Una conversación valiente: “Soy padre de 5 hijos, y son lo que más quiero en este mundo”
"Mi planeta era infinito, tenía zonas aún inexploradas, y no tenía ninguno de los problemas de los que hoy se está hablando", analiza Pedro Friedich, copresidente de Sistema B Argentina.
Soy padre de 5 hijos, y son lo que más quiero en este mundo. El problema es, que estos niños nacieron en un planeta completamente distinto al planeta en el que nací yo.
Mi planeta era infinito, tenía zonas aun inexploradas, y no tenía ninguno de los problemas de los que hoy se está hablando.
En cambio, el planeta de estos chicos, no solo que tiene los problemas de los que hoy se está hablando, sino que tiene algo mucho peor…un fuerte mensaje apocalíptico en el caso que no logremos estabilizar el clima para el año 2030 o 2050…
Desde que me di cuenta de esto, y para sentirme coherente, mi vida hoy es un único propósito envuelto en una frase a modo de mantra: “Qué más puedo hacer por el planeta y TODOS sus habitantes”.
Nuestra actual economía nace hace unos 200 o 300 años basada en la maximización de la renta y la minimización de los costos. Lo enseñan hoy todavía las universidades y las escuelas de negocio del mundo. Esta idea, que fue muy buena para algunos pocos, terminó siendo muy mala para el planeta y todos sus habitantes.
Esto significa, sumando los conocimientos que hoy tenemos, que esa economía, a la cual cariñosamente yo llamo “la vieja economía” ya que todos somos en definitiva un producto de esa economía, se llevó puesto a un planeta. La Tierra que muchos de nosotros, nuestros hijos y los que aún no nacieron, van a querer recibir en condiciones razonablemente habitables. Y si es esa vieja economía la que se terminó llevando puesta a nuestro planeta, pues empecemos lo antes posible a crear una nueva economía, que haya sido diseñada para revertir el daño que nos produjo aquella otra.
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Para que esa situación nos quede claro a todos, solamente basta con hacernos tres preguntas, las tres preguntas ácidas:
La primera dice: si mi negocio, empresa o emprendimiento creciera mucho, mucho, mucho:…eso es bueno para el planeta y todos sus habitantes?
La segunda: el planeta y sus habitantes, necesitan que mi negocio, empresa o emprendimiento exista…o les da igual o hasta prefieren que no, ya que consume sociedad y/o ambiente?
La tercera: esta pregunta se desprende un poco de las dos anteriores y dice: Estoy yo en el negocio correcto de caras a la gran problemática planetaria?
Lo más probable es que casi todos recibamos tres claros NO como respuesta a las preguntas acidas! ¿Y eso que significa?
Significa, que nos tenemos que ir de ese lugar. Que el lugar donde estamos, ya no es seguro para mi empresa, que en muy poco tiempo el marco regulatorio, la condena social o la preferencia del usuario ya no permitirán que yo siga haciendo negocio a costas de la sociedad y el ambiente.
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Significa que la vieja economía necesita morir lo antes posible para renacer inmediatamente como una empresa de la nueva economía: esa economía nueva, que resuelve los problemas que nos trajo la vieja economía.
Significa que la vieja economía se está hundiendo… a la velocidad con la que se derriten los polos…
Si la vieja economía no va más, como podríamos rápidamente crear esa nueva economía que pide a gritos nacer?
Imaginémonos entonces una planilla Excel de cuatro columnas, donde, en la primera columna escribimos todos los problemas que tiene el mundo! A mí se me ocurrieron 101 problemas en una tarde de inspiración.
En la segunda columna, podemos anotar todas las posibles soluciones que se nos ocurran para los problemas enumerados en la columna anterior. Veremos que hay soluciones para casi todos los problemas.
En la tercera columna, esta es la más interesante para mí, anotamos como podemos transformar la solución de cada uno de los problemas en un negocio, empresa o emprendimiento.
Y la cuarta columna nos podría mostrar cómo podemos apalancar técnica o económicamente los negocios de la nueva economía o bien de esa economía de la transición a una vida en equilibrio con los servicios eco sistémicos que hasta hoy nos brinda el planeta.
Esa es la nueva economía o al menos la economía de transición, que nos permitiría soñar con alcanzar la meta climáticas para el año 2030.
En el 2030 aún seguiremos aquí, disfrutando de los generosos servicios ecosistémicos que nos da el planeta, pero lo que sabremos para esa fecha, tan solo distante de hoy en 7 años es si vamos definitivamente a la extinción en algunas décadas más, o si seguiremos con la posibilidad de posponer por décadas o algún que otro siglo más ese horrible escenario.
Frente al horrible escenario de la extinción y el aún más horrible escenario que necesariamente antecede a la extinción, cabe formularnos las pregunta incomoda de, ¿Por qué no hacemos lo que sabemos que tenemos que hacer?; ¿Por qué no adecuamos nuestro comportamiento a la gravedad del problema?
Hoy existe todavía un cierto consenso de que las metas para mantener habitable el planeta para nosotros y las generaciones venideras son alcanzables si extremamos el esfuerzo, si reducimos el derroche de energía y el consumo innecesario como una nueva forma de vivir para siempre.
En este panorama, tan riesgoso e incierto, es prudente no especular con el final de la historia, porque sobre el final de la historia no tengo ningún control. Lo único sobre cuál lo tengo, es sobre el próximo paso que sé que tengo que dar, y en la dirección en la que sé que debo ir. Pero si todos damos esos pasos, quizás el final de la historia sea otro.