en Instagram.

Las tiny house son, como su nombre lo indica, casas pequeñas hechas generalmente de madera, ideales para parejas o solteros, que desde hace al menos un lustro están ganando terreno en algunos destinos de Argentina. Como movimiento arquitectónico, su origen es de hace casi dos décadas en Norteamérica. Su expansión se debe no solo a que son unidades más accesibles, sino también al estilo de vida que implica dormir, comer, bañarse y hasta trabajar en una tiny house. Todo lo que hacen Agus y Mati a diario desde hace un año.

¿Cómo arrancó el proyecto de construir su propia tiny house?
Agus: Hubo un inicio y hubo una transformación del proyecto. En 2018 fuimos al sur de vacaciones.
Mati: En carpa.
Agus: En carpa, sí. En auto y en carpa.
Mati: En un auto chiquito.
Agus: Muy chiquito. Y era enero. Empezamos a recorrer, fuimos a un camping, al Camino de los Siete Lagos, y de repente nos agarró una tormenta de nieve. ¡En pleno verano! No teníamos dónde dormir más que en la carpa o en el auto, así que nos quedamos durmiendo adentro del auto porque no paraba de llover.
Mati: Es que llovía mucho, tanto que no pudimos ni armar la carpa.
Agus: No, y aparte no podíamos volver a salir a la ruta porque ya estaba todo embarrado. Nos quedamos ahí y dormimos en el auto, todos encapuchados, muertos de frío. Al otro día, cuando nos levantamos, estaba todo blanco, ahí nos enteramos de que había nevado. Al lado nuestro, a unos 20 metros, había una pareja que estaba con su auto y la famosa “gota motorhome”. Y más allá, como a media cuadra, había uno de esos motorhome que son un colectivo doble, todo equipado al mango. Estaban viendo Netflix, calentitos, y nosotros adentro del auto, ¡malísimo! De ahí partimos a Bariloche y nos encontramos con un montón de motorhome. Entonces, nos picó el bichito. Queríamos tener algo para viajar y no tener que ir con la carpa.

Construir una tiny house desde cero

Aunque tenían ganas y lo estaban empezando a planear, Agus y Mati todavía no vivían juntos. Ella es de un pueblo a las afueras de Rosario y nunca comulgó con la idea de mudarse a la ciudad. Para colmo, él vivía en la zona norte, sobre una avenida, cerca de la cancha de Central. Así surgió la idea de construir juntos una casa rodante, aunque sea una chiquita, pero con sus propias manos.

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Surgió la idea de construir juntos una casa rodante, aunque sea una chiquita, pero con sus propias manos.

“Yo estudié Arquitectura”, aclara Mati. “Entonces, tenía conocimientos técnicos de cómo construir algo, pero nunca había hecho nada. Ninguno de los dos había agarrado un martillo. No teníamos ni caja de herramientas”, recuerda. Cuando estaban por empezar fue cuando el proyecto se transformó. Agus tuvo la idea. “¿Y si hacemos una casa más grande para vivir?”, le preguntó a Mati. “¿Vos estás segura? Mirá que es mucho trabajo”, le respondió. Y, casi sin darse cuenta, arrancaron.

Primero empezaron a buscar información. En 2019, en Argentina todavía no se conocía demasiado el concepto de tiny house, pero en Estados Unidos y en Australia estaba en auge. Los videos que había en la web estaban en inglés, también los libros que descargaban en PDF. Agus es traductora, así que no tuvieron excusas para ponerse a estudiar en profundidad y organizar las ideas. “No sabíamos qué implicaba en realidad construir algo así. Y aparte cada uno tenía su vida, su trabajo. ¿Cuándo lo íbamos a hacer? Empezamos los sábados y domingos”, cuenta Agus.

Gracias a un plano que encontraron en Internet, pudieron empezar por el principio: el tráiler, la base donde se monta la tiny house. Para comenzar a construirla, tomaron prestado el patio de los padres de Agus. Allí fue donde llegó, un día de febrero de 2020, el tráiler confeccionado especialmente por un amigo de Mati que contaba con las herramientas necesarias para hacerlo. Pero cuando todo parecía marchar sobre ruedas, decretaron la cuarentena por la pandemia del coronavirus.

“Estuvimos seis o siete meses con la obra parada. De hecho, no nos vimos por cuatro meses”, recuerda Agus.

“No se podía transitar y tampoco había materia prima porque no se fabricaba ni se vendía. Aprovechamos el tiempo para hacer bien todos los planos. Hicimos 16 diseños diferentes de la misma tiny house. Es complicado que entre todo en un espacio tan reducido. Fueron horas y horas pensando arriba del plano, dándolo vuelta. Cuando cambiabas algo tenías que ver si no no perjudicaba al resto”, dice.

Una tiny a prueba y error

Así, fueron descartando opciones hasta que llegaron a lo que tienen hoy. “Es como en el Tetris, todo encaja donde tiene que encajar y nada puede quedar suelto. Por ejemplo, nosotros teníamos que tener dos escritorios porque ambos trabajamos con la computadora. Entonces, el escritorio de Mati también lo usamos de mesa. Y es rebatible, cuando no se usa, se esconde”, añade Agus.

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Poco a poco, a prueba y error, Agus y Mati fueron aprendiendo a manejar la madera. Cuando terminaron de armar las paredes y con ayuda de amigos y familiares pudieron montarlas sobre el tráiler, se sorprendieron. No se imaginaban que la casa iba a ser tan grande. Después, cuando por fin pudieron terminar el techo, empezaron a idear dónde podía ir cada “ambiente” de la tiny house.

“Es como en el Tetris, todo encaja donde tiene que encajar y nada puede quedar suelto», cuentan sobre el armado de la tiny.

“Nos enfocamos en hacer una etapa por vez. No queríamos pensar en todo lo que venía después porque si no era muy abrumador”, sostiene Mati. Y Agus agrega: “Además, delegamos lo mínimo. Para darte un ejemplo, tenemos ocho ventanas, de las cuales compramos dos para ver qué onda y como no nos gustaron, las otras seis las hicimos nosotros. A ese nivel. Buscar un video de cómo se hace, consultar, ir a la fábrica de las aberturas. No teníamos un presupuesto holgado, no compramos los materiales más caros, pero todo lo que podíamos iba a parar a la tiny”.

Cómo es la tiny house de Agus y Mati

A su ritmo, lograron terminar el proyecto en cuatro años. La tiny house de Agus y Mati es de 8 m por 2,5 m, cuenta con un termotanque solar, conexión a la corriente eléctrica, cocina, heladera, bacha, una cama que se hace sillón, dos escritorios, un baño con el inodoro conectado a un pozo ciego, ducha y lavatorio, Internet, el mencionado aire acondicionado y todo lo necesitan para ser felices.

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Pero claro que no es fácil. Tuvieron que adaptarse a la vida en un espacio reducido, aprender a ser ordenados y adoptar una filosofía diferente. Un proceso que fueron documentando durante todos estos años en su propia cuenta de Instagram.

-¿Cuándo deciden empezar a contar su proyecto en las redes sociales?
Agus: Cuando me recibí de traductora de inglés hice la carrera de un año de community manager. A mí siempre me gustaron las redes, pero no tenía un propósito para usarlas. O sea, ¿qué muestro? Mi hermana tiene una zapatería, entonces le manejaba las redes. Trabajaba en la zapatería primero y después le manejaba las redes. El proyecto de la tiny estaba bueno para empezar a contar algo, pero Mati odiaba las cámaras.
Mati: Ahora vos me ves así, libre y suelto, hablando delante de la cámara, pero yo veía una cámara y me iba. Desde chico no me gustaba sacarme fotos ni nada de eso.
Agus: Un día le dije a Matí que iba a hacer un Instagram para que nos quede para nosotros. Todavía no existían los reels, solo las imágenes cuadradas y estáticas. Empezamos así y se lo mandamos a nuestros amigos, a la familia.
Mati: Tuvo mucha más repercusión de la que esperábamos.
Agus: De pronto, se empezaba a agregar gente que no conocíamos. Insisto, todavía no había reels, así que era raro que nuestro contenido se muestre tanto. Después, cuando aparecieron los reels, me acuerdo de que grabamos el primero y éramos como robots hablando.
Mati: El primer video fue “¿Cómo llenar la manguera para tomar los niveles?”. Yo estaba grabando y le decía que hable, ¡y ella parecía un robot!
Agus: ¡No me salía! Era todo nuevo. A partir de ahí le fui poniendo más onda a las publicaciones, muy de a poquito, y llegó un momento que no nos dimos ni cuenta y nos empezó a seguir un montón de gente.
Mati: Recibimos muchos mensajes alentadores y muy buena onda. Por lo que teníamos entendido, esa no era la realidad de las redes, siempre se habla de que hay mucho hate.
Agus: Después nos dimos cuenta de que en realidad eso pasa cuando algún video se viraliza o le llega a un público que no está interesado en lo que hacés y solamente lo ve para criticar. Pero la gente que en realidad te sigue es increíble cómo te intenta ayudar. Vos planteás cualquier cosa y te llueven ofertas de información y de ayuda. Es increíble lo que se crea detrás de una cuenta, es muy loco. Y del hate que nos llega nos reímos, ¡porque nos hacen reír!

-¿Esta va a ser su única tiny house o se imaginan haciendo otra?
Agus: Tenemos un millón de planes. Ahora vamos a arrancar el deck y la pérgola que se va a adosar a la tiny para expandir el espacio y tener un lugar de sombra y de encuentro, porque acá dentro cuatro personas ya es multitud.
Mati: ¡Para invitar a la familia a comer un asado! Y sí, tenemos un montón de proyectos para el futuro que tienen que ver con la tiny.
Agus: Por ejemplo, la casita de viaje la vamos a hacer ahora. Una tiny house de viaje, no una casa rodante.
-¿Quieren trasladar la tiny house por la ruta?
Agus: Claro, una como esta, pero más chica. Igual, esta se puede trasladar. Es más, tiene la medida estándar que usan en Estados Unidos para trasladarlas, así que podríamos hacerlo tranquilamente.

La anécdota del día que mudaron la casa desde el patio de la casa de los padres de Agus al terreno donde viven actualmente no tiene desperdicio. “Cuando vi la casa en la ruta no podía parar de llorar”, recuerda ella. “Nos imaginamos que ese día iba a ser el más difícil de toda la construcción, que íbamos a tener mucha tensión por lo que pudiera llegar a pasar. Fue durísimo porque nunca se había movido la casa. Los cálculos daban, en los papeles estaba todo bien, pero después, en la realidad, había que ver lo que pasaba porque la construimos nosotros”.

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Afortunadamente, en el traslado, la tiny house “iba planchada”, dice Mati. “Nosotros teníamos un arbolito de Navidad chiquito puesto en el entrepiso más alto. Se caía de nada. Sin querer, nos olvidamos y lo dejamos durante el viaje. Cuando volvimos a abrir la puerta estaba ahí, en el mismo lugar”.

El despliegue que tuvieron que hacer para mover la casa incluyó cortar un tramo de la ruta, pasar por un control policial y ser escoltados por una caravana de familiares. ”Contratamos a gente de la Municipalidad que tenía un tractor porque con nuestro autito no podíamos llevarla. Como ellos trabajaban en la Municipalidad, ya habían alertado al control urbano. Es que no es algo muy normal transportar una tiny house”, reconoce Agus.

-¿Qué consejo le darían a aquella persona que está leyendo esto y tiene ganas de hacer su propia tiny house?
Mati: Nos escribe muchísima gente que está empezando a autoconstruir o que tiene un proyecto en mente, pero que no se anima y nos pregunta nuestra opinión. Siempre le decimos lo mismo: nosotros no sabíamos nada de construcción. La madera como elemento básico te permite hacer todo con herramientas sencillas y si te equivocás, cambiás esa parte y ya está.
Agus: En el último reel que se nos viralizó [N.del.R.: tiene menos de un mes y está por llegar a los dos millones de visualizaciones] nos bardean por la supuesta “vida ideal” que transmitimos. No es ese el enfoque que le damos a nuestro contenido. Nosotros confiamos en nosotros mismos y logramos algo que queríamos hacer. Le pusimos mucha garra, mucho tiempo y sí, confiamos en nosotros que fue lo principal, porque no entendíamos nada de lo que estábamos haciendo. En lo que sea que te propongas siempre va a haber problemas. Y tratamos de decir que no son problemas, son situaciones que hay que solucionar, que resolver.
Mati: También hay algo que se olvidó y es que en otra época todas las personas construían su propio hogar. Generalmente, era de madera o de piedra. Es algo que tenemos los seres humanos adentro, podemos construir. De pronto te sale natural y no sabés por qué. Hay que dejarlo salir.

Fecha de publicación: 12/02, 2:50 pm