La verdadera respuesta de porqué Mercado Libre crece más afuera que en Argentina
Juan Martín de la Serna, presidente de Mercado Libre Argentina, aseguró que el gran problema del país es no “tener un horizonte a largo plazo”.
No es novedad que Mercado Libre es una de las empresas más importantes y de mayor crecimiento en todo el continente. Sin embargo, la empresa oriunda de Argentina está disfrutando, hace rato, de una gran expansión fronteras afueras de su país de origen.
Tanto es así que el presidente de Mercado Libre en Argentina, Juan Martín de la Serna, subrayó que el gran problema del país es no “tener un horizonte a largo plazo”.
“Cuando uno tiene un horizonte de largo plazo, que es el gran problema que tiene la Argentina, no es tan difícil que, en una industria que crece naturalmente y orgánicamente, y lo va a seguir haciendo mucho tiempo más, casi que hay que hacer las cosas medio mal para no seguir siendo exitosos”, sostuvo De la Serna, en un panel sobre Economía del Conocimiento organizada por Clarin.
Asimismo, reveló que Argentina tiene otras dificultades que otros países no tienen: “Hay muchas cosas que estamos pudiendo hacer en la región y ya no hacemos más en la Argentina, por ejemplo el tema logístico”, sostuvo De la Serna.
Y sumó: “Por ejemplo, el centro de distribución que inauguramos y el bloqueo de camioneros que nos llevó a la decisión de que, habiendo sumado operaciones en Argentina, Brasil y México, hoy en Argentina solo tenemos ese mismo (centro de distribución)”.
Además, confirmó que “acá están medio frenados” y reveló lo que todos sospechaban sobre su expansión en el país: “Porque acto seguido tenemos un problema sindical. ¿Por qué en Brasil tenemos aviones propios, pintados de amarillo? ¿Por qué no hacemos lo mismo en Argentina? Porque además del sindicato de camioneros al día siguiente tenemos un problema con el sindicato de aeronavegación”.
Mercado Libre y los sindicatos
Para entender este contexto se puede retroceder a uno de los momentos más críticos de la pandemia tuvo lugar en julio de 2020. A los casi cinco meses de confinamiento que los argentinos llevaban transitados, se sumaba el frío, el parate de la actividad, la oscuridad del invierno y la sensación de que la crisis sanitaria no tenía fin.
En este contexto, el eCommerce y los pagos digitales ya habían explotado con Mercado Libre y Mercado Pago a la cabeza, cuando el comercio se volcó a la virtualidad casi en su totalidad.
El correo y las empresas de distribución y logística se vieron rápidamente desbordados por la demanda de los consumidores y en medio del colapso prometían tiempos de entrega de hasta 15 días.
//Mirá también: Mercado Libre alcanzará los U$18 millones para financiar iniciativas de restauración y conservación de biomas
En el momento de mayor actividad, el conflicto entre Mercado Libre y los Moyano, que lleva ya varios años de antigüedad, tomó un nuevo giro y pasó a la acción: miembros del gremio de Camioneros bloquearon el acceso a cuatro depósitos que prestaban servicios para el unicornio e impidieron la entrega de, al menos 200 mil paquetes, según la empresa.
Pero el reclamo con el unicornio es distinto: el gremio reclamaba la afiliación de 1.200 empleados que cumplían tareas en el centro de distribución de Mercado Libre en La Matanza, bajo el convenio colectivo del Sindicato de Carga y Descarga.
Lo cierto es que, más allá del momento de zozobra y la tensión de base que mantiene con los Moyano, Mercado Libre logró salirse con la suya y cuenta, todavía hoy, con un Convenio Colectivo propio: el 1591/2019, firmado por Carga y Descarga y cuestionado por contener algunas cláusulas polémicas a ojos de algunos especialistas.
En efecto, el gremio liderado por Daniel Vila estipula en el acuerdo:
- Banco de horas: el descanso laboral puede recaer cualquier día que determine el empleador
- Horarios: la empresa puede modificar turnos o extender la jornada con 48 horas de preaviso (por ejemplo, durante un HotSale)
- La polifuncionalidad de tareas
- La eliminación de los delegados por turno
Matías Cremonte, expresidente de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas (AAL), afirma a iProUP que la pelea entre Camioneros y Galperín es un típico conflicto de encuadramiento.
Normalmente, en una firma en la que se desarrollan distintas tareas se aplica el convenio colectivo que corresponde a la actividad principal. De este modo, el letrado señala que “en muchos casos se encuadra a los trabajadores en Comercio, que tiene salarios más bajos que otras actividades industriales, porque, finalmente, todas las empresas venden algo“.
“Mercado Libre abrió un centro de logística, fue a buscar un sindicato específico para una actividad tercerizada y firmó un convenio. Pero, para Camioneros, las tareas de logística que se realizan allí son parte de su actividad y ahí surge el reclamo”, completa.
Para Solana De Diego, del estudio De Diego y Asociados, “los empleados que Moyano reclama están correctamente encuadrados en Carga y Descarga y esto está homologado y aceptado por el Ministerio de Trabajo”.
Una discusión para el futuro
Sobre si es necesario o no buscar una regulación específica para los trabajadores de fintech y plataformas en general, un prestigioso laboralista que prefiere mantener el off-the-record, explica que hay dos vías posibles para encarar este tipo de conflictos:
- Incorporar a esos trabajadores dentro de los convenios colectivos tradicionales y, en todo caso, abrir un debate sobre su modernización y flexibilización
- Iniciar una discusión sobre la clasificación de la actividad para luego establecer estatutos modernos que regulen las relaciones de trabajo en esos sectores
Para Cremonte, el problema es que detrás de estos conflictos hay empresarios que buscan pagar salarios más bajos, alineándose a un convenio colectivo que les dé mayor ventaja en ese sentido. Esto, en definitiva, les permite ofrecer productos y servicios más baratos que el resto de sus competidores.
“Lo que se genera es una disputa interempresarial, porque ¿cómo hace un centro de logística que aplique el convenio de Camioneros para competir con Mercado Libre, que paga salarios más bajos porque está en otro sindicato?. Se genera una competencia desleal“, remarca el letrado.
Para De Diego, en cambio, “las fintech desarrollan una actividad que es nueva, no son bancarios. Lo más parecido es una empresa financiera y está encuadrara en Comercio. Si se las quisiera incluir en alguna otra actividad tendría que ser un híbrido que se adecúe a las necesidades específicas de esa actividad, así es como surge los nuevos convenios colectivos”.
“No podemos seguir pensando como si estuviéramos en la primera Revolución Industrial o aplicar la misma regulación de 1975, cuando se firmaron la mayoría de los convenios. Estamos en un sistema revolucionario en el que la tecnología es exponencial y las normas se tienen que adaptar. Encuadrar una actividad como la de las fintech en el convenio de bancarios es destruirlas. Es como querer meter un cuadrado en un círculo: se rompe el molde”, sentencia.
Y agrega: “No puedo entender que me digan que un chofer de Uber o un repartidor de Rappi tengan que estar en relación de dependencia cuando es trabajo autónomo: la persona elige sus horarios, qué pedido tomar, se da de alta en AFIP y ya está facturando. Si queremos fomentar el crecimiento económico hay que pensar en un marco regulatorio híbrido“.
“En cada marco hay muchas cosas para actualizar, pero cualquier actualización que se haga de forma intempestiva en este contexto puede destruir fuentes de ingreso importante en un escenario de crisis”, cierra De Diego.