Qué grupo mendocino se suma al mayor proyecto de hidrógeno verde en Argentina
Será proveedor de la australiana Forestcue, en el marco de la megainversión que anunció la empresa en el país ¿Qué aportará?
Luego de completar la reestructuración de su millonaria deuda y del ingreso del Estado como su principal accionista, IMPSA avanza en la concreción de nuevos negocios con ayuda del Gobierno.
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El grupo fundado por la familia Pescarmona y que actualmente emplea a más de 720 trabajadores, acaba de cerrar un acuerdo para convertirse en proveedor de la empresa australiana Fortescue Future Industries (FFI), en el proyecto más grande de hidrógeno verde en Argentina.
Concretamente, deberá entregar 17 mástiles e instrumentos de medición de vientos que se instalarán en la provincia de Río Negro, que serán exclusivamente de evaluación y que marcan el comienzo de la inversión del grupo australiano en el país.
El proyecto fue anunciado en noviembre del 2021, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Glasgow (COP26). En dicho escenario, FFI firmó un contrato por u$s8.400 millones para producir 2,2 millones de toneladas de hidrógeno verde.
Con ese objetivo, instalará en Rio Negro tres parques eólicos con una potencia total de 2000 MW, que serán los encargados de generar la energía para la producción de hidrógeno verde.
Los mástiles que proveerá IMPSA le permitirán a la empresa recabar toda la información necesaria para medir la calidad y potencia de los vientos, que son datos clave para luego determinar la ubicación de los parques eólicos.
“Seguimos en el camino de consolidar y de reafirmar el liderazgo de esta empresa 100% Argentina, en materia de generación y transformación de energía en el país y en el mundo”, afirmó Sergio Carobene, gerente General de IMPSA.
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Según el ejecutivo, esta adjudicación ubica a IMPSA desde el inicio del proyecto en un rol clave para el desarrollo de la inversión productiva internacional más significativa de los últimos años que se haya anunciado en el país.
Actualmente, la empresa está ejecutando contratos para centrales hidroeléctricas, nucleares, eólicas y solares, como así también equipamientos para la industria del petróleo y gas. Por caso, diseña y fabrica las nuevas turbinas de la Central Hidroeléctrica de Yacyretá, los aerogeneradores del Parque Arauco (La Rioja), equipamientos para la Central Hidroeléctrica El Tambolar (San Juan), equipamientos para YPF y la fabricación del primer reactor nuclear argentino para generación de energía, el CAREM, entre los principales proyectos.
A su vez, tiene previsto competir este año para llevar a cabo proyectos en Latinoamérica, Estados Unidos, India y el sudeste de Asia. Por ahora, exporta el 85% de su producción a Asia, Europa, África y las
Américas, además de llevar diseñadas y fabricadas más de 200 turbinas.
Desembarco estatal
El año pasado y tras desembolsar algo más de $1.362 millones, el Gobierno nacional se convirtió en el mayor accionista de IMPSA.
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Asumió el control del 63,7% del capital de la compañía fundada en 1903 por la familia Pescarmona, mientras que otro 21,2% del capital pasó a manos del gobierno provincial a partir de inyectar $454 millones a la compañía.
De este modo, los estados nacionales y provincial pasaron a tener el 74,9% del capital accionario de IMPSA mientras que el 15,1% restante permanece en manos privadas, de los cuales un 9,8% se mantiene en manos del fideicomiso de acreedores y el otro 5,3% en la familia fundadora.
Se trata de un caso puntual que se llevó a cabo debido a que el Gobierno considera “estratégica” a IMPSA por eso es que el aporte oficial conjunto de u$s20 millones se usará para que la compañía pueda recomponer su capital de trabajo e inicie un proceso que le permita posicionarse otra vez como una empresa de vanguardia en desarrollos tecnológicos.
Para el Gobierno, el dinero aportado a la ex empresa de la familia Pescarmona es vital para el plan de recomposición de la estructura de capital, que se inició con la reestructuración de la deuda y continuó con la asistencia oficial primero con el sistema ATP y luego con el “Programa de Asistencia a Empresas Estratégicas en proceso de Reestructuración de Pasivos” (PAEERP), mediante el cual se cual pagó el 75% de los salarios de los trabajadores de la empresa hasta diciembre del año pasado.
El objetivo es transformar la identidad de la compañía a partir del modelo INVAP, una sociedad estatal con gerencia profesionalizada que se dedica a desarrollar y ejecutar proyectos tecnológicos en diferentes campos de la industria, la ciencia y la investigación aplicada tanto para satisfacer necesidades nacionales como para insertarse en mercados externos a través de la exportación.
La idea es utilizar el know how de esta sociedad estatal para replicar su modelo en una compañía que desde Desarrollo Productivo ven con un gran potencial para sus mercados específicos como el de la hidroelectricidad.
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Desde el Gobierno entienden que IMPSA puede ser un jugador importante en el futuro de las concesiones de las mayores represas hidroeléctricas que fueron otorgadas a grupos extranjeros en los 80 y que vencen en el 2023.
El planteo oficial es sumar negocios para IMPSA a partir de la actualización de la vida útil de las turbinas, con ampliación en la capacidad de generación que se considera como una caja muy atractiva por los millones de dólares que suponen esas modernizaciones.
Otros funcionarios, con mayores ambiciones, hasta se animan a diagramar la creación de un mega grupo estatal con IMPSA; YPF y IEASA que se haga cargo de las concesiones revirtiendo las privatizaciones diseñadas por el menemismo.