La multinacional Dow se une a cooperativa local para transformar silobolsas en un nuevo material: ¿cómo lo hará?
Este acuerdo busca reciclar el principal desecho sólido que genera el sector agropecuario local y así eliminar un millón de toneladas de plásticos.
Pese a que la actualidad económica comprometida por la crisis del coronavirus ha frenado la producción de bienes y servicios casi de manera total, la basura generada por esas actividades y también la que se acumula diariamente en los hogares, sigue siendo un tema de debate y de conflicto social que todavía enfrenta la sociedad y el mundo empresario.
Hoy, es menor la generación de residuos debido al derrumbe del nivel de producción y de consumo afectados por las medidas sanitarias para combatir la pandemia del Covid-19. Sin embargo, cada argentino genera un elevado nivel diario de basura que, según algunas estadísticas oficiales, llega a un promedio diario de 1,1 kg por habitante.
Si se tiene en cuenta que el país alberga a 45 millones de personas, el total anual de residuos sólidos urbanos llega a las 18 millones de toneladas, de las cuales el 43% termina en basurales a cielo abierto o en alguno de los 130 predios de disposición final que existen.
Las estadísticas, además estiman que estos números crecerán en los próximos años y desde el ámbito oficial se anticipa que la cantidad de residuos producidos se incrementará el 24% hacia 2025.
Un dato que preocupa y que ha generado políticas estatales para disminuir en el mediano y largo plazo la cantidad de residuos domiciliarios y eliminar los basurales a cielo abierto.
Problemática actual
En el plano empresario también se impulsan programas para ayudar a disminuir la basura y para concientizar sobre el uso del reciclaje como herramienta para ayudar a mejorar la calidad de vida y a que la población tome más conciencia sobre la necesidad de separar los desperdicios para que luego se conviertan en un bien recuperable para la economía.
Pero la basura no solamente es propiedad de los grandes centros urbanos o de las empresas industriales o de servicios. También el campo tiene su propia problemática en la disposición de residuos sólidos y la contaminación que sufren las tierras por el uso de plásticos en la elaboración de las llamadas silobolsas.
Se trata del principal producto usado para el almacenamiento de granos y forrajes ya que ofrece una solución segura y de muy bajo costo para los productores rurales.
Pero también es el principal desecho plástico generado por el campo y uno de los principales problemas de contaminación para este sector productivo.
Su uso es tan grande que la Argentina es hoy el mayor productor mundial de silobolsas, haciendo que, por año se descarten más de entre 7.000 y 10.000 toneladas de este material utilizado para fabricar esos largos bolsones, estilo tubos que están compuestos por tres a cinco capas de plástico, y miden entre 60 y 75 metros de largo por casi tres de alto.
Y como el mecanismo de extracción de los granos es considerado destructivo para estas bolsas, no se pueden volver a usar como silobolsa y suelen tener una vida útil de hasta dos años para luego ser desechados mediante mecanismos como la incineración o enterrados.
Por eso existen ya varias empresas que llevan a cabo políticas de recupero de silobolsas para que puedan ser reutilizables en algunos casos para la fabricación de bolsas de residuos o para la construcción en forma de baldes y films de polietileno negro que se usa como aislante. También, aunque en menor medida todavía, para la industria textil.
Acuerdo de Dow
En este escenario, acaba de salir a escena en el país la multinacional química Dow mediante la firma de un acuerdo con la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), para desarrollar una resina plástica de alta calidad elaborada a partir del reciclado de las silobolsas.
El objetivo del convenio busca brindar soluciones que ayuden a disminuir los residuos plásticos, manteniendo el alto valor de su aplicación.
“Con esta alianza queremos seguir promoviendo en Argentina el cambio de una economía lineal a una economía circular, confiando que la colaboración con ACA potenciará la búsqueda de soluciones y las sinergias de los intereses complementarios que nos unen”, señaló Martín Bianchi, gerente de sustentabilidad de Dow para la región sur de América Latina.
De acuerdo a la empresa, Argentina es el cuarto país de América Latina, junto con México, Brasil y Colombia, donde se presenta una alianza de colaboración con socios locales para desarrollar resinas plásticas de alta calidad elaboradas a partir de material reciclado post-consumo.
“En ACA somos conscientes que como productores de bienes y servicios generamos un impacto ambiental y que gestionarlo es clave”, aseguró Victor Accastello, Director Industrial de ACA.
El ejecutivo recuerda que la entidad y sus cooperativas agropecuarias asociadas construyeron una planta de recupero de residuos plásticos, con una inversión cercana a los u$s8 millones que está ubicada en la localidad santafesina de Cañada de Gómez.
El establecimiento fue construido en el 2017 y su objetivo principal es el de reconvertir las silobolsas usadas, a partir de una capacidad para reciclar 7.000 toneladas por año, con la intención de ofrecer una solución medioambiental concreta con relación a la generación de residuos plásticos derivados de la producción agrícola y ganadera.
Mediante los procesos de trituración, lavado, secado y extrusión que se encuentran en la planta, se termina obteniendo pellets de plástico recuperado destinados a otras industrias consumidoras.
Ahora, y a partir de la alianza con Dow, se convertirá en la única empresa argentina que produce y distribuye silobolsas, y que al mismo tiempo recupera el plástico usado en el campo.” Este acuerdo está en línea con las nuevas metas de sustentabilidad recientemente anunciadas por Dow para 2030”, refirma Accastello.
En el caso de Dow, agregan que gracias a este nuevo compromiso y otras acciones directas o a través de alianzas, la multinacional ayudará a eliminar un millón de toneladas de plásticos del medioambiente.
“Dow se ha concentrado en generar alianzas de valor con socios que compartan ideas afines y que estén dispuestos a trabajar para encontrar soluciones que beneficien a todos”, asegura Bianchi, para quien la implementación exitosa de una economía circular solo será posible a través de la colaboración entre la industria, los consumidores, las ONG y el gobierno.
En la actualidad, Dow opera 113 sitios de fabricación en 31 países y emplea a aproximadamente a 37.000 personas, con ventas anuales cercanas a los u$s50.000 millones.
En el caso de ACA, es uno de los más importantes operadores del país en la comercialización de cereales y oleaginosas al igual que en la fabricación y distribución de insumos agropecuarios.
Está conformada como cooperativa de segundo grado que nuclea a más de 140 cooperativas de primer grado y cuya misión es “brindar soluciones integrales a productores agropecuarios, creando valor de forma competitiva y sustentable, aportando transparencia a los mercados y manteniendo el diferencial de los principios y valores cooperativos”.