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Hito

Presentan el primer estadio de fútbol 100% ecológico: dónde estará y qué característica tendrá

Con capacidad para 5000 personas y hecho en madera, el estadio será levantado en Fukushima, Japón, con el objetivo de avanzar hacia una innovación sostenible.

El Fukushima United FC está a punto de marcar un hito con la construcción del primer estadio de fútbol íntegramente de madera en Japón. Proyectado por el estudio VUILD, con Arup a cargo de la ingeniería y el diseño ambiental, el recinto tendrá capacidad para 5.000 espectadores y se convertirá en la nueva casa del club de la J3 League.

Tendrá una capacidad para 5000 personas y estará ubicado en Japón

Más que una infraestructura deportiva, el estadio se propone como un símbolo de reconstrucción para una región profundamente afectada y como un modelo experimental de arquitectura deportiva circular, sostenible y participativa.

Un proyecto a escala humana

En un contexto dominado por estadios monumentales -con pantallas envolventes, techos retráctiles y aforos que superan los 80.000 asientos-, el proyecto de Fukushima opta deliberadamente por la contención. El estadio contará con cuatro gradas de un solo nivel dispuestas en anillo alrededor del campo y una altura máxima de 16 metros, lo que le permitirá integrarse al paisaje sin imponerse sobre él.

Esta compacidad responde tanto a criterios arquitectónicos como económicos. VUILD parte de la sección transversal de una vivienda de dos plantas, que se replica y rota para conformar la geometría circular del estadio. El sistema reduce costos, simplifica la construcción y mantiene una escala compatible con la participación de personas sin formación profesional.

El estadio será la nueva casa del club de la J3 League

Tradición constructiva y memoria colectiva

La propuesta dialoga con distintas capas de memoria local. Su perfil ondulante remite a los tejados de fuerte pendiente de Ōuchi-juku, un pueblo histórico de Fukushima célebre por sus casas de estructura de postes y techos de paja. Ese lenguaje vernáculo se reinterpreta en un friso contemporáneo de triángulos y pliegues, construido en madera laminada encolada.

El proyecto también evoca tipologías circulares tradicionales, como los tulou de la provincia china de Fujian, edificaciones comunitarias realizadas con materiales naturales. Presentado en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025, el estadio retoma estos modelos ancestrales para repensar el futuro de las instalaciones deportivas.

A esta herencia se suma el principio del Shikinen Sengu, el ritual sintoísta de reconstrucción periódica de los santuarios. Concebido como una estructura desmontable, el estadio estará compuesto por módulos de madera que pueden desarmarse, reutilizarse o reciclarse, incorporando una lógica cíclica de recursos y transmisión comunitaria en lugar de una monumentalidad permanente.

Un estadio pensado para tener más de una vida

Construido con madera proveniente de bosques cercanos y material reciclado, el proyecto combina técnicas artesanales, innovación tecnológica y una lectura sensible del entorno. Desde su concepción, el estadio funciona como un gran escenario de construcción preparado para una segunda vida.

Lejos de presentarse como un bloque único, la estructura se organiza en cuatro volúmenes separados por vacíos que actúan como accesos y corredores visuales, favoreciendo la ventilación y evitando la percepción de una megaestructura.

La dimensión participativa es uno de sus rasgos más distintivos. Las piezas estructurales, prefabricadas localmente, serán ensambladas con la colaboración de vecinos, hinchas y organizaciones comunitarias. La obra se plantea como un proceso colectivo, comparable a los rituales de levantamiento de templos o a las procesiones de mikoshi, donde la comunidad sostiene y construye tanto en sentido físico como simbólico.

A esto se suma un fuerte componente educativo: programas de reforestación, talleres de carpintería y ebanistería, y formación para jóvenes artesanos. Así, el estadio trasciende su función deportiva para convertirse en una herramienta de transmisión de saberes, fortalecimiento de las economías locales y desarrollo regional a largo plazo.

La región de Fukushima presenta un clima de cuenca, marcado por veranos calurosos y húmedos, inviernos rigurosos y frecuentes nevadas. Frente a estas condiciones, el proyecto adopta una estrategia de climatización pasiva: la geometría de la cubierta y de las fachadas regula la radiación solar, protege de los vientos invernales y conduce las brisas estivales hacia las gradas. Modelaciones digitales permitieron afinar esta configuración para reducir al mínimo la demanda de calefacción y refrigeración artificial.

El manejo del agua es otro eje central. El estadio incorpora sistemas de captación y reutilización de lluvia, además del almacenamiento de nieve durante el invierno para su uso como fuente de enfriamiento natural en los meses cálidos. A esto se suma la integración de energías renovables, con el objetivo de alcanzar un grado significativo de autosuficiencia y demostrar que una infraestructura deportiva puede priorizar la eficiencia por sobre el consumo excesivo.

En un territorio aún atravesado por las consecuencias del terremoto, el tsunami y el accidente nuclear de 2011, este estadio de madera trasciende su función deportiva. Se plantea como un emblema de reconstrucción, capaz de proyectarse hacia el futuro sin desentenderse de la memoria colectiva. La idea de renacimiento atraviesa todo el diseño: desde la estructura desmontable y los ciclos de reforestación, hasta los rituales de construcción comunitaria y la transmisión de saberes entre generaciones.

Ese simbolismo encuentra eco en el propio emblema del Fukushima United FC, que tiene al fénix como figura central. La imagen de un estadio de madera reciclada y reciclable, levantado con la participación de sus habitantes y emergiendo entre arrozales y colinas, materializa la idea de un territorio que vuelve a ponerse en pie.

La propuesta de VUILD se inscribe, además, en una corriente crítica frente a las grandes infraestructuras deportivas. En un contexto en el que eventos como Juegos Olímpicos o Copas del Mundo suelen dejar instalaciones sobredimensionadas y subutilizadas, este estadio desmontable, reparable y de escala contenida ofrece una alternativa al modelo de hormigón dominante: una arquitectura que conjuga sostenibilidad, innovación y diseño, pero también memoria, comunidad y vida cotidiana.

Fecha de publicación: 16/12, 4:32 pm