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¿Qué hacer con los chicles, la golosina que es un plástico de un solo uso?

Algunas empresas están intentando producir un chicle sostenible. Y una compañía londinense los recicla en suelas, púas de guitarra y vasos para café, entre otras cosas.

Después de las colillas de cigarrillo, el chicle es la segunda basura callejera más común de todo el planeta. Pero esto no es el único problema que ocasiona esta golosina que seduce a más de media Humanidad. Donde se haya tirado va a tardar al menos 25 años en degradarse.

Además, como se trata de un derivado del petróleo es una mezcla de elastómeros plastificantes y resina, incluso puede contener hasta cera de parafina. Trae problemas gástricos y en la calle, puede representar un foco de infección y riesgo para la salud ya que puede albergar hasta 10 mil bacterias y hongos.

Por todo estos, hay empresas en todo el mundo donde se comercializa esta golosina, que están pensando en alternativas sustentables y amigables con el ambiente.

De la selva a la protesta

Un consorcio de cooperativas mexicanas está elaborando Chicza, un chicle 100% natural, orgánico y biodegradable que se cosecha de manera sustentable de los árboles del chicozapote en la selva maya, en el sureste de México.

La goma base natural se obtiene de hervir el látex del árbol de chicozapote que mide más de 30 metros de altura. Una vez deshidratado se forma una pasta que se estira y se moldea hasta solidificarse.

Este producto sustentable está certificado el Forest Stewardship Council (FCS) y contiene información que va desde la identidad del que fabrica este chicle hasta la ubicación exacta del árbol cosechado. Para destacar: pocos productos que se comercializan, ofrecen una rastreabilidad tan precisa.

Otro caso es el de Nuud chicles, un producto que se elabora con plantas naturales, libres de plásticos y biodegradables. Además, no contiene azúcar ni edulcorante sino xilitol, un compuesto que proviene de la corteza de los abedules y las hayas.

Este emprendimiento inglés detalla en su web el deseo de eliminar definitivamente los plásticos: “El chicle común representa una de las contaminaciones más flagrantes de nuestro día a día y, sin embargo, muchos de nosotros todavía no nos damos cuenta de que es un plástico de un solo uso. Sí, has leído bien. La goma de mascar común es un plástico de un solo uso”.

Según detallan en su página oficial, en el Reino Unido se mastican unas 100.000 toneladas cada año y el 95% de las calles quedan marcadas con el sello inconfundible del chicle.

La agencia londinense Mother Design fue la encargada de darle una nueva identidad a Nuud en la que incorpora ilustraciones divertidas, inclusivas e inspiradas en carteles de protesta. Una manera de captar la atención de los más jóvenes, los más propensos a dar el salto en el cambio de hábito más sustentable.

Simply Gum, por su parte, es una empresa americana con sede en Nueva York que fabrica chicle sólo con glicerina vegetal, azúcar sin refinar, harina de arroz orgánica y saborizantes naturales. Y es biodegradable.

La empresa promociona su producto como libre de plástico, reciclable, 100% natural (no utilizan sabores si colorantes artificiales) y con un toque de azúcar de caña orgánica para endulzar.

Reciclar, otra alternativa

En Londres, una empresa recicla los chicles en objetos como vasos de café.

Más allá de la suciedad que provoca en las calles, el daño que puede ocasionar a la salud y el gasto que genera deshacerse de esos trozos de plástico que se adhieren a cualquier superficie, el chicle puede utilizarse para generar algo positivo.

Así lo entendió la empresa británica Gumdrop que utiliza la goma de mascar para construir objetos útiles. ¿Cómo lo hace? Instaló recipientes en puntos estratégicos de Londres para que las personas tiren allí el chicle que luego será reciclado. Esta iniciativa se fue expandiendo al resto de Europa y otras ciudades están siguiendo el ejemplo inglés.

La compañía, fundada en 2009, presume de ser la primera en el mundo en biodegradar la golosina para convertirlo en objetos plásticos. ¿La particularidad? Tanto los contenedores donde se tiran chicles como los objetos que se elaboran son de color rosa.

La idea del reciclado nació tras analizar los compuestos de este producto y darse cuenta de que la goma de mascar contenía un polímero similar al caucho.

Lo primero que la compañía creó fueron suelas de zapatos, pero en la actualidad fabrican diversos objetos como púas para guitarras, botas de llovía, lapiceros, cubiertos y vasos para café, entre otros.

Y todos ellos contienen en su fabricación al menos un 20% de chicle. El 80% restante también es plástico reciclado. Distintas alternativas y una misma finalidad: reciclar o reinventar una golosina mucha fama y poco sustentable para la salud y el medio ambiente.

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Fecha de publicación: 19/07, 8:00 pm