Hábitos sustentables sin gastar de más: las claves de ‘La Loca del Táper’ para empezar hoy
La educadora ambiental y divulgadora Dafna Nudelman comparte una mirada realista y sin culpas sobre cómo empezar a vivir de manera más sustentable. Por dónde arrancar, qué cambios tienen más impacto y por qué la perfección no sirve.
Reducir residuos, consumir menos, evitar plásticos, compostar, organizar las compras… El universo de los “hábitos sustentables” suele parecer enorme y, a veces, intimidante. Entre recetas imposibles y discursos culpógenos, muchas personas sienten que, si no pueden hacerlo perfecto, mejor ni arrancar.

Pero una de las voces más influyentes del ambientalismo argentino insiste en lo contrario. Dafna Nudelman, conocida en las redes como “La Loca del Taper”, lleva más de una década dedicada a la educación ambiental y al acompañamiento de personas y empresas en procesos de consumo responsable. Su enfoque no apunta a la perfección, sino a un cambio realista, posible y progresivo.
Quién es Dafna y por qué importa su voz
Diseñadora de formación y activista ambiental desde sus años universitarios, Dafna Nudelman, conocida en redes como La loca del táper, es hoy una de las voces más influyentes del país en consumo responsable, reducción de residuos y educación ambiental. Su recorrido empezó mucho antes de volverse viral: en 2010 creó, junto a otros estudiantes, ‘FADU Verde’, una organización que impulsaba la separación en origen y la incorporación de contenidos ambientales en la formación académica. Más tarde, participó en proyectos como ‘Yo Reciclo’, que buscaban conectar a vecinos con cooperativas de recicladores urbanos.
Su salto a las redes llegó casi por casualidad: en 2018 abrió una cuenta de Instagram como hobby para compartir pequeñas decisiones cotidianas y, sin buscarlo, construyó una comunidad masiva que sigue creciendo. “Me gusta considerarme educadora ambiental”, cuenta. “No busco que la gente compre más cosas ‘eco’, sino que piense distinto y necesite menos”.
Hoy combina su rol de divulgadora con consultorías para empresas, capacitaciones y charlas sobre economía circular y comunicación ambiental. Se define como antiinfluencer: alguien que usa su alcance para cuestionar el consumo impulsivo y proponer un enfoque más crítico, práctico y accesible para quienes quieren reducir su impacto sin fórmulas perfectas ni discursos moralistas.
¿Por dónde empezar? El primer hábito no es el mismo para todos
Una de las preguntas más frecuentes es cuál debería ser el primer paso hacia una vida más sustentable. La respuesta de Nudelman es tan simple como liberadora: no existe un único punto de partida.

“No hay una respuesta universal”, afirma. “A cada persona le va a resultar más fácil o más difícil algo distinto. El que ama cocinar tal vez arranque por reducir envases en la cocina; el que usa bicicleta puede empezar por la movilidad. Cada uno necesita conocerse y elegir el hábito más fácil”.
Lo mismo pasa con la moda, la movilidad o el reciclaje. “No hay una única respuesta correcta: cada quien necesita identificar sus propias barreras y empezar por lo que le resulte más fácil”, dijo.
La clave es evitar la frustración. “Siempre recomiendo comenzar por lo más sencillo para mantenernos motivados. Hay que buscar las ‘low hanging fruits’, es decir, las manzanas que están más abajo del árbol. Empezar por lo que nos sea más simple, celebrar ese logro y recién ahí avanzar”, explicó. Para Dafna, desde ese primer hábito, ya sea llevar una bolsa reutilizable, dejar de aceptar descartables o planificar compras, se puede construir el resto.
Los micro-cambios que sí funcionan
Así como la influencer recomendó empezar de a poco, aclaró que lo importante es no ponerse excusas y comenzar, no importa qué tan pequeño sea el cambio de hábito mientras aporte un grano de arena. Además, compartió algunas ideas para empezar de a poco sin necesidad de invertir dinero.
Estos son algunos de los cambios perfectos para empezar una vida más consciente y sustentable:

- Revisar los residuos propios para entender qué se genera en mayor cantidad y por dónde conviene empezar. “No podemos mejorar lo que no conocemos. Juntar los reciclables un mes y analizarlos en el piso cambia completamente la perspectiva”.
- Modificar un hábito a la vez para no abrumarse.
- Reducir tóxicos en el hogar con opciones simples más saludables. “Empecé eliminando sustancias químicas tóxicas. Con vinagre, bicarbonato, jabón y alcohol puedo limpiar casi todo y reducir envases, tóxicos y residuos”.
- Aprender a almacenar alimentos para evitar desperdicios, especialmente frutas y verduras.
- Visibilizar lo que hay en la heladera para no olvidarse de los frescos y que no se echen a perder. “Lo más importante es que la comida esté visible. Las cosas que van al fondo del cajón no las consume nadie”.
- Compostar, una práctica que requiere aprendizaje pero que transforma por completo la cantidad de basura generada.
Lo importante, dice, es avanzar sin exigencias irreales: “Cada hábito nuevo requiere una curva de aprendizaje. Va a haber pruebas y errores, pero una vez que se incorpora, queda”.
El mito del cambio individual perfecto
Para Nudelman, uno de los desafíos es correrse de la idea del “consumidor perfecto”. No se trata de no generar impacto sino de comprender cómo nuestras acciones construyen una nueva forma de relacionarnos con el ambiente.
“Los cambios de hábitos no son el objetivo en sí mismos”, explica. “Son excusas para el cambio de conciencia. Si me quedo solo en cambiar la esponja plástica por una vegetal, no estoy entendiendo lo profundo. Lo importante es transformar la mirada, entender nuestro vínculo con la naturaleza y el impacto de nuestras decisiones”.
La perfección, dice, es enemiga del avance. Y la sustentabilidad real solo puede construirse colectivamente: con políticas públicas, empresas responsables y una ciudadanía consciente.
En su rol como comunicadora, Dafna también observa un cambio en el clima social. Si bien nota mayor conciencia que hace diez años, también advierte nuevas resistencias. “Hay más voces negacionistas y eso genera frustración en quienes sí están intentando cambiar”, contó. Para ella, justamente por eso es clave mantener una mirada colectiva, paciente y realista.
En un mundo donde todo parece urgente y, a veces, abrumador, la mirada de Nudelman funciona como un anclaje posible: no hace falta hacerlo perfecto, hace falta empezar. “No podemos resolver todo, pero tampoco podemos quedarnos quietos. Lo importante es avanzar, aunque sea de forma imperfecta”, resumió.















