La NASA registró la temperatura más baja de la historia en la Antártida y es impresionante
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio utilizó el satélite de detección Landsat 8. Todos los detalles.
La NASA, junto con el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Estados Unidos, registró la temperatura más baja jamás medida en la Tierra: -93,2 °C.
El récord se detectó el 10 de agosto de 2010 en una alta cordillera de la Antártida Oriental conocida como “Domo Fuji”. Por sus condiciones extremas, esta zona fue definida como el lugar más frío del planeta; no es habitable y las investigaciones se realizan a distancia.
Las duras condiciones -frío extremo, altitud y lejanía- dificultan el acceso a la meseta antártica para realizar estudios directos. El hallazgo, confirmado el 9 de diciembre de 2013, indica que la temperatura mínima se registró en “grupos de bolsas de aire frío” cerca de una cresta situada entre Dome Argus y Dome Fuji, dos picos de la capa de hielo de la Meseta Antártica Oriental.
Para corroborar la marca, la NASA utilizó el satélite Landsat 8 y analizó más de 30 años de datos. Hasta entonces, el récord pertenecía a otra zona antártica con una mínima de -89 °C. Además del frío extremo, la Meseta Antártica es uno de los lugares más secos del planeta, lo que la convierte en un entorno similar al de Marte: en ambos, el agua se encuentra mayoritariamente en forma de hielo o vapor, y rara vez en estado líquido.
Según Víctor Parro, investigador del INTA en el Centro de Astrobiología (CAB), este entorno es “uno de los mejores análogos terrestres para estudiar la posibilidad de vida en otros mundos”, como las lunas heladas Europa (Júpiter) y Encélado (Saturno), o las zonas polares de Marte. Esto lo convierte en un escenario ideal para probar instrumentos con fines astrobiológicos.
La Meseta Antártica
También llamada “meseta del polo sur geográfico”, forma parte de la calota polar de la Antártida y se ubica en el centro de la Antártida Oriental. Incluye el polo sur geográfico y se extiende más de 1.000 kilómetros hacia el este, abarcando la Tierra de la Reina Maud y el Territorio Antártico Australiano. Con más de 3.000 metros de altitud, es uno de los entornos más inhóspitos y áridos del planeta.
El experto en hielo Ted Scambos, del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, lo resume así: la temperatura registrada allí es “50 grados más fría que cualquier otra jamás vista en Alaska, Siberia o, ciertamente, Dakota del Norte”.