Estados Unidos estableció las primeras normas para las sustancias químicas en el agua potable
Esta innovadora medida busca proteger la salud pública, reduciendo la presencia de peligrosos químicos en el agua.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) marcó un hito al establecer el primer estándar federal para la calidad del agua potable relacionado con las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, conocidas como PFAS. Estas sustancias, persistentes en el medioambiente y capaces de perdurar durante siglos, fueron vinculadas con diversos riesgos para la salud, como un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, efectos adversos en el sistema inmunológico y el desarrollo de niveles altos de colesterol.
“Todos deberían poder abrir el grifo y estar seguros de que el agua que reciben es segura para beber y libre de contaminantes”, afirmó Brenda Mallory, presidenta del Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca. Esta regulación, establecida por primera vez desde 1996 para un nuevo contaminante, beneficiará a aproximadamente 100 millones de personas al reducir significativamente su exposición a las PFAS a través del agua potable.
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Aunque los PFAS constituyen un grupo considerable de sustancias químicas, la normativa se centra especialmente en seis químicos específicos dentro de esta categoría. Destacan el PFOA, un carcinógeno conocido para los humanos, y el PFOS, considerado probable carcinógeno, con límites establecidos en 4 partes por billón. Otros tres compuestos, PFHxS, PFNA y GenX, tendrán límites de 10 partes por billón. Además, la EPA exigirá que los sistemas de agua midan la presencia de una mezcla de al menos dos de estos cuatro químicos utilizando un índice de peligro, como herramienta para evaluar “el riesgo acumulativo de una mezcla de químicos”, según Melanie Benesh, vicepresidenta de asuntos gubernamentales del Environmental Working Group.
La implementación de esta regulación enfrentará desafíos, especialmente en cuanto a los costos asociados. Robert Powelson, presidente y director ejecutivo de la Asociación Nacional de Compañías de Agua (NAWC), señaló que “los costos de la regulación federal recaerán desproporcionadamente sobre los clientes de agua y aguas residuales”. Sin embargo, la administración Biden ha asignado recursos significativos para abordar esta problemática, con USD 9 mil millones provenientes del paquete de infraestructura bipartidista destinados a mitigar las PFAS en los sistemas de agua, y otros USD 12 mil millones para mejoras en la infraestructura de agua potable.
Entre las opiniones de expertos, Birnbaum expresa una visión pragmática sobre el uso de las PFAS: “Es realmente importante que, a medida que avancemos, comencemos a preguntarnos: ¿Es esto absolutamente esencial?”. A pesar de su utilidad en diversas industrias y aplicaciones consumibles, las PFAS presentan riesgos considerables para la salud y el medio ambiente que no pueden ser ignorados.
El problema de las PFAS en el agua potable es amplio; según estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos, cerca de la mitad del agua del grifo en el país contiene uno o más tipos de PFAS. Además, casi todos los estadounidenses tienen cantidades mensurables de PFAS en la sangre, lo que subraya la relevancia y la urgencia de esta nueva regulación federal.
Con esta acción reguladora, la EPA y la administración Biden demuestran su compromiso con la protección de la salud pública y el medioambiente, enfrentando uno de los desafíos contemporáneos más apremiantes en materia de calidad del agua y seguridad química.