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Por el COVID-19, aparece un nuevo enemigo para el medio ambiente

Los materiales plásticos de un solo uso están contaminando nuestro aire, agua y suelo y, por lo tanto, perjudicando nuestra salud.

Greenpeace ha lanzado un llamamiento contra los tapabocas y guantes desechables para proteger al medioambiente de su contaminación y a la población, de la Covid-19, según un comunicado remitido hoy por la organización ecologista.

Apoyada en la opinión de “personalidades expertas en salud” y en un estudio de ‘Environmental Science and Technology’, Greenpeace alerta del “riesgo para la salud pública“, que supone la “avalancha de residuos” generados ya que cada mes, afirma, se usan hasta 129.000 millones de mascarillas y 65.000 millones de guantes de un solo uso, algo “innecesario para la seguridad personal y perjudicial para la salud planetaria”.

Estos residuos, afirma, “sirven como vector para el virus, que puede mantenerse latente y activo tres días en la superficie de estos materiales”.

En su lugar, Greenpeace pide utilizar mascarillas reutilizables, que fueran lavadas y desinfectadas “de forma rutinaria” en los hogares de la población.

“Los materiales plásticos de un solo uso están contaminando nuestro aire, agua y suelo y, por lo tanto, perjudicando nuestra salud“, ha insistido uno los expertos que apoyan a esta organización: Saulo Delfino Barboza, profesor asociado del Programa de Salud y educación de la Universidad brasileña de Ribeirao Preto.

Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace, ha resumido la situación advirtiendo de que “no podemos proteger la salud humana sin un medioambiente saludable”,

Tan sólo en España, desde el comienzo de la crisis sanitaria, han sido adquiridos 659 millones de mascarillas quirúrgicas, lo que implica más 1.300 toneladas de plástico “depositadas en vertederos, quemados en incineradoras o arrojadas directamente al medioambiente” ha recordado Barea.

Nuevo enemigo

En febrero, cuando aún la Organización Mundial de la Salud (OMS) no había declarado la pandemia por la crisis sanitaria de la COVID-19, la ONG OceansAsia ya denunciaba que había encontrado un gran número de mascarillas quirúrgicas en las costas de las Islas de Soko, cerca de Hong Kong. 

“Cuando existe una población de siete millones de personas que usa una o dos mascarillas al día, la cantidad de basura generada será considerable”, explicaba la ONG sin saber que, tan solo tres meses después, el 40 % de la humanidad estaría confinada (2.900 millones de personas) y abocada a llevar esta protección de manera diaria y sin perspectivas de un final próximo. 

Solo España, durante los dos primeros meses del estado de alarma, compró más de 550 millones de unidades.

Los productos descartables son uno de los grandes problemas laterales de la pandemia.

Estas impresionantes cifras llevan a la conclusión de que la utilización masiva de mascarillas desechables, junto a otros sistemas de protección contra el coronavirus (guantes, batas impermeables, gafas y viseras o pantallas protectoras faciales), producidos todos en plástico, va a provocar una debacle medioambiental que hay que atenuar. 

Tal como explica el sitio Consumer.es, la Directiva del Parlamento Europeo aprobada hace un año, “relativa a la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente” marcaba las pautas de los Estados miembros para eliminar, en la medida de lo posible, este material de nuestras vidas y nuestros mares. Pero hoy, existe una nueva amenaza.

Un solo uso

La vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica de España, Teresa Ribera, así lo afirmó: “Estamos reviviendo el renacer del consumo de plástico asociado a una cautela sanitaria a la que, de algún modo, tendremos que responder y que reabsorber muy rápidamente, porque no es algo que se pueda mantener mucho en el tiempo”.

La ministra también se refería al uso indiscriminado de recipientes y bolsas de plástico que ha tenido lugar durante la pandemia, entre otras cosas, por el temor al contagio del virus a través de superficies o de la manipulación de objetos.

Las bolsas de plástico volvieron a ganar terreno por su condición equívoca de “descartable”.

Potenciar el reciclaje

Ecoembes, la organización de gestión y reciclaje de residuos, aseguró que durante el estado de alarma los ciudadanos habían incrementado en un 15 % el uso del contenedor amarillo para reciclar sus envases de brik, plástico y metal.

“La actual situación está permitiendo ser aún más conscientes de que cualquiera de nuestras acciones tiene un impacto en el medio ambiente y que es necesario que todos incorporemos hábitos en nuestro día a día que nos ayuden a dejar atrás la sociedad del ‘usar y tirar’ y pasemos a ser una sociedad que consuma de manera responsable, para poder disminuir la generación de residuos en primer lugar y reciclar aquellos que son inevitables”, cuenta Nieves Rey, directora de comunicación y marketing de Ecoembes.

Fecha de publicación: 29/07, 3:01 pm