Una marca de autos eléctricos rebajó sus precios para salir de la crisis

Aunque el mercado de autos eléctricos está creciendo rápidamente, todavía son pocos los que se atreven a invertir en él, especialmente cuando se trata de nuevos jugadores sin un historial sólido. A pesar de la expansión global de estos vehículos y las medidas adoptadas para promoverlos, aún no hay certeza de que representen la solución definitiva para el futuro de la movilidad.

En este contexto de cambios rápidos y vertiginosos, se destaca el caso de Fisker, una empresa estadounidense que, al borde de la quiebra por segunda vez desde su fundación en 2007, redujo los precios de sus autos de casi US$ 69.000 a US$ 20.000.

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De la innovación en autos eléctricos a la crisis financiera

La empresa se fundó en 2007 bajo el nombre de Fisker Automotive. Su fundador, Henrik Fisker, un diseñador de autos danés con experiencia en BMW y Aston Martin, quiso participar en el entonces incipiente panorama de la nueva movilidad, presentando su primer modelo, el Karma, un híbrido enchufable, en 2008. Sin embargo, tras enfrentar problemas técnicos y de producción, y la bancarrota de su proveedor de baterías, Fisker Automotive se declaró en quiebra en 2013.

Tres años más tarde, renace Fisker de las cenizas de su predecesora. La nueva empresa, fundada por Henrik Fisker junto a su esposa, se centró en vehículos 100% eléctricos, abandonando la tecnología híbrida.

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En 2020, anunciaron el lanzamiento del modelo insignia de la marca, el Fisker Ocean. Este SUV eléctrico cuenta con un techo con paneles solares, 300 CV de potencia y una autonomía de más de 500 kilómetros en su versión básica (disponible en tres versiones: One, Extreme y Ultra).

La producción comenzó en 2022 en colaboración con Magna Steyr en Austria, y se empezaron a tomar reservas del vehículo por US$ 250.

El futuro parecía prometedor nuevamente. De hecho, en 2021, Henrik Fisker se reunió con el Papa Francisco para diseñar un “Papamóvil” basado en el modelo Ocean. Sin embargo, la gloria fue efímera una vez más. Los problemas de suministro, combinados con fallas técnicas, críticas negativas y una demanda menor a la esperada, complicaron el panorama financiero de Fisker.

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¿No va más esta marca de autos eléctricos?

Aunque la firma aún no declaró oficialmente la bancarrota, varios indicios sugieren que es inminente.

Primero, debido a la baja demanda y las malas reseñas, la empresa acumuló deudas significativas y enfrentó la cancelación de más de 40.000 reservas del Ocean.

En países como España, solo se patentó una unidad del Ocean durante todo 2023 y ninguna en 2024, según informó El País. Además, en Francia, a principios de mayo, la empresa dejó de ofrecer soporte a sus clientes, dejando la asistencia, cobertura y repuestos completamente en manos y bolsillos de los propietarios de los SUV.

En mayo pasado, en un intento por ganar tiempo para reorganizar sus operaciones y atraer inversores, Fisker GmbH, la filial austríaca de la compañía, solicitó la protección de los acreedores, un procedimiento similar al concurso preventivo en Estados Unidos.

Estos eventos contribuyeron a la pérdida de confianza en la firma y en sus vehículos, así como a su depreciación.

Autos eléctricos a 20 mil dólares

Para demostrar que aún hay actividad dentro de la marca, Fisker anunció nuevos modelos, todos eléctricos: el Pear, un SUV más urbano y teóricamente más asequible que el Ocean; el Alaska, una pick-up; y el Ronin, un deportivo. Sin embargo, dada la situación actual de la empresa, su producción es incierta.

En un esfuerzo por sobrevivir, en marzo la compañía anunció una reducción de precios de más del 60% para su modelo Ocean, convirtiéndolo en el e-car más barato de Estados Unidos. Las distintas versiones del SUV ahora cuestan US$25.000, cuando originalmente valían hasta US$68.999.